Se Volvió Loco Tras Mi Muerte romance Capítulo 7

Al tercer día de su partida, Violeta ya se había adaptado completamente a la idea de regresar a la escuela.

Estudiaba en el Colegio Los Olivos, una preparatoria bien conocida.

Para llegar, tenía que tomar el bus por cinco paradas.

Esa mañana, compró algo de desayuno y subió al primer bus del día, mirando las calles familiares que de repente le parecían extrañas. Se sentía como si hubiera vuelto a nacer, como si todo fuera un sueño.

En las pantallas gigantes de los rascacielos, lo que acaparaba las noticias era la unión entre las poderosas familias Paz y Salazar, anunciando el compromiso de la heredera Lucrecia con Maurino.

En la pantalla, la elegante Lucrecia, enlazada del brazo de Maurino, sonreía respondiendo a las preguntas de los periodistas: "Sí, pronto nos vamos a comprometer.

Será la próxima semana."

Un periodista dijo: "Felicidades, Srta. Salazar. Les deseamos mucha felicidad en su matrimonio."

Lucrecia, con una sonrisa coqueta respondió: "Gracias."

La cámara hizo un acercamiento al anillo que Lucrecia llevaba en la mano, capturando la felicidad radiante en su rostro.

Maurino, al lado de ella, lucía un traje que parecía de cuero, con un aire de distanciamiento frío y sus ojos profundos y severos. Era un hombre guapo, de eso no había duda; Violeta no había conocido a nadie más atractivo que él.

Pero, dejando de lado la belleza de Lucrecia, la mujer a su lado tenía un carisma que encajaba perfectamente con él.

Para el mundo exterior, parecían la pareja ideal.

"Maurino, esta vez no seré una carga para ti. Tampoco interferiré en tu vida."

El periodista continuó: "Entonces, ¿pronto la llamaremos Sra. Paz?"

Lucrecia sonrojada, respondió con timidez, pero pronto Maurino desvió la conversación hacia los planes y el desarrollo económico del Grupo Paz.

Parecía que Maurino estaba destinado a vivir así, bendecido desde su nacimiento, con su novia de toda la vida a su lado, mientras que ella no era más que una intrusa que llegó después, por ello pensó:

‘Maurino, en esta vida, te deseo a ti y Lucrecia toda la felicidad y un amor duradero.’

En el Colegio Los Olivos, clase 6.

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