— — Kimberly — —
Quien diría que tener la libertad de poder hacer lo que uno quiere, es increíble, como esas mujeres tan ilusas me terminaron facilitando el trabajo, se creyeron el cuento de la persecución, si realmente supieran, que fui yo la que terminó dando información clave para que cayeran todos en la corporación, yo sabía que al hacer eso pondría en juego mi dinero, así que escondí algo de dinero en el hotel, solo tenía que esperar, lo que no me imaginaba es que mi espera no tardaría mucho, al final el hotel terminó en mis manos, pero no quería permanecer bajo las sombras de un grupo tan corrupto.
La muerte de Alison era algo que tarde o temprano tenía que suceder, a su vez le quería dar algo de justicia a Lucy, sino fuera por Alison, el infierno de Lucy no hubiera comenzado, aunque pensando bien, por Alison fue que inició mi plan.
Aunque no pareciera, muchos querían ver disuelta la corporación, pero nadie se atrevía a hacer algo, por miedo a terminar muerto, Lucy y yo terminamos siendo una especie de heroínas, fuimos capaces de sobrevivir a todo esto, más yo, pero tengo que darle crédito a ella.
¿Cuánto dinero saque en total? Pues aunque no lo crean, hice algunos trucos y termine sacando solo $10 millones de dólares, se que pueden decir que es mucho, pero para una mujer con mis gustos, realmente es poco.
Cree una cadena de hoteles, todos de alto prestigio, es cierto $19 millones para hoteles suena poco, pero también tuve un socio, alguien que me acompaño en mucho tiempo, el piloto que llevo el mensaje de Lucy a mi jefe, el sabía que solo podía ser mio, al final cuando me di cuenta que Lucy y su grupo se habían aprovechado de él, se la deje pasar, pero el no puede tocar a otra mujer, al igual que yo a otro hombre, pero eso no evita que toque a una mujer.
También empecé a reclutar a chicas que estaban desesperadas por dinero, se que pueden pensar que me convertí en lo que más tanto odie, pero no, las chicas aquí están por su propia voluntad, la única condición es que tienen que llevar a los clientes a uno de mis hoteles, hacerlos gastar, ellas también tenían que vivir en mis apartamento, pero todo en forma de alquiler, cuando ellas se sentían cómodas, se iban, pero al tiempo regresaban conmigo, porque yo les conseguía buenos clientes.
— Señorita Kimberly, pronto llegaremos a nuestro destino.
— Gracias por avisarme.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante