Romance Prohibido romance Capítulo 27

Hunter pasó los brazos y la abrazó pegándola nuevamente a su cuerpo. Puso un beso en su cabeza mientras se quedaron en silencio y miraban a la nada.

Las palabras de Ellie de cierta forma le habían trastocado un poco: “Hasta que la vida decida que debamos tomar nuestro propio rumbo.”.

No deseaba tener un compromiso con alguien, no planeaba tener un futuro, ni casarse ni tener una familia. Pero ahora que lo pensaba y meditaba en la oración que Elizabeth había lanzado, le preocupaba el hecho de que en algún momento de su vida ellos tomaran un rumbo, en donde no se vieran más.

Estaba deseoso de sacar a Ellie de toda la montaña de problemas en la que se encontraba. Ahora que la tenía en sus brazos quería quedarse con ella sin preguntarse lo que tenía que hacer o donde debía ir. Pero debía recordarse que, como lo dijo Elizabeth, nadie debía esperar nada de él. Él no quería amar, no quería entregarle la vida a alguna persona para que tuviese derechos de joderse en sus sentimientos.

Sentirse atraído y desear a una persona era muy diferente a amar. Y ambos estaban claros que ellos se deseaban, y él lo hacía con una locura, que sencillamente no podía explicar. Así que sí, debía recordárselo. Sacaría a Ellie de todo este mal entorno, viviría todo lo que ellos se permitieran vivir y luego… ellos buscarían su camino.

Así sería.

—¿Te has enamorado alguna vez? —la pregunta de Ellie lo sacó rápidamente de sus pensamientos y su cuerpo se tensó.

—No.

Su respuesta rápida sorprendió a la chica. Ella se levantó un poco, con muchas dudas en su boca, pero antes de que pudiera sacar alguna palabra, Hunter se apresuró y volvió a besarla como si la vida fuese a terminar en cualquier segundo.

Ellie aceptó el beso con aprensión, esta vez no era suave ni dulce, Dereck estaba ansioso y un poco rudo en su forma de buscar el tacto. Y cuando Ellie pensó que no podía soportar más con todas sus emociones palpitantes, Hunter despegó su boca y luego le corrió el cabello, para tomar el lóbulo de su oreja con sus dientes mientras susurró.

—Te deseo, Ellie…

La liviandad en el cuerpo de la chica fue tan extrema, que se apoyó de inmediato en su hombro colocando la barbilla y aspirando el aroma del hombre.

—Creo… creo que yo también…

Hunter despegó su tacto y sonrió para ella mientras frunció el ceño.

—¿Crees? —lanzó la pregunta confundido.

—Ammm, hay algunas cosas que te iré contando, solo, dame tiempo. ¿Está bien?

—Todo el que quieras, puedes tomar todo de mí…

Ellie sonrió con sinceridad, y luego volvió a unir su boca queriéndose perder para siempre.

No supo cómo, pero Dereck ordenó comida y algunos dulces para ellos. Hablaron mayormente de los viajes que hacía durante el año y algunos países que había visitado. El dinamismo del hombre hacía que entrara en ella una frescura que la hacía sentir liviana, allí estaban ellos hablando de trivialidades, del trabajo y de cosas generales de su vida, para terminar con los sueños que nunca pudieron cumplir.

Hunter mencionó varias veces a Carter; la chica supo que Dereck era muy cercano a él y que literalmente lo veía como un hermano. Habló un poco de sus padres y de lo lejos que estaban ahora por su trabajo. Ellie también dejó salir a flote un poco sus sueños, y comentó a Hunter en como amaba a sus hermanos menores.

Hizo muchos comentarios positivos acerca de su madre, Helena, pero cuando llegó al tema de su padre, su estado de ánimo volvió a decaer.

No podía dejar de pensar en todo el asunto del fraude, y supo a donde debía dirigirse en cuanto terminara este momento que no quería que tuviera un fin.

Dereck se levantó cuando miró su reloj y le asomó las dos manos a Ellie para que se sostuviera de él.

—Aunque no quiera dejarte ir de aquí… —le susurró cerca del oído—, Debemos irnos.

—¿Puedes dejarme en la empresa? Le avisaré a Tom que me busque, debo atender un asunto con mi padre.

El hombre asintió.

—¿Está todo bien?, he notado que te tensa un poco su tema.

Ella lo miró directo a los ojos y luego asintió.

—No es nada, solo debo resolverlo.

Salieron de la casa y Ellie dio una última vista hacia su alrededor para despedirse de un momento que jamás olvidaría, para luego caer en cuenta que hoy era viernes y que no vería a Dereck en todo el fin de semana.

¿Él estaría pensando lo mismo?, se preguntó mientras el auto andaba en silencio.

Y cuando estacionaron en el sótano del edificio, vio como Hunter apagó el motor y se giró hacia ella.

—¿Puedes hacer un plan con tus supuestas amigas? —Ellie frunció el ceño.

—¿Un plan?

—Sí —Dereck sonrió—. Vas a encontrarte con ellas, estarás unos 10 o 5 minutos y luego te buscaré.

Ellie abrió los ojos emocionados.

—¿Qué? ¿Estás loco?

—Mucho. Ahora sal del auto y vete antes de que no te deje ir.

Ella negó varias veces y con la mano sana y temblorosa, abrió la manilla del auto. Pero en un segundo ella fue halada, y Dereck tomó su boca dando besos interrumpidos una y otra vez.

—Esta boca es mía ahora…

—No puedo obligarla, sé cómo es mi hija, ella no hará nada que sea ilegal… —Su corazón se sintió sereno cuando escuchó a su padre defenderla.

Y cuando fue a tomar el pomo, una oración impidió que ella continuara caminando.

—Entonces haremos que firme los documentos, tal y como le has hecho legalizar asuntos en un pasado, sin que ella conozca su contenido…

***

Hunter entró a su suite en el hotel y dejó caer las llaves sobre una mesa que encontró en la entrada. Desabrochó su corbata y fue directamente a la ducha, porque necesitaba que el agua enfriara su cuerpo.

Sentía el pulso palpitar en la sien, y después que se desnudó por completo, abrió la llave sin colocar calefacción para que el agua descendiera por su cuerpo ardiendo.

Colocó la frente en una baldosa a la vez que su cuerpo se acostumbraba a la temperatura. ¿Qué estás haciendo? ¿Qué mierdas estás haciendo?, se preguntó varias veces mientras los recuerdos golpeaban su mente.

“No… no es mi culpa. No pude evitarlo Der”

Ellie será igual, ella solo te necesita, y luego hará lo mismo. No seas idiota huye de aquí. Su respiración se agitó mucho por el rumbo de sus pensamientos. Detestaba pensar en ello una y otra vez, le jodía tener que enfrentar siempre el mismo recuerdo.

Hunter no supo cuánto tiempo estuvo perdido entre pensamiento y pensamiento. Pero cuando un escalofrío recorrió su cuerpo, terminó de ducharse y salió del baño.

Comprar esa casa aquí en Memphis no estaría mal, podía venir las veces que quisiera, eso, además de estar seguro a donde llegar. Sería una propiedad más para él. Así que no le vendría mal adquirirla.

Después de que se puso una sudadera y una franela negra, se sirvió un vaso de whisky y abrió la puerta corrediza del balcón. Memphis era una bonita ciudad, pero por supuesto no la podía compararla con la inmensidad de Washington, o a lo que estaba acostumbrado.

No le molestaba el estrés ni las rutinas. No era un hombre de tranquilidad, y para ser sincero, le gustaba el ajetreo del día a día.

Pero cuando pensaba en Elizabeth, ella solo podía asomarle esas cosas; tranquilidad, y paz. Y al mismo tiempo cuando alzaba los ojos sobre él, colocaba patas arriba toda su modestia. Aceleraba su pulso, lo excitaba vez tras vez, y lo que menos le gustaba, le hacía recordar lo que él no quería.

No quería confiar en nadie, aunque sabía que Ellie no era ese tipo de mujer. Sin embargo, no iba a quebrantar su propia ley, él no confiaba en ninguna mujer y punto, no podía dar todo de él a nadie. No podía hacerlo.

De un momento a otro su boca se ladeó hacia un lado, cuando imaginó a Ellie debajo de su cuerpo agitado. Si ella supiera verdaderamente cómo se la imaginaba, huiría de él lo antes posible, y lo que más fascinación le daba sobre ella, es que, aunque ella ya tenía un matrimonio encima, parecía que tenía más inocencia que diez mujeres juntas.

Solo en este momento se dio cuenta, de que quería saber si ella seguía compartiendo intimidad con su marido, y el hecho de que la respuesta sea sí, hizo que una poderosa irritación se apoderara de su alma.

No quería que lo hiciera, no quería que durmieran en la misma cama, incluso no quería la respiración de otro hombre encima de ella.

Fue a tomar un trago de su bebida, pero el vaso ya estaba vacío. Entonces se levantó y cuando fue a tomar la botella, el sonido de la puerta le dejó claro que Carter había llegado…

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