—No va, solo dos veces. — Evrie, con las mejillas encendidas, rechazó la oferta.
—Ocho veces. —
— ¿Qué tal tres? ¿Tres veces está bien?— Evrie ya estaba desesperada.
—Diez veces. — Farel sin expresión en su rostro.
Los ojos de Evrie se abrieron de par en par, y rápidamente intentó llegar a un acuerdo—Seis, acepta seis y tenemos un trato. —
Farel finalmente se mostró satisfecho, abrió ambas manos y lentamente soltó las que tenía presionadas contra la almohada.
Evrie, tras conseguir su libertad, movió las muñecas sintiendo alivio y en su interior maldijo a Farel decenas de veces.
Recordando las condiciones locas que había aceptado, su cara se sonrojó involuntariamente y sus labios también se entumecieron un poco.
— ¿Por qué no te has ido aún?— Ella miró a Farel, que seguía inmóvil, y no pudo evitar echarlo.
—Estoy de guardia. —
¿Otra vez de guardia?
Evrie no entendía el sistema de turnos de los médicos, asomó la cabeza para mirar las luces del pasillo y con voz baja intentó convencerlo.
—Eres un doctor, no parece bien que te quedes todo el tiempo en la habitación de tu paciente, las enfermeras vienen a hacer revisiones periódicas, Dr. Farel, ¿no crees que ya es hora de irte?—
Farel bajó la cabeza, rozando la punta de su nariz con la de ella, y su aliento intenso la envolvió al instante.
—Dame un poco de cariño y me voy. —
A regañadientes, Evrie apartó la cara—No quiero, ya acordamos las condiciones, no puedes echar para atrás lo dicho. —
Al escucharla, Farel encendió de un golpe el interruptor, y la luz de la lámpara de la cabecera se iluminó de inmediato.
Evrie se sobresaltó con esa maniobra.
— ¡¿Qué estás haciendo?!—
Farel señaló los ligeros tonos azulados debajo de sus ojos y adoptó una expresión de sacrificio.
—Llevo dos días y dos noches sin parar, por tu culpa todavía no he descansado, y encima debo favores y he perdido mi reputación, y ahora tú me rechazas, Evrie, ten un poco de compasión. —
Evrie—……—
Levantó la vista, y bajo la luz tenue, pudo ver un leve círculo oscuro bajo sus ojos, y su mirada no era tan vivaz como siempre, se notaba el cansancio.
Era un cansancio visible a simple vista.
El corazón de Evrie se ablandó un poco, se mordió los labios y apagó la luz, luego en la oscuridad agarró el cuello de su bata blanca y lo jaló hacia abajo, sus labios frescos se posaron sobre los de él.
Fue solo un instante, como el roce de una libélula sobre el agua.
— ¿Está bien así?—
Preguntó ella con los ojos entrecerrados, agradecida de que esto sucediera en la oscuridad, donde él no podía ver el sonrojo en sus mejillas.
El aroma de la mujer se quedó flotando en sus labios, persistente e ineludible.
Farel sonrió sin querer, tomó el expediente médico de la cabecera de la cama, luego se fue.
Leandro sonrió, su mirada se posó en Evrie—Eso es porque tienes estudiantes por doquier, y yo solo tengo esta pequeña aprendiz, naturalmente debo prestarle más atención. —
—Recuerdo que el año pasado también tenías una aprendiz, llamada Natalia Rivera. — Farel desenmascaró la situación sin cambiar su expresión.
¡Ese nombre le sonaba!
Las orejas de Evrie se levantaron inconscientemente.
Natalia Rivera era su compañera de universidad, la estrella de la arquitectura de la generación anterior, ¡y resulta que realmente era la discípula de Leandro!
—Ella ya se graduó, no tengo que preocuparme por nada. Ahora todo mi corazón está puesto en Evi. Si la guío bien, quien sabe, quizás termine superándome. —
Leandro sonrió despreocupadamente, su mirada se desvió hacia el expediente médico que Farel sostenía en sus manos, cambiando el tema.
—A propósito, ¿cómo va la recuperación de Evrie? Además de estos calditos suaves, ¿podría tomar algo más sustancioso como caldo de pollo o de pescado, o algo con más nutrientes? Sus comidas son demasiado insípidas, no va a poder aguantar así por mucho tiempo. —
—Cuando te las arreglas para beber licor parece aguantarlo bastante bien. —Farel replicó con un tono burlón.
—…—
Leandro, sin argumentos, cerró la boca.
Evrie bajó la cabeza en silencio, sin atreverse a mirarlo de nuevo.
Últimamente él estaba un poco extraño, cada vez que se encontraba con Leandro se volvía sarcástico, como si hubiera perdido el juicio.
Mientras pensaba en esto, la voz clara de Farel cayó sobre ella desde arriba.
—Levanta la manta, sube tu camisa. —
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...