Sentado en su auto, y viendo como Elizabeth se montaba en otro con su marido, Dereck apretó el volante hasta que sus nudillos se pusieron blancos. El auto que estaba delante de él aceleró y se perdió de su vista, y solo pudo recostar su cabeza en el asiento, tratando de respirar y deshacer esa agonía que no lo estaba dejando vivir.
Esto parecía una película de terror. No entendía cómo podía estar envuelto en este asunto de nuevo, no sabía cómo estaba aquí por el mismo hecho de confiar ciegamente en una persona que desde el principio había desarmado sus defensas. Aún no podía creer que esto fuera real, y que la mujer con la que había expuesto su parte más vulnerable, se hubiese jodido en él de esta forma.
Después de que su garganta recibió un pinchazo ante las intensas ganas que quería de gritar, encendió el auto y se fue a toda la velocidad que pudo, a esa maldita casa, que lo único que haría, era recordarle a ella.
Después de varios minutos, y ya que había ido a una velocidad elevada, estacionó su auto frente a su casa bajándose de mala gana, y evidenciando que otro auto también estaba aparcado. Esperaba que Carter estuviera aquí, y esperaba que no estuviera con alguien más.
Cuando llegó a la sala, evidentemente su amigo estaba sentado en calzoncillos, con una caja de pizza y cervezas, haciendo ver el lugar desordenado.
—Qué bueno que llegaste, acabo de comenzar a comer…
Hunter dejó caer las llaves y su móvil al lado del sofá y luego se sentó de golpe mirando fijamente a su amigo.
—Carter… necesitamos agilizar todo aquí. Quiero irme lo más pronto posible —las palabras bajas y desanimadas de Dereck, hicieron que Carter se frenara en seguir con lo que estaba haciendo y colocando la comida en la mesa, llevó los ojos a su frente, evidenciando que algo estaba muy mal.
—Por lo que revisé todo va muy bien. ¿A qué te refieres con agilizar?
—Busca a alguien para que venga. Trabajará con nosotros una semana máxima para que se acostumbre a lo que estamos haciendo y se instale aquí en Memphis. Luego de eso nos iremos… o al menos yo.
En todo el tiempo que Hunter pronunció su discurso, no miró a Carter y esto lo estaba desconcertando.
—¿Hay algún problema? —preguntó Carter tomando la situación preocupante.
En ese momento, Dereck levantó la mirada y no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran.
—Sí. El problema es que nunca aprendí la lección Carter. El problema es que se jodieron en mí de nuevo. Y el peor problema, es que esto duele como el infierno.
El rostro de su amigo palideció y sus ojos se abrieron mucho, cuando vio que Dereck trató de refrenar las lágrimas con gran esfuerzo, pero no pudo evitarlas. Su mandíbula se apretó mientras llevó los dedos a los ojos para restregárselos, queriendo quitar esa sensación que ni siquiera lo dejaba respirar.
—¿Qué pasó? —él escuchó que Carter preguntó con sigilo. Pero si no se descargaba ahora sentía que iba a morirse hoy mismo.
—Ni yo mismo lo sé, no sé qué pasó. Ella me pidió un tiempo para hablar con su familia, y buscar algo importante que dejó en esa casa. La estaba esperando en la oficina, y cuando llegó…
—Estaba con Hansen —Carter terminó por decir mientras Dereck asintió—. ¿Ella volvió con él?
Su pregunta era incrédula, pero el argumento de Elizabeth fue tan certero que sus dudas y paranoia habían caído en cero.
—Me dijo que iba a arreglar su matrimonio, y que esta no era la primera vez que lo había intentado con… un hombre… —se levantó después de ello y aflojó su corbata para caminar hasta la cocina.
Carter miró la caja de pizza y supo que su apetito había desaparecido, y también sabía que era una pérdida de tiempo ofrecerle a Dereck en el estado que se encontraba. Y para decir verdad, las lágrimas que había visto en sus mejillas le indicaban que esto le estaba doliendo más que a nada en su vida. Recordó la reacción cuando descubrió lo de Karen; él estaba furioso, pero jamás vio una lágrima, o un rostro de dolor como lo estaba viendo ahora y de cierta forma, lo asustó mucho.
Caminó en la misma dirección y se detuvo cuando observó que Hunter estaba tomando varios tragos al mismo tiempo.
—Con calma… —le advirtió, pero Dereck dejó el vaso a un lado y siguió bebiendo del pico de la botella.
—Yo… necesito… amortiguar… esto… —y luego de que dio un último trago, puso toda su fuerza empuñando la botella, y con toda la furia la estrelló contra la pared.
El estruendo de los vidrios y el sonido hicieron que su aliento saliera completo, entonces sintiendo la mano de Carter en su hombro, se giró para conseguir un vaso llenó de licor, por una botella nueva, que su amigo tenía en su mano.
***
El sonido de la alarma resonó en su habitación, y no fue difícil levantar la mano para apagarla. Estaba despierta desde hace horas, o había dormido durante periodos de tiempo muy cortos.
Con todo el esfuerzo, se sentó en la cama para luego llevar las rodillas a su pecho y recostó su cabeza mientras reprimía sus ojos. Ya habían pasado varios días desde que se metió en este disfraz de nuevo, y no sabía cuánto tiempo más podía soportarlo.
Un aliento cansado salió de su boca, eran las seis de la mañana, pero lo que menos quería era ir a alistarse para fingir de nuevo, para trabajar, y sobre todo para llegar a la planta donde pasaba la mayor parte de su vida y que infligía dolor a su misma alma.
Esto se había convertido en un infierno que vivía en carne viva. Y solo rogaba porque las cosas se agilizarán y Dereck terminara por irse. Porque ya no aguantaba más.
No soportaba su mirada fría, su trato impersonal. Usaba el mismo escudo de siempre, se quedaba acompañado con Carter para no tener que estar en una misma oficina a solas, y eso contando a que literalmente ya no estaban en la misma.
—¿Claire? —preguntó antes de que la chica saliera.
—¿Sí?
—Puedo preguntar ¿por qué estás siendo tan formal conmigo? —las mejillas de la chica se colocaron rojas, y dando una ojeada hacia la oficina de Dereck, la miró de nuevo apenada.
—El señor Hunter me corrigió por llamarla, señorita Elizabeth, no sabía que usted estaba casada, y le pido disculpas.
El pecho de Ellie se hundió más y luego asintió hacia ella.
—No te preocupes… arreglaré… unas cosas aquí para ir allá, ¿de acuerdo?
Claire asintió pasándole un gesto comprensible y luego salió de su oficina, quizás para llevarle el recado a su jefe.
Después de unos minutos en que recolectara todo lo que necesitaba y de dar varias caladas de aire, Ellie se levantó de su puesto evidenciando que, en esa oficina, estaba, Carter, Stephanie, y dos hombres más que ella no conocía.
Tomó varias carpetas, y abrió su oficina para disponerse a entrar a la reunión.
Estar cerca de Dereck siempre era un desafío, y más cuando debía ocultar todo aquello que se le salía de su propia piel. Dio unos toques suaves, y apretó sus puños ante el evidente temblor que su cuerpo emanaba. Ya sabía por qué llegaba tan agotada, tener que llevar esta carga y tener que soportar todo el estrés que le ocasionaba esta parodia, terminaría por matarla. Y pensándolo bien, sería lo mejor para ella.
—Adelante… —esa voz golpeó sus sentidos, unos que tenía al borde del colapso y que de cierta forma también la hacían permanecer con vida—. Puede sentarse allí —Dereck le ordenó y ella se vio en medio de Stephanie y de Carter, justo cuando quedaba frente a él. Ya que los dos hombres desconocidos estaban a su lado.
Como pudo levantó la vista, y por un segundo sus ojos se conectaron a los suyos. Había una oscuridad apremiante, tristeza, y lo que más le dolía, había rabia en su forma de mirarla.
No es su culpa, se dijo en sus pensamientos, mientras bajó la mirada no soportando su ira.
—Elizabeth, ellos son Daniel Smith y Michael Wallace. Estamos aquí, porque vamos a presentarles el proyecto y todo lo que falta por adecuar. Ellos estarán por una semana con nosotros trabajando de la mano, y luego, quedarán a cargo…
Ellie no pudo evitar abrir los ojos impactados por la información, porque, aunque este era su plan, escuchar que todo se estaba haciendo real, hicieron que, en el instante, no pudiese ocultar que ahora mismo se estaba desgarrando.
Él se iba, se iba lejos de ella…
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