¡Se busca un millonario! romance Capítulo 80

POV: William.

Mientras subimos juntos en el ascensor, pienso en la nueva situación. La aparición del padre de Ashley no me da buena espina y no quisiera pensar en los próximos problemas que vendrán con este tema. No tengo que conocer al señor Moon para saber que tiene problemas económicos, a la vista está que tiene necesidad; así que no dudo que pronto haga de nuevo su aparición.

Abrazo a Ashley, que se mantiene pensativa; en estos momentos quisiera poder aliviar sus preocupaciones, pero escapa a mi poder. La relación con sus padres es algo en lo que solo puedo apoyarla estando a su lado, dejándole claro que puede contar conmigo para lo que sea; pero las decisiones las toma ella.

Por otro lado, está Ricardo. No necesito voltearme para asegurarme de su nerviosismo, lo puedo sentir. No para de moverse y eso, es decir mucho; retuerce sus manos y las pasa por su cabeza, peinando el poco cabello que le queda.

Pienso si decirle algo, molestarlo con alguna broma, pero no creo que sea el momento. Mejor, lo dejo para después y de paso, aprovecho para preguntarle qué le dijo al señor Moon cuando Ashley y yo nos subimos al auto y él se le acercó, intimidante.

Las puertas se abren con un tintineo y salimos, con paso rápido. Ashley busca en su bolso las llaves del apartamento y no demora en abrir. Entramos y no hay nadie en el salón; Ashley nos pide a Ricardo y a mí, que esperemos un momento, en lo que ella busca a su madre. La escucho vocear la palabra mamá, mientras sube las escaleras y la pierdo de vista.

Tomamos asiento en las butacas y puedo ver la incomodidad de Ricardo, al romper su papel de trabajador. En otra circunstancia, él se hubiera quedado en el auto esperando.

—Ricardo, a Ashley no le gusta tanta formalidad, puedes sentirte cómodo.

—Lo sé, señor, pero es extraño actuar así, no es la costumbre.

—Entiendo, pero si quieres llegar al corazón de la señora Clarisse, debes relajarte un poco. Pareces intimidado. —Suelto una risita al verlo ponerse colorado.

Me satisface mucho que mi más fiel trabajador, encuentre alguien con quien acompañar su soledad. Y de ser la madre de Ashley, sé que se dedicaría a hacerla feliz hasta el fin de sus días. Ricardo es de esos hombres íntegros que cuando da su palabra, lo hace para siempre.

Sentimos unos pasos que vienen desde el pasillo detrás de la escalera y al mirar hacia allí, Steph aparece y al verme, rueda sus ojos.

—Que rápido te perdonaron —dice y se cruza de brazos, con una ceja alzada—, mínimo deberían dejarte colgado una semana.

Suelto una carcajada, porque ya conozco lo suficiente a Steph para saber que lo dice para molestarme; ella mejor que nadie sabe cuanto deseaba estar con Ash. Al notar que no me incomodo con sus palabras, resopla y pasa por nuestro lado rodando los ojos.

—A veces Ash puede ser demasiado buena —murmura, pero puedo ver su sonrisa complacida.

No le respondo porque no tengo réplicas para su afirmación. Ashley es noble, sincera, comprensiva y, el hecho de que sea así, no puede confundirse con ingenuidad. Ella sabe lo que quiere y lucha por ella; no se deja intimidar, pero sabe cuándo debe ceder.

—Si no me hubiera perdonado hoy, hubiera seguido insistiendo, Steph —aseguro, alzando la voz para que me escuche—. Ella vale todo el tiempo del mundo para mí.

Con la última palabra, la veo aparecer en la escalera. Por su expresión, comprendo que escuchó mi declaración. Sus mejillas se tiñen de un dulce color rosa y lleva un mechón de cabello detrás de su oreja, en un gesto nervioso. Miro a su lado y Clarisse me observa con una sonrisa serena. Bajan juntas las escaleras y, Ricardo y yo, nos levantamos para ir hasta ellas. Cuando llegan al último escalón, extiendo una mano para ayudarlas; Ricardo se queda a mi lado, a la espera de poder saludar a Clarisse.

La madre de Ashley acepta mi gesto y baja con cuidado, pero no me suelta al momento. Me mira a los ojos, sonriente.

—Bienvenido de vuelta —murmura y yo asiento, agradecido.

La veo girarse para mirar a Ricardo y yo devuelvo mi mirada a Ashley, para darles a ellos la intimidad que merecen. Pero Ash sí se queda pendiente a cada gesto hecho por ellos y los observa con un brillo emocionado en los ojos. Yo entiendo que ella desea que su madre sea feliz, que pueda recuperar esos años perdidos en soledad y que tenga una razón más para luchar contra lo que se avecina. Y yo, por mi parte, espero de verdad que Ricardo pueda tener una oportunidad para ser feliz.

Llevo mi mano para juntarla con la suya y solo así, es que ella reacciona, tan pendiente de la reacción de su madre. Cuando me mira a los ojos, lo hace con tal adoración, que casi suelto un gemido de emoción.

—Así que, ¿yo valgo todo tu tiempo? —pregunta, con sus mejillas encendidas otra vez.

Yo sonrío y me acerco a ella, lo más que puedo. A mi espalda siento los pasos de los demás alejarse hacia el salón.

—Vales todo para mí, mi tiempo es lo menos que puedo ofrecerte.

Ashley sonríe y pasa sus manos por detrás de mi cuello. Necesita ponerse en puntillas para acercar su boca a la mía.

—Yo te prometo que no desaprovecharé ni un minuto de ese tiempo. —Junta nuestros labios en un beso corto que me deja con ganas de más.

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