Evrie abrió los ojos atontada, con la voz aún ronca.
—¿Qué pasó, te llamaron?—
Farel colgó el celular y, con un gesto tierno, la atrajo hacia sí y apagó la luz.
—No era nadie importante, duérmete.—
La noche se extendía, bajo un cielo claro salpicado de estrellas.
Por un lado, una dulzura tibia y perfumada.
Por el otro, la soledad de una habitación vacía.
...
El amanecer en la pradera llegaba especialmente temprano, y Blanca ya estaba despierta antes de las cinco.
Después de visitar a Zaida y pagar sus gastos del hospital, dejó algo de dinero, cumpliendo así con el propósito de su regreso.
Zaida mostró resistencia. —No necesito tu dinero, solo quiero que te vaya bien.—
Blanca la miró con una sonrisa sombría. —Si no quieres mi dinero, ¿en quién piensas apoyarte, en un hombre?—
En la habitación, solo estaban madre e hija, así que Blanca se atrevió a hablar más libremente.
—Ya estás mayor, te has casado dos veces, ¿todavía crees que los hombres son de fiar?—
Zaida frunció los labios, sin responder.
Se había casado dos veces, siempre servicial y abnegada, la esposa y madre ideal.
Los hombres siempre empiezan halagando, pero terminan acusándola de perder habilidades, de ser una carga inútil y sin valor.
Pero ella no lo veía así.
¿No ha sido siempre así para las mujeres a lo largo de la historia?
Esa es la misión de una mujer.
—Los tiempos han cambiado, las mujeres pueden abrirse camino por sí mismas, vivir bien sin depender de nadie.—
Blanca la arropó bien y dijo con resignación —Bueno, no lo vas a entender, pero lo importante es que te recuperes tranquila, yo estoy aquí para lo que necesites, soy tu apoyo más sólido.—
Zaida tomó su mano, tratando de explicarse en silencio.
—No es tan simple, creo que Berto es muy confiable. Trátalo bien, consiéntalo un poco, sé amable, ¿entiendes?—
Blanca cerró los ojos y asintió con la cabeza.
—Sí, sí, lo tengo claro.—
Después de dejar a Zaida contenta, salió de la habitación y se encontró con una figura alta y esbelta recostada en la puerta.
Berto llevaba un abrigo oscuro, con los brazos cruzados y un rostro limpio y atractivo, destacándose entre los lugareños.
Era un hombre guapo, sin duda alguna.
Al verla salir, levantó una ceja, con una sonrisa en los labios.
—¿Ya terminaron de hablar?—
Blanca asintió.—Sí.—
—Vamos, te invito a desayunar.—
Berto se enderezó y, con una mano sobre su hombro, la guio hacia fuera con afecto.
Blanca echó un vistazo al GPS de su teléfono y al ver el nombre del restaurante, su ceño se frunció.
—¿Gran Arce?— negó con la cabeza de inmediato, —Es demasiado caro, uno se puede gastar todos sus ahorros en una sola comida, ahí solo atrapan a los incautos, mejor vamos a otro lado.—
Berto parpadeó sorprendido.—Investigué y este lugar tiene el mejor desayuno, pedí varios postres, tienes que probarlos.—
Al irse, quedaron en la mesa pequeños pasteles intactos, exquisitos y tentadores.
Tan caros que daban que pensar.
Blanca señaló y dijo: —Empaquen todo esto, no quiero que sobre nada.—
Berto le preguntó: —¿No estabas ya harta de eso?—
Blanca respondió: —A Isabel le encanta lo dulce.—
Cuando iban al colegio, no podían darse esos lujos y siempre envidiaban los pastelitos bonitos de los demás.
Justo iban a empacarlos para regalárselos a Isabel y su hija para que probaran.
Berto alzó una ceja, con un tono un poco envidioso: —Parece que eres más buena con tus amigas que con los hombres.—
Así era con Isabel y también con Evrie.
Las amigas eran su verdadero tesoro, ¿verdad?
Aunque él lo decía, no paró de moverse y llamó al mesero para que ayudara a empacar y poner los postres en cajas.
Luego manejó hacia la casa de Isabel.
Ya conocían el camino, así que esta vez encontraron el lugar fácilmente.
Blanca bajó del carro con el pastel, diciéndole a Berto que la esperara ahí.
Apenas se acercó a la casa rodante de Isabel, escuchó unos gritos de dolor reprimidos, mezclados con súplicas de una mujer.
Esa voz...
Blanca sintió un peso en el corazón y empujó la puerta para entrar.
Lo que vio al otro lado era una escena que no quería haber presenciado jamás.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...