Con toda la fuerza que pudo, lanzó los golpes, estrellando su propio puño contra la cara de Michael. Cada vez que daba uno nuevo sentía que la adrenalina se recargaba dentro de él.
Hunter escuchó los gritos de Ellie, escuchó como Carter le pedía que se detuviera, percibía varias voces al mismo tiempo, pero ahora mismo estaba cegado por la furia.
En algún momento, una bocanada de sangre salió de la boca del hombre manchando su propia camisa. Ni siquiera sabía si la sangre en sus nudillos era suya o la del maldito, pero ahora mismo no sentía su cuerpo, solo estaba Huntinado por ira pura, y estaba seguro de que quería matarlo con sus propias manos en este mismo instante.
Sus golpes eran duros, secos y rápidos, uno detrás de otro, hasta que su respiración se hizo cansada.
Sintió más de un par de brazos en su cuerpo. Y por más que trató de hacer fuerza para no despegarse del hombre, concibió que sus brazos y sus manos se despegaron del tacto. La presión que estaban ejerciendo sobre él era demasiada, y cuando giró un poco para saber quién estaba detrás de él, entendió por qué habían podido separarlos.
Connor, Lenin y Carter ahora mismo estaban reteniéndolo, mientras el aire caliente quemaba su pecho. Él vio como Jarod y los trabajadores de la empresa, ayudaron a sentarse a Michael en el suelo, y el hombre solo tenía cerrado los ojos como si estuviese muy mareado.
Y en ese momento, la vio a ella. Temblando, con los ojos abiertos, mientras intentaba controlar los nervios que la estaban dominando. Estaba a punto de decir algo, pero la voz de su padre lo interrumpió.
—¡¿Qué mierdas has hecho, Dereck?!
Connor soltó a Hunter con evidente molestia, y luego le envió una mirada fría para que no dijera una sola palabra.
—Señor, Jarod, ¿podemos reunirnos nosotros solos?, tengo la documentación completa, el señor Hunter ya no tiene por qué intervenir en estos asuntos.
Jarod abrió los ojos muy confusos, pero asintió, y luego de llamar para que atendieran a Michael, se giró de nuevo hacia Dereck.
—¡Vete de mi empresa, Hunter! —le ordenó y antes de que él fuese abrir su boca o diera un paso, Carter y Lenin lo retuvieron.
—Vámonos, Dereck, no tenemos nada que hacer aquí —anunció Carter empujándolo hacia la salida y apretando su brazo haciéndole entender que no podía seguir jodiéndose en el plan
Ellie lo miró por un largo rato, mientras su pecho subía y bajaba, y cuando lo vio salir definitivamente del lugar, se sentó de golpe en la silla que tenía detrás de sus piernas.
Era un tormento no ir tras él, porque todo esto fue por defenderla, deseaba irse detrás y contarle toda la verdad. Lo único que la hacía feliz ahora, es que ya estaba desligado de los asuntos ilegales de su padre, y que Michael ya no podía hacerle daño.
—¿Qué demonios pasó aquí? ¿Por qué ese hombre te golpeó de esa manera? —la pregunta de Jarod hizo que saliera de sus pensamientos y mirara en dirección donde estaba Michael, con un hombre con un botiquín de primeros auxilios.
—No lo sé —respondió Michael mirándola directamente—. Está loco.
—Creo que está un poco enojado porque doblaré mi inversión, y eso no se lo informé cuando firmamos el traspaso… —intervino Connor tratando de buscar la manera de arreglar un poco la situación, mientras maldecía en su mente porque su amigo se hubiese salido de control—. Sé que estamos un poco tensos aquí, señor Jarod, pero me gustaría firmar los papeles ahora mismo, para enviar nuestra primera carga mañana. Tengo entendido que todo está listo para distribuir.
Después de eso, Jarod y Benjamín se miraron ansiosos y asintieron, haciéndole un ademán para que se sentara, junto a su supuesto abogado, que era Lenin.
—Por favor, Ellie, lleva a Michael a tu oficina, y que este hombre siga limpiando su rostro. Si necesitan ir al hospital…
—Estoy bien… —cortó Michael levantándose, mientras contraía su rostro y oprimía un paño contra su boca.
En ese momento Ellie se levantó y posicionó la mirada en el hombre que había dicho, era Alexander. Entre la duda y el miedo, vio que el hombre asintió hacia ella indicándole que estaba todo bajo control, y tuvo la voluntad de seguir su camino.
Caminaron rápido hacia su oficina, y en cuanto llegaron, el hombre que estaba haciendo las curaciones a Michael lo sentó, mientras buscaba un adhesivo de piel, para unir ciertas partes que estaban abiertas en su rostro.
—Maldito… —escuchó como Michael esbozó y luego la miró con rabia—. Espero que se vaya muy lejos de aquí.
Ellie apretó su mandíbula con unas ganas acumuladas de llorar, y después que caminó de lado a lado por cinco minutos, se frenó frente a la puerta.
—Iré al baño…
—No tardes…
Ella cerró la puerta de golpe y fue inmediatamente a un baño cercano. Al entrar abrió la llave del grifo y acunando sus manos en el agua, se mojó el rostro.
Las lágrimas comenzaron a bajar en desmedida, y su respiración se agitó mucho. Los sollozos se hicieron audibles, y dejó salir toda la tensión que estaba matándola. Volvió a mojar sus manos calientes y tomó unas toallas de papel para secarse. En el momento en que tiró el papel en el cubo de basura, escuchó que la puerta se abrió y quedó paralizada en el puesto al ver quien estaba allí.
Hunter entró sigiloso y dio media vuelta para poner seguro a la puerta. Después de asegurarse de que nadie podía entrar, comenzó a caminar lentamente hacia ella.
Ellie tenía los labios hinchados y rojos, pero no por el color de su labial, estaba seguro de que había llorado unos minutos antes, y no podía explicar como ahora el labio roto se notaba aún más. La piel unida a su boca estaba un poco morada, y eso hizo que su cólera volviera de nuevo sin poder soportarla.
Vio como ella dio dos pasos hacia atrás, colocando las manos encima de la baldosa del lavamanos.
Sin pensar en nada, alargó su mano y pasó su dedo indicé por la herida de su boca, separando sus labios uno del otro. Su rostro parecía atormentado, pero no titubeó en acortar la distancia y quedar a solo centímetros de su lugar.
Hunter no pudo evitar reprimir sus ojos cuando su aliento toco su rostro, o cuando aspiró su olor. La sensación que recorría su mundo entero lo Huntinaba por completo, y aunque allá afuera todo estaba vuelto mierda, ahora mismo estaba feliz de tenerla a su lado y saber que ella realmente lo amaba.
En un momento de incomodidad por su posición, Hunter alzó el cuerpo de Ellie pegándola a la pared lisa, y junto con su cuerpo presionó el de ella, mientras sus piernas se envolvieron por su torso. Tomó sus muñecas y las alzó por encima de su cabeza, a la vez que ambos cuerpos se movían buscando llegar al clímax. Él quería hacerle ver que se pertenecían, que eran uno, que no había nada en lo absoluto que desviara su intensidad, y que sus cuerpos solo estaban completos cuando estaban juntos.
Tomando ambas muñecas con una sola mano, las apretó mientras bajó su potra mano a su boca metiéndole los dedos.
—Te amo… estoy loco por ti, Ellie. Eres mi Ellie hoy, lo serás mañana y siempre…
La convulsión del cuerpo de Elizabeth solo aumentó su deseo y sus ganas intensas de explotar completamente dentro de ella. Ansió llenarla mucho, anheló que todo de él se derramara dentro de ella para siempre.
Aumentó sus embestidas mientras las piernas de Elizabeth se cernían más alrededor de él, y sin tener el control por mucho tiempo, unió su boca a la suya y la besó hasta robarle el aire, a la vez que expulsó todo dentro de ella, y sintió de forma básica como la llenó.
Pudo sentir el sabor metalizado en su boca, y se despegó rápido sabiendo que había lastimado su herida. Abrió los ojos para acunar su rostro, pero no había rastro de dolor en ella. Solo estaba respirando con dificultad, con su falda rasgada y su blusa mal puesta.
—Te ves preciosa —le susurró al oído y luego sintió como fue rodeado por sus brazos.
Los toques apresurados en la puerta le hicieron despegar el uno del otro y acomodando su pantalón, vio que Ellie estaba luchando con su falda rota.
—¿Qué haré para salir? —dijo nerviosa colocándose la chaqueta encima de sus hombros.
—Iras conmigo… ¡Vamos, te sacaré rápido de aquí…!
—No puedo ir contigo… no…
Dereck cayó en cuenta hasta ese momento que, si el maldito de Michael lo veía con ella, podía echar a perder todo el plan de carga del día de mañana, que era el último recurso de Connor, y ya había jodido lo suficientemente la situación como para sumarles más puntos negativos.
—Entonces déjame que te llevé al ascensor y me quedaré para que no te vean salir conmigo —dijo por fin, un poco tenso por los insistentes toques de la puerta.
Ellie se fue hacia un cubículo y con una última mirada, Dereck abrió la puerta para encontrarse con una mujer que lo miró de arriba hacia abajo y supo que era la asistente de Elizabeth.
—Lo siento… pensé que aquí estaba… —ella vio hacia todas partes, un poco asustada y luego volvió su mirada en Hunter—. Disculpe señor, me retiro…
—¿Está buscando a alguien? —preguntó Dereck sospechando.
—Sí, pensé que la señora Elizabeth estaba aquí, es que su esposo está en el pasillo esperándola…
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