¡Se busca un millonario! romance Capítulo 85

POV: Ashley.

Caigo en la cama completamente exhausta, pero no quiero parar. Con Will encima de mí, me acurruco entre sus brazos y continuamos besándonos como si no hubiera un mañana, como si nuestros labios no estuvieran ya inflamados después de tanto roce.

Sentir su peso caer sobre mí, me lleva a ese punto donde todo comienza otra vez, donde mis músculos se contraen con anticipación y me entrego a su tortura siendo consciente de absolutamente todo; de ese momento en que le pido más y él me lo da, sin dudarlo siquiera. Cuando siento que exploto y solo quiero ser protagonista de sus besos, de sus miradas y su ardiente tacto. De sus movimientos certeros, a veces rápidos, a veces lentos; pero que logran llevarme sin problemas a ese lugar que solo he conocido con él. William ha sido mi primera vez en más de un sentido y no puedo estar más orgullosa de ese hecho; justo como creo que él está, con su ego de hombre y todo eso.

El tiempo pasa y llega la madrugada; se supone que debemos dormir, pero nos dedicamos a mirarnos y acariciarnos sin prisa. Con una sonrisa extendida, aprendemos juntos a entendernos, a detallar nuestras reacciones y hacemos el amor, otra vez; sin prisas y con dulzura. Cada vez, soy consciente de que no nos estamos p rotegiendo, que eso puede traer consecuencias irreversibles, pero no puedo decir que me arrepiento de algo; no ahora mismo. Tal vez mañana considere otra cosa diferente, pero hoy no quiero pararme a pensar en lo que está bien o está mal.

No sé en qué momento me quedo dormida, lo último que recuerdo es estar abrazada a Will y cerrar los ojos con una felicidad plena recorriendo mi cuerpo. Ahora despierto cuando siento una mano bajar por mi abdomen y rozar mi intimidad; las ganas de abrir mis ojos y mirarlo mientras me toca, me llenan, pero prefiero disfrutar un poco más. Con los ojos cerrados todo se vuelve más intenso, cada pequeño avance, cada mínimo contacto de la yema de sus dedos en mi punto más sensible, se vuelve brasas de fuego lamiendo mi piel, dejando a su paso un cinturón de calor infinito y ansias imperiosas. Cuando su boca se posa, primero en mi cuello y luego en mi oreja, no puedo evitar retorcerme al sentir la vibración de su voz.

—¿Qué me hiciste, Ashley? —susurra contra mi lóbulo y luego le da un mordisquito—, llevo toda la noche haciéndote el amor sin cansancio y resulta que todavía quiero más.

El tono ronco que utiliza, me catapulta a ese lugar que me encanta visitar, donde mis más oscuros deseos son cumplidos. Abro los ojos y él ronronea contra mi piel, antes de seguir hablando.

—Sabía que estabas despierta —murmura, en medio de una risa presumida que suena baja—, y ahora que tengo toda tu atención, solo quiero decirte que, si hasta ahora te he amado de mil formas dulces y cariñosas, ahora necesito follarte duro y hasta dejarte sin fuerzas para nada más.

Mi respiración se atasca en mi garganta y poco me falta para toser sin cansancio. Mi vientre se contrae con anticipación y mis dedos se presionan contra uno de sus brazos, que sostengo con fuerza. Contra mi trasero siento su abultada erección y arqueo mi espalda para pegarme más a ella. Sus dedos se mueven aún más rápido y con precisión sobre mi clítoris; yo me retuerzo con temblores inevitables. De mi boca salen palabras ininteligibles y balbuceos que hacen reír a William, pero no deja de mover su mano en ningún momento, hasta que me dejo llevar y exploto sin remedio. Sin embargo, Will no me deja recuperarme, con un rápido movimiento me pone de espaldas en la cama y se acomoda sobre mí, penetrándome de golpe y hasta el fondo. Cierro los ojos con fuerza ante la invasión y dejo de respirar por unos segundos, acostumbrándome a su tamaño.

—Me encanta como te acoplas a mí —ronronea Will en mi oreja, con un tono gutural que me eriza la piel—. Relájate, preciosa. Y prepárate.

Conforme hace su petición, se contradice, porque no espera a mi afirmación. Afinca sus brazos a cada lado de mi cabeza y comienza a moverse dentro y fuera de mí, con fuerza y con rapidez. Sus caderas chocan con las mías y el sonido que se escucha, logra encenderme mucho más. Mis manos rodean su cuello en un principio, pero llega un momento en que no encuentro un lugar lo suficientemente bueno para sostenerme por mucho tiempo; bajan a su espalda y por sus brazos, palpando con mis dedos los músculos definidos y contraídos de este hombre que me trae loca. Mis piernas se abren más y mis talones los apoyo en sus glúteos, impulsándolo a que vaya un poco más profundo dentro de mí. Jadeo sin parar y me excito mucho más al escuchar los gemidos roncos que provienen de William y que provocan los míos. Su boca toma la mía cuando ambos sentimos que estamos cerca otra vez; un beso fogoso y febril, con lengua y dientes incluidos, que nos lleva a ese lugar sin retorno en que nos compenetramos por completo.

—Dámelo, preciosa, ya no aguanto más —ruega, con un susurro bajo e impetuoso que viaja directo a mi intimidad en forma de corriente.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Se busca un millonario!