Secreto. romance Capítulo 4

Me desperté con dolor de cabeza y sentía como si un camión me hubiera pasado encima, mi cerebro reacciono y recordó todo lo sucedido la noche anterior, me levante de golpe pero caí torpemente en suelo de la habitación.

Era amplia y acogedora, parecía una especie de cabaña, las paredes y suelos de madera, decorada con pequeños cuadros de paisajes hermosos.

—Amelie —susurro esa voz en mi cabeza.

Me gire para ver ala persona dueña de esa voz pero no había nadie, ¿que me pasaba? ¿Me estoy volviendo loca? ¿Es eso? ¡Dónde estoy! ¿Y mi familia? ¿Como llegué aquí?

—relájate no estas loca, me llamo Esmee y soy tu loba —dijo nuevamente esa voz en mi cabeza.

—¡oh por dios estas en mi cabeza! —susurre aterrada.

—no es necesario que hables, pensaran que estás loca, solo háblame en tu cabeza —dijo ella en tono burlon.

—espera... ¿Que eres tu? ¿Y porque estas en mi cabeza? —cuestione con escepticismo.

Seguro es algún tipo de broma de mi familia... Si eso debe ser.

—esto no es ninguna broma, escúchame Amelie, eres una mujer lobo al igual que tu familia —dijo Esmee tratando de calmarme.

—esto no me puede estar pasando, ¡estoy loca! —dije alterada.

—¡carajo que no estas loca! —grito Esmee en tono cansado.

—escucha mejor sal y habla con quien sea que esté afuera, eres demasiado... Irritante —murmuró Esmee con desagrado.

Vaya... No me había esperado eso, muy bien ¡relájate! Todo está bien... Esto no puede ser verdad tu no eres una mujer lobo, aunque eso explicaría como rompí la puerta de escuela o porque tengo de repente un excelente olfato y una mejor visión.

—¡sal ya carajo! —grito Esmee haciéndome dar un respingo.

—¡deja de gritarme! No me da la regalada gana —respondí gruñona.

Con pasos temblorosos camine hacia la puerta y la abrí con cautela y camine por el pasillo hasta llegar a las escaleras, se escuchaban pequeños murmullos así que me quedé estática para ver que decían.

—ella no tiene idea de quien es, necesita tiempo —dijo mi madre suplicante.

—Alek la buscará pronto, sabes que necesita estar lista —murmuró una voz masculina.

—nosotros podemos protegerla —contestó Ivonne no muy segura.

—¿así como protegieron a Jack? —dijo el hombre en tono acusador.

¡Oh no! Eso sí que no... Jack.

—¿que paso con Jack? —dije saliendo de entre las sombras.

El hombre proveniente de esa voz me miró fijamente como si estudiara cada aspecto de mi, era alto, robusto de piel morena, cabello negro y ojos cafés.

—quizás muerto —dijo el hombre con voz dura.

Sus palabras me dejaron sin aire, como un golpe duro que jamás pensé recibir, recordé su sonrisa y sus bromas encantadoras que sencillamente no podía creer que él estaba muerto.

—¡no! —grite con voz desgarradora mientras llevaba mis manos a mi cabeza.

—aún no lo sabemos Amelie, tenemos esperanza —dijo Ivonne acercándose a mi lado.

Una pequeña lagrima se resbaló por mi mejilla mientras procesaba toda la información, esto no podía ser real, tenía que ser un sueño.

—tenemos que llevarla ala manada Green Moon, estará a salvo por un tiempo —dijo el hombre girandose en dirección ala puerta.

—no podemos llevarla ahí, esa manada es la más violenta de todas —dijo mi madre aturdida.

—es por eso que estará a salvo —dijo el hombre mirando a mi madre fijamente.

—el Alfa de esa manada no aceptara visitas —contestó Ivonne desconcertada.

—Amelie —dije con los dientes apretados.

—así es, solo ella —contestó el chico.

—no quiero quedarme aquí sola mamá —susurre en su oído mientras tomaba su mano con fuerza.

Me sentía como una cria que no sabía dónde estaba o que estaba pasando.

—Ivonne y Susan tienen que ir con la junta, no hay problema —contesto el hombre.

Frunci el ceño al escuchar sus palabras, ¡estaban en problemas por mi!

—vendremos pronto te lo prometemos —contesto Ivonne dedicándome una leve sonrisa y sin más se fueron....

Uno de los cuatro hombres se acercó a mi y me invito a pasar ala enorme mansión que estaba frente a nosotros.

—el alfa Leroy te verá en su oficina —dijo uno de ellos mirándome nervioso.

¿Que significaba alfa? ¿Era el líder, es eso? Vaya nombres más raros que usan estas personas, para ser hombres lobo viven en una linda mansión.

Sentía mi corazón latir frenéticamente, estaba nerviosa y no sabía que decir.

—entra —dijo el hombre abriendo la puerta.

Y un delicioso aroma dulce entró por mis fosas nasales.

—¡mate! —chilló Esmee con emoción y alegría.

Acto seguido sentí como algo me estampada con la pared impidiendo moverme.

Mierda en que me había metido.

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