Romance Prohibido romance Capítulo 57

Ellie sintió que un toque cálido masajeaba su cabeza, y que una blanda cobija abrigaba su cuerpo. Por un momento pensó que continuaba soñando, pero el insistente contacto en su cuero cabelludo y unas palabras suaves que no pudo entender, la hicieron parpadear varias veces para encontrar la imagen borrosa de Helena.

—Buenos días, cariño —su madre le dijo, y entre dormida y despierta se levantó lentamente para mirar a su alrededor.

Estaba en su antigua habitación, y todo estaba puesto de la misma forma como lo había dejado unos años atrás. Con el dorso de su mano restregó sus ojos, y luego se fijó en la sonrisa triste que su madre le estaba ofreciendo.

Al abrir su boca, notó que Helena tenía la mirada fija en su labio y en la esquina de su boca. Llevó las manos hacia el lugar y supo que la herida abierta estaba seca, y su mejilla estaba algo hinchada.

Recordó inmediatamente como la tensión de ayer por la noche había arropado el entorno. Primero, cuando Michael llegó a buscarla y su madre intervino haciéndole saber que ella estaba enterada de los golpes que le daba a su hija. Segundo, la entrada de Jarod a la casa, y en como Elizabeth y el mismo Michael se impresionaron al ver que Helena le dijo al hombre mayor, que se había golpeado con una puerta en su presencia.

Jarod estaba bastante tenso por la situación, Michael había dejado la casa y después de varias preguntas inquisitivas, las dos mujeres soltaron el aire al ver que se retiraba a su habitación.

Ellie estaba agradecida con su madre por guardarle el secreto, pero no tenía idea de cómo fuese a reaccionar cuando se enterara de la completa verdad, y del por qué estaba aguantando aun, lo que no quería aguantar.

A pesar de estar trabajando para sacar a Dereck de un asunto del que no tenía nada que ver, su pecho adolecía por su familia, y a pesar de que hiciese lo que hiciese, sabía que Jarod no tenía escapatoria.

Debía enviar esos documentos a la dirección establecida, y necesitaba ayuda de la policía para deshacerse de ese hombre que se titulaba su marido de una vez y para siempre.

Pero ahora que estaba en su cuarto, en su casa, y con la mirada de su madre encima, no podía sentir menos que desprecio por sí misma, porque al final de todo se jodería en su misma familia, ayudara a Dereck o no.

De cualquier modo, los más inocentes siempre resultarían afectados.

—Te he preparado un rico desayuno —Ellie le envió una sonrisa a su madre y luego tocó su rostro.

—Lo voy a necesitar, será un día muy largo…

—¿Cuándo hablaremos con tu padre? —sus emociones se desvanecieron. ¿Qué iba a hacer?

—Mamá… dame unos días… ¿Sí? —su madre no hizo algún gesto, pero tomó sus manos y las besó.

—Tengo una sensación, aquí en mi pecho, que no me deja respirar, Ellie… —Helena la miró fijo expresando su preocupación y luego apretó sus manos—. Siento que algo está muy mal, y no sé si sean cosas mías, o intuición de madre, Ellie, pero no quiero que vayas allá afuera a enfrentar tu sola todo esto.

Sus ojos se nublaron enseguida. Aunque su madre no sabía toda la verdad, hablaba como si lo supiera. Tenía un mundo encima de sus hombros, que sabía no podía soportar por mucho tiempo.

—Te prometo, que estaré bien. Hay… hay alguien que me ayuda ahora, ¿De acuerdo?, no estoy sola.

Su madre parpadeó varias veces, y luego se limpió los ojos.

—Está bien —dijo sonriendo y transmitiéndole ánimo a su propia hija—. Vamos a desayunar… y recuerda que debes usar algo para tapar esas marcas…

En el momento en que se montó en la camioneta con Tom, Ellie le dijo de inmediato que fueran al trabajo, pero unos cinco minutos después, estaba recibiendo una llamada que hizo que su corazón latiera con fuerza.

—Elizabeth… —esa voz dura se esparció por todo su cuerpo y no puedo evitar reprimir los ojos.

Pasaron algunos segundos antes de que se aclarara la garganta.

—¿Sí?

—No vayas a mi empresa. Estoy con Carter en el edificio de tu padre…

—¿Qué? ¿Por qué? —no pudo evitar sonar confundida.

—Le hemos avisado de último momento tener una reunión con urgencia. Así que nos vemos aquí…

Antes de que fuese a colgar ella lo detuvo.

—¿Dereck? —no quiso sonar personal, pero fue inevitable.

—¿Qué pasa? —su respuesta áspera le dejó claro que no quería hablar con ella.

—¿Pasa algo? ¿Por qué están allá de último momento?

—No tengo mucho tiempo, Elizabeth. Por favor, llega rápido para poder reunirnos, tengo gente esperando.

Ellie escuchó los tonos de la llamada finalizada y soltó un soplido tocando su frente. Sacó un espejo e inspeccionó su maquillaje, había trabajado mucho en esconder el morado, pero su boca rota se notaba aun cuando su labial estaba en el tono más rojo que consiguió. Esperaba que nadie se diera cuenta.

—¿Tom?, ¿podrías hacerme un favor? —el hombre la miró por el retrovisor, y luego asintió—. Debo llevar este sobre a un sitio en particular. Pero no quiero correr el riesgo de enviarlo con alguien más, ni que se extravíe. Confío en ti.

—Puede enviarme la dirección por un mensaje, y cuando me detenga la revisaré.

—Muchas gracias —respondió Elizabeth pasándole una sonrisa y luego fue a su celular para enviar la dirección en un mensaje—. Por cierto, Tom, debemos desviarnos, ahora debo ir a la empresa de papá.

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