Hacía ya varios días que Berto y Blanca no se besaban.
Berto no pudo resistirse y, a pesar de los empujones de ella, la abrazó más fuerte y la besó con más intensidad.
A su alrededor, las vacas y ovejas pastaban perezosamente, el sol calentaba suavemente sobre sus cabezas y una brisa ligera soplaba, moviendo los cabellos de Blanca y zumbando en sus oídos.
Blanca entrecerraba los ojos, chocando con la mirada profunda y cariñosa de Berto.
Una mirada seria y profunda, llena de amor por todos lados.
Como un remolino, succionaba su razón.
Por un segundo, ella se dejó llevar.
Sin siquiera darse cuenta, estaba inclinando la cabeza hacia atrás, rodeando su cintura y respondiendo al beso.
No sabían cuánto tiempo había pasado, pero a lo lejos se escucharon cascos de caballos acercándose.
Estaban cada vez más cerca.
Antes de que Blanca pudiera empujarlo, una voz familiar llegó con un tono burlón.
—¡Ay, parece que llego en mal momento, interrumpiendo su romance!—
Era su primo.
El rostro de Blanca se puso rojo como un tomate y rápidamente se puso la mascarilla, intentando recuperar su imagen.
¡Qué vergüenza!
¡Qué bochorno!
El primo bajó del caballo con una expresión significativa.
—Desde Año Nuevo noté algo raro entre ustedes dos, sabía que eran pareja, besándose como si no hubiera un mañana y aun así lo niegan, pero los pillé.—
Blanca se cubrió los ojos, deseando poder coser la boca de su primo.
Berto, por su parte, estaba encantado y pasó un brazo alrededor de los hombros de Blanca para saludar al primo.
—¡Feliz Año Nuevo, primo!—
—¡Feliz Año Nuevo, cuñado!—
El primo ya había conocido a Berto y hasta habían compartido unas copas, así que se llevaban bastante bien.
—Cuñado—lo llamaba sin vacilar.
A Berto le agradó tanto ese título que sacó su teléfono, abrió su cuenta bancaria y le envió una buena transferencia como regalo al primo.
Siempre fue generoso con su dinero, como si el dinero cayera del cielo.
—Sí lo es.—Berto alzó una ceja sonriendo, desbordante de confianza bajo el sol.
—Mientras yo esté contigo, vivirás como una reina. No importa si otras personas tienen o no, tú lo tendrás todo.—
Blanca se contagió de su entusiasmo.
Un calor cálido se extendió por su corazón, más cálido que el sol sobre su cabeza.
Parecía que en esa llanura, por primera vez, experimentaba la sensación de ser cuidada y favorecida, y era una sensación maravillosamente extraña.
Se mordió el labio, sintiendo calor en sus ojos.
Resulta que estar casada no era tan terrible como había imaginado.
Descubrió que el matrimonio podía estar lleno de emoción y felicidad.
Al parecer ya no lo rechazaba tanto.
Una mano grande se posó en su hombro, y la alta figura de Berto se inclinó hacia ella, con su voz deliberadamente baja en su oído.
—Si no puedo dormir por la noche, ¿podrías hacerme compañía para una siesta al mediodía?—
—Solo un ratito.—
—Por favor...—
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...