En otro lugar.
Evrie fue a celebrar el cumpleaños de la Sra. Serra.
La Sra. Serra era la protagonista de la noche, vestida con un elegante y apropiado vestido de gala, con una actitud digna y aire distinguido, su rostro bien cuidado la hacía parecer joven y hermosa.
Al ver a Evrie, sus ojos sonrieron con alegría: —Evi, ya que estás aquí, disfruta mucho. Hoy es un día especial y he preparado algo especial para los jóvenes, después será aún más divertido.—
Evrie siguió su humor con una sonrisa: —Entonces parece que seré muy afortunada esta noche.—
La Sra. Serra la llevó a un lado y suspiró.
—Tu situación con Jacinto, él ya me lo contó todo. Si ese chico no puede conquistarte, es su mala suerte, pero debes seguir visitándome seguido.—
La Sra. Serra era muy comprensiva, lo que calentaba el corazón.
Evrie asintió: —Por supuesto que sí.—
—Si aún no estás pensando en casarte, no hay problema en que ese chico sea tu reserva.—
La Sra. Serra sostenía su mano, sin querer rendirse.
Evrie se rió entre lágrimas: —Sra. Serra, eso no está bien, no sería justo para el Sr. Serra.—
—¿Qué tiene de injusto? Si a mí no me importa, ¿por qué debería importarle a él?—
Justo en ese momento, Victoria se acercó con una copa de vino tinto, interrumpiendo su charla.
—Sra. Serra, le brindo a usted. Dejemos que los jóvenes manejen sus asuntos, nosotros como mayores no deberíamos interferir.—
La Sra. Serra replicó: —Tu hijo es mayor que Jacinto y todavía está solo, sin formar una familia ni establecerse, y tú pareces estar muy tranquila al respecto.—
En el pasado, a Victoria no le gustaba escuchar ese tipo de comentarios y se ponía a la defensiva.
Pero hoy, sorprendentemente, se reía con calma y elegancia.
—Encontrar una esposa, bueno, eso también depende de la habilidad de cada uno, prefiero no meterme.—
Las dos continuaron charlando, cada una alabando sutilmente a los demás.
Evrie encontró una excusa para irse y se sentó en un sofá en una esquina para descansar.
La familia Serra había sobresalido en Alnorter en los últimos años y había muchos empresarios en la fiesta.
Algunos reconocieron a Evrie y se acercaron para agregarla a sus contactos, en caso de futuras oportunidades de colaboración.
Después de agregar a la cuarta persona, Evrie sintió una mirada sombría fijándose en ella desde lejos, constante, fría y ligeramente amarga.
Casi sin tener que adivinar, sabía quién era.
Evrie sostenía su copa con una sonrisa y no le prestó atención.
No fue sino hasta que la gente alrededor se dispersó que guardó su teléfono y, al levantar la vista al azar, se encontró con esos ojos oscuros y profundos.
Sus miradas se cruzaron y al siguiente segundo, Evrie desvió la vista.
Durante varios días, él no había dicho nada sobre cancelar la compra del zoológico.
Ella le preguntó específicamente a Valerio sobre la situación del zoológico; Valerio, sin saber nada, maldecía al otro lado del teléfono.
Decía que los animales podrían estresarse al adaptarse a un nuevo ambiente y que en casos graves incluso podrían morir.
En resumen, la mudanza era muy problemática.
Estaba tan enojado que maldecía al desarrollador que estaba detrás de todo esto y decía que si encontrara al instigador, le daría una buena patada.
No pudo evitar avanzar, justo cuando una chica de aspecto inocente y vestida de gala se acercaba, sosteniendo una copa de vino, bloqueando su paso con timidez.
—Señor, ¿puedo ofrecerle una copa de vino?— dijo ella.
Farel bajó la mirada hacia el rostro de la chica.
Ella era pura, atractiva, con rasgos limpios y sin maquillaje, con ojos como dos manantiales que al parpadear en su dirección, transmitían una dulce timidez.
Algo en ella le resultaba extrañamente familiar.
Era muy parecida a Evrie de hace unos años.
Farel la miró fríamente sin aceptar la copa de vino que ella le ofrecía.
—No bebo alcohol.— respondió secamente.
—Por favor, señor.— La chica parecía muy nerviosa, sus nudillos estaban blancos de sujetar la copa y su voz llevaba un dejo de súplica.
—Mi familia me ha obligado, tengo que brindar con usted y conseguir su contacto...—
Los oscuros ojos de Farel se entrecerraron, mostrando impaciencia.
—No soy ningún humanitario, no tengo tanta amabilidad y no sacaré mi espada para defender a alguien en apuros, señorita, por favor, hágase a un lado.—
Ella no esperaba su frialdad.
Mordiéndose el labio y con lágrimas en los ojos, se hizo a un lado en silencio.
Farel, sin desviar la mirada, se dirigió hacia donde estaba Evrie.
Al pasar junto a la chica, ella perdió de repente el equilibrio y cayó directamente en sus brazos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...