Romance Prohibido romance Capítulo 38

Después de que Elizabeth se cercioró de dejar todo en su lugar, tomó las hojas que había copiado y cerró la puerta, mientras se secaba las lágrimas con el dorso de su mano. Buscó sus cosas en el sofá y luego decidió salir en definitiva de la casa de sus padres.

Sus pasos eran lentos. Sentía kilos de peso en cada pierna al ir en dirección de la camioneta, donde Tom la esperaba, y para decir verdad, no sabía a donde ir ahora.

De forma silenciosa entró al auto y le ordenó a Tom volver a su casa. Era la única parte donde podía leer todo con calma, además porque estaba segura de que Michael no iría en todo el día, y porque necesitaba resguardar esos documentos, donde solo ella supiera su paradero.

Una vez que llegó, fue de inmediato a la habitación y pasó el cerrojo de su puerta, mientras dejó que todas sus cosas cayeran al suelo. Abrió un poco la ventana para que el aire corriera y de forma suave se sentó en su cama para comenzar a leer, hoja por hoja.

Cheques, sumas exorbitantes, todas procedentes de un solo proveedor, y mientras su ceño se profundizaba, fue en busca de su laptop y la encendió, para comprobar aquellas empresas que se nombraban en algunos asuntos.

Mientras la portátil actualizaba, ella pudo leer algunas cosas más, pero lo que más le estaba dejando impactada, es que muchas cartas eran provenientes de la aseguradora, con la que ellos habían trabajado durante años.

Cargas exitosas y número de ellas, cantidades de repartos, pero, lo más desgarrador, es que esas cargas no eran de su empresa, nada pertenecía a .. Ellie pasó los papeles uno a uno, allí detallaban los hurtos satisfactorios y exitosos de muchas empresas que ella escuchó habían quebrado, y que conocía la mayoría de sus propietarios.

Sus labios temblaron cuando en un documento pudo observar que alguien le detallaba a su padre, cuáles compañías continuaban en el hurto y entre esas se encontraba la de ellos.

Colocó todas las hojas encima de la mesa, y tecleó rápidamente el nombre que había en los cheques, y por más que hizo varias búsquedas de internet, parecía que nada de ellos aparecía en el sistema. Elizabeth pasó su mano por la frente, mientras los sollozos amenazaban con matarla, y por un momento, su sistema se paralizó recordando, que ella tenía la contraseña del correo de su padre.

Sin esperar un segundo más, tecleó el correo, puso la contraseña y vio como la página se cargaba para ella. Su corazón estaba latiendo en su garganta y en sus ojos adoloridos, pero en el instante apretó sus dientes tratando de mantener el control, para poder soportar el momento.

Abrió la bandeja de entrada, y en el instante que hizo clip, vio que había una carpeta más abajo después de Correo no deseado, donde decía, “importante”.

Después de llegar a ese punto, y entrar en la carpeta, un centenar de correos se abrieron para ella, de un contacto que decía “Gurul”, y no dudó en entrar en el último de ellos, que era el correo más reciente.

“El cargamento hacia New York, Los ángeles, y Washington, fue detenido con éxito, la aseguradora fue anunciada, y es importante que informe su defalco y se declare en quiebra para no levantar la sospecha. Tenemos algunos ojos encima, y muchas empresas aliadas realizando las demandas. Se ha despertado el interés de la policía nacional, así que despistaremos por unos meses, y le enviaremos el dato del nuevo cargamento, en una llamada como solemos hacerlo.

Señor, Jarod, con nosotros siempre obtendrá las mejores ganancias, y espero que los próximos cargamentos sean un éxito como lo ha sido todos estos años.

Anexamos su cheque digital, comuníquese con el señor Benjamín Hansen, para que hagan el retiro en efectivo respectivo.

Les saluda, nuestro grupo, Gurul…”

Ellie llevó las manos a su boca mientras todo su rostro se contrajo. Esto no podía ser cierto, era imposible que su gran hombre, la figura ejemplar por la que tanto suspiró en la vida, le estuviese haciendo esto.

Comenzó a pasar los papeles que había en la mesa, porque necesitaba saber quiénes estaban involucrados en este asunto. Quería saber si además de su padre y su suegro, también Michael sabía de esto. Pero por más que buscó, en ninguna parte figuraba él.

Solo aparecían, tanto en los correos como en las copias que había hecho, a Benjamín y a Jarod, y era imposible que ella misma le preguntara a Michael sobre este asunto, porque ni siquiera sabía si él tenía que ver en esto o no.

Entonces podría joderse en ella misma si hablaba directamente con él.

¿Cómo pudo su padre involucrarse en todo esto? ¿Cómo le había mentido a su propia familia sobre sus ganancias? ¿Cómo era posible que estuviera dentro de esta mafia por años? ¡Él podía ir preso de por vida por este acto! ¿Acaso no había pensado en eso?

Ellie quería gritar de la impotencia, quería llorar hasta cansarse. ¿En qué momento dejaría la vida de sorprenderla con estas noticias? ¿Cómo iba a poder vivir a partir de ahora, sabiendo sobre esta gran verdad?

La chica solo pudo soltar sus sollozos mientras unió sus manos al rostro para soltar todo el llanto que estaba arremolinado en su pecho. Su padre definitivamente estaba metido en problemas, y si esto se descubría, su familia quedaría totalmente arruinada.

Su Familia… Lo único importante que tenía, lo único valioso que le quedaba.

Unos minutos después de que drenó toda su angustia. Ellie comenzó a leer los correos. Se había tomado el tiempo, definitivamente Jarod tenía años estafando a las empresas, no sabía muy bien a fondo cuál era la forma de hurto de esta gente. Pero por lo que había leído, se dedicaban a robar toda la mercancía terrestre y marítima que iba a las ciudades principales.

Entre lo que robaban, se encontraban alimentos, artículos de limpieza y artículos para el hogar. Ellie unió las piezas en todo lo que había leído y lo que hacían, prácticamente revendían los productos, los empacaban bajó otros sellos y los distribuían a otros sectores de comercialización de manera ilegal. Por supuesto, su Padre y Benjamín eran socios oficiales de este negocio, y además de colocar en riesgo su propia empresa, facilitaban información confidencial de compañías, en donde se establecieron alianzas empresariales.

En ningún documento o alguna parte, Ellie encontró algo donde involucrara directamente a Michael, entonces supo, que él era el que menos debía enterarse de este asunto.

Aunque ni siquiera sabía qué iba a hacer, no sabía que pensar, ni a donde recurrir. Lo peor de este asunto, es que ahora el mismo Dereck estaba ligado a su padre, y estaba completamente segura, de que en algún punto él saldría perjudicado por involucrarse con una persona… corrupta.

El móvil de Ellie sonó por toda su habitación haciendo que ella pegara un salto. Había olvidado el tiempo, y se había olvidado de ella misma. Reunió todos los papeles y los amontonó mientras sus manos temblaban.

Caminó rápido y contestó la llamada sin saber aun, qué podía hacer después de saber sobre toda la mierda que iba a terminar matándola.

—¿Ellie? —La voz de Dereck se esparció por todo su cuerpo.

Ella se sentó en la cama y luego se dejó ir, cayendo boca arriba y mirando a su techo.

—¿Qué pasó? —le preguntó mientras veía en su mirada una agonía.

—Todo pasa, Dereck, todos los días pasa algo, y estoy harta de eso…

—Ellie… —Hunter susurró, pero vio como ella negó tomando su rostro con afán.

—Quiero estar contigo… necesito olvidar mi vida en tus brazos, por favor…

Hunter frunció el ceño, por un momento se estaba enojando sin saber que ocurría, para que Ellie estuviera en esa condición, entonces apartó el tacto de su piel y luego dio dos pasos atrás, sin quitarle la mirada de encima.

—No funciona así, debo saber qué pasa, ¿Ese maldito te hizo algo de nuevo?

Ellie bajó la mirada. En este momento todos la rompían, no había diferencia de las personas que amó, y que pensó la amaban. No sabía diferenciar quien le hacía más daño. Entonces levantando la mirada de nuevo, comenzó a quitarse la chaqueta, y a quedarse con su blusa de tiras que tenía debajo.

Las marcas en su piel eran muy evidentes, ella supo que la respiración de Hunter se cortó, y que el tono de su rostro era pálido cuando en pocos pasos llegó hasta su lugar.

—No las mires… —Ellie le pidió mientras llevó sus manos temblorosas al dobladillo de la camisa de Dereck, y se la sacó con cuidado, desabotonando uno a uno sus botones hasta que llegó a su cuello.

—No podrás detenerme esta vez… —los labios de Dereck temblaron en ira. Ella podía ver la furia en sus ojos, y sus pupilas dilatadas.

En silencio la chica quitó su camisa, y esta cayó al suelo. Y por un momento supo que, en esta oportunidad, y por primera vez en su vida ella quería tomar la iniciativa, y aplacar la ira del hombre que estaba necesitando como nunca.

Sus manos se deslizaron por su pecho desnudo, y arrastró sus dedos hasta su hebilla, para luego bajar y apretar su bragueta. Las manos de Dereck tomaron las suyas, y ella evidenció que su mandíbula estaba muy apretada.

—No lo quiero de esta manera, Ellie —sus palabras eran encogidas—. Tengo mucha rabia, y sabes que lo que más deseo, es matarlo con mis propias manos ahora. Si no lo hago hoy, lo haré mañana. Pero te juro que nunca se olvidará de ninguna de tus marcas, haré que lo recuerde todos los días.

Ellie asintió y luego llevó su boca al pecho del hombre, dejando besos húmedos que lo estremecieron, y en varios pasos, ella lo fue empujando hasta el sofá y luego dio un pequeño empujón para que ambos cayeran en él, y ella quedara encima de su cuerpo.

—También tengo mucha rabia… —susurró la chica contra su cuello, y luego viajó hacia el lóbulo de su oreja para morderla suavemente—. Pero prefiero descargar mi cuerpo en ti, que ir a enfrentar al mundo ahora, Dereck…

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