Esa tarde después del trabajo, Evrie se tomó la molestia de acompañar a Farel al hospital cercano para que le retiraran los puntos de sutura de su brazo.
La herida de Farel estaba sanando bien, y Evrie solo siguió las instrucciones de Berto de regresar al hospital una semana después para el procedimiento.
Hoy no estaba Blanca en el hospital, sino una jovencita enfermera quien se encargó de la tarea.
Evrie, curiosa, le preguntó— ¿Y Berto? —
La enfermera le respondió— Berto no ha estado en Alnorter últimamente, está en una conferencia fuera de la ciudad. —
¿Fuera de la ciudad?
De repente, Evrie recordó que Blanca también estaba de viaje por trabajo.
No es de extrañar que no hubiera rastro de Berto.
Sin pensarlo mucho, sabía que probablemente estaban juntos de nuevo.
No pudo evitar mirar a Farel— Tu colega se ha esforzado tanto persiguiendo a su amada, ¿y tú no vas a ayudarlo? —
Recordaba que una vez Berto la había ayudado mucho por consideración a Farel.
Farel, de forma imperturbable, le dijo en tono sereno— Deja de jugar a ser la salvadora, burlándote del destino de otros. —
Evrie se quedó sin palabras.
Sentía un breve momento de compasión por Berto.
A veces, Farel podía ser un amigo bastante cruel.
Incluso ella lo había notado.
Pero no se atrevió a decirlo frente a Farel, temiendo su venganza encubierta en la cama.
Poco después, la enfermera terminó de retirarle los puntos y todo salió bien.
Farel se ajustó la manga y abotonó los puños, y junto con Evrie salieron del hospital.
En el ascensor, su mano se posó sobre el hombro de Evrie, su mano caliente y sus dedos se cerraron suavemente, jugueteando de manera traviesa.
Evrie no pudo evitar girar la cabeza para mirarlo.
Sus ojos se encontraron con una mirada intensa y cargada de significado.
Sintió cómo su rostro se calentaba y agarró la mano de Farel que se movía con libertad.
— No te muevas. —
Farel soltó una risa ahogada— Está bien, me moveré en otro lugar. —
Evrie se quedó perpleja.
— La herida ya está cerrada, puedo llevar a cabo mi tarea ahora. —
— ¿Qué tarea? —
— La tarea de moverme. —
Evrie se quedó sin palabras.
De repente, se preocupó de que Farel, con tanta energía, fuera todavía tan voraz cuando alcanzara cuarenta o cincuenta años.
— Haré lo que pueda. —
La promesa de un hombre de hacer lo que pueda era algo que seguramente no cumpliría.
Finalmente, el tiempo se triplicó hasta que sonó el timbre de la puerta y el teléfono de la entrega de comida sonó.
Farel, todavía jadeante, alcanzó su teléfono en la mesita de noche y contestó la llamada.
El repartidor, muy educado, le informó que la comida había llegado.
Farel murmuró un— Mmm —, sin detenerse.
Evrie, con la cara roja, enterró su rostro en el pecho de él, haciendo un esfuerzo por no emitir ningún sonido.
Pero cuanto más intentaba, más juguetón se volvía él.
Hacia el final, él le aplicó un poco más de fuerza y Evrie, sin poder contenerse, mordió su hombro.
Farel colgó el teléfono y la provocó con voz ronca.
— Ya me mordiste aquí, deberías dejar descansar las otras partes. —
— Relájate, si no, esto no terminará. —
El rostro de Evrie se calentó aún más.
¡Qué hombre tan descarado!
Realmente deseaba poder morderlo hasta hacerlo sangrar.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...