Romance Prohibido romance Capítulo 45

Los ojos de Elizabeth no dejaban de parpadear, mientras su boca se acostumbraba a la forma en como su aire pasaba precipitado por su garganta. Desde hace unos minutos estuvo lista. Pero no sabía en qué momento iba a poder dar un paso fuera, donde Dereck la esperaba.

Un vestido negro que llegaba hasta la mitad de sus muslos, se ceñía en su cuerpo. Eso, aunado a que una abertura mediana rasgaba su pierna y lo hacía parecer algo… fuera de lo que ella se pondría.

Negó varias veces sin entender Cómo su cuerpo se había transformado con ese vestido, que descubrió hace una hora tendido en su cama, con una nota de Dereck que decía: “Hoy no te vestirás para nadie, sino para ti misma”

Y después de que los nervios se la comieron al ver la prenda, consiguió debajo de la misma, un juego de ropa íntima de encaje que estaba perfectamente acomodada con otra nota, que solo tenía una carita feliz.

El solo deslizar cada prenda en su cuerpo, había hecho que sus entrañas se encendieran, y desistiera de ir a alguna parte que no fuera estar sino en los brazos de Hunter. Pero estaba empezando a entender que el juego pasional no iniciaba en una cama, o a la hora de relacionarse íntimamente con alguien.

Dereck le estaba enseñando que el sexo se iniciaba desde una mirada en el día a día, desde una palabra, y desde una acción como esta, sin siquiera haber tocado un solo centímetro de ella.

Ahora mismo reía como una tonta mientras pasaba sus manos por el cabello totalmente liso, y se acostumbraba a sus sandalias de punta, más altas de lo que solía llevar alguna vez.

Escuchó como los toques en la puerta fueron suaves, y luego esa voz que hizo que la electricidad volviera a recorrerla.

—Voy a entrar… —Ellie se giró colocándose erguida, y evidenció como los ojos de Dereck brillaron, a la vez que apretaba su mandíbula, dándole un perfil perfecto.

—¿Cómo me veo? —preguntó con una sonrisa llena de inocencia.

Hunter soltó una risa cínica.

—¿Estás segura de que quieres escuchar lo que realmente pienso ahora?

—Quiero escucharlo…

Dereck llevó su mirada recorriendo lentamente desde los pies, hasta que se posicionó en los labios que estaban presionados por sus propios dientes. Ella esperaba una respuesta de él. Pero sabía que su respuesta era muy evidente en su rostro.

—Lo primero que pienso, es que no quisiera llevarte a ninguna parte después de verte, —dijo acercándose lentamente con la sonrisa ladeada, y el hecho erizó la piel de Elizabeth—. Lo segundo, ¿Por qué te regalé ese vestido para salir exactamente a un club nocturno? —él escuchó como ella soltó una carcajada y echó la cabeza hacia atrás, entonces rápidamente aprovechó, rodeó su cuerpo que encajaba perfectamente en sus brazos, y llevó la nariz a su cuello. Quería quedarse aquí y en este lugar eternamente. Ella olía a gloria, y eso lo desquiciaba.

Después de que aspiró su aroma natural, mezclado con el perfume preferido de Ellie, no pudo reprimir el dar un beso húmedo en la parte de la garganta donde se movía el trago. Ellie puso sus dos manos en sus brazos y lo apretó como si estuviese reprimiendo la intensidad que la invadió.

—¿Hay un tercero? —preguntó ella en un gemido.

—Hay un tercero… —Respondió Dereck haciéndole saber que su erección estaba matándolo. Entonces tomó el rostro de Elizabeth con sus dos manos, e hizo que lo mirara detenidamente—. Lo tercero… es que ahora sé que eres la mujer más hermosa de todo este mundo, para mí.

Lo último que tenía de cordura y estabilidad en su vida, fue quebrado por esas palabras. Ellie sabía que ella ya no tenía retorno, que no podía ser la misma después de esto, y que definitivamente su corazón estaba atado de por vida a este sentimiento que le inyectaba vida, a pesar de las circunstancias.

Hizo un esfuerzo sobrehumano, porque ahora mismo el latido de su pecho era tan fuerte que si abría la boca, estaba segura de que su voz tambalearía.

Parpadeó varias veces para no dejar salir las lágrimas que sus ojos estaban a punto de expulsar, y carraspeó mientras desvió su mirada. Este era su único escudo, porque a pesar de que moría por confesar en como ella se sentía, no quería comprometerlo a algo que ambos dejaron claro en un principio.

Como pudo se las arregló, y sonrió para él.

—Y te juro que eres el hombre más… maravilloso, y más apuesto que he conocido.

Ella escuchó como él se rio.

—Pasaré ese cumplido algo comprometido, como una respuesta rápida de tu halago… —A Elizabeth le daba miedo lo mucho que la conocía.

Y antes de que cometiera otro error, y aunque tampoco quería salir de aquí, se apresuró por cambiar el tema.

—Entonces, ¿Cuál es nuestro próximo destino?

Hunter puso el rostro serio y luego asintió tomándole la mano y comenzando a caminar con ella, explicándole la ruta, y dándole una idea a donde irían esta noche. Aunque un poco desconcertado por el cambio repentino de Ellie.

Esta era la segunda noche de Ellie en la ciudad, y sentía que había vivido mil años solo en el transcurso de esas horas. La chica recordó en cómo después de que terminaron el almuerzo con Carter, Dereck había tomado un auto y la había llevado a varios sitios históricos de Washington, explicándole como todo un profesional la historia del lugar, y dándole a probar algunas cosas típicas que se consumían en la ciudad.

Todo era como si sus padres le hubiesen dado un viaje de vacaciones, y ella hubiese encontrado al hombre de sus sueños en el avión. La situación era tan irreal que, al recordar un poco su verdad, las venas se le enfriaban por el miedo que le daba dejar todo esto.

El auto donde iban se detuvo, y Ellie vio como Dereck colocaba el freno de mano indicándole que esperara a que le abriera la puerta. El hombre le entregó las llaves a un encargado que caminó hacia ellos, y luego su puerta fue abierta.

Un abrigo fue puesto en sus hombros, y el olor le indicó de inmediato que se trataba de la chaqueta del traje de Dereck.

El brazo de Hunter rodeó su cintura y en silencio caminaron hacia la entrada del club, que para Ellie no era el sitio que tenía en su imaginación.

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