Seducida por un extraño (COMPLETA) romance Capítulo 134

Unos días después.

Estoy en la cocina en casa de Andrew con una copa de vino tinto en la mano mientras el prepara la cena, ambos conversamos sobre nuestro día, después de la pelea y la conversación en casa de Matt, Andrew ha estado muchísimo más tranquilo.

Imagino que pedirle perdón a Matt alivio de alguna forma su ya pesada carga. No hemos vuelto a tocar el tema, ni tampoco intento contestar luego mi pregunta sobre al accidente, ha estado sobrio, aunque lo he visto en varias oportunidades acercase a la licorera para servirse un trago, pero lo deja, me siento orgullosa de él.

Esta semana hemos estado trabajando en el homenaje a sus padres, le pedí a Jake modificar el homenaje y hacer algo más que le recordara a Andrew sus padres, pero a Jake le gustó la idea, tratare de llevarlo al homenaje de sus padres, será una especie de sorpresa para él.

Sé que sus padres eran y son muy importantes para él y sé que los dos trataron de ofrecerle maravillosos momentos juntos, así que espero y este invento mío le guste. El evento se realizará el Sábado en la noche en las instalaciones de Blue, a las 6 pm, ese será para el personal de Blue, mi idea se desarrolla un poco más tarde, cuando solo quedemos en Blue personas realmente cercanas a los Robertson, espero que esto salga bien, no sé exactamente aun como lo voy a llevar allá pero ya se me ocurrirá algo.

Por otro lado, Matt no ha ido a la oficina, le dijo a Chris que esperaría que los moretones desaparecieran y ha estado coordinando todo desde su casa. Justo ahora no sé cómo sentirme respecto a Matt, por un lado, sé que intenta protegerme de Andrew, pero me parece la manera menos adecuada para hacerla, además está haciéndole muchísimo más daño del que ha pasado. Andrew interrumpe mis pensamientos.

- amor estas bien?...-

lo observo un momento y esa sonrisa tonta que se ha instalado permanentemente en mi semblante aparece, asiento y le respondo

- sí, estoy bien...-

el sonríe con calidez y me comenta

- creo que no me estabas escuchando... te decía que si quieres ir el fin de semana algún lugar?...-

lo observo cuidadosamente, este fin de semana es el homenaje y quiere salir?, solo está tratando de mantenerse alejado de aquí, tomo un sorbo de vino y lo dejo sobre el mesón, me levanto y camino hacia él, envuelvo mis brazos en su cuello y le susurro con cuidado.

- este fin de semana no iremos a ningún lado Andrew... no creo que debamos...-

el me envuelve en sus brazos y me mira pensativo, acerca sus labios a los míos y susurra contra ellos.

- aun me parece un sueño que estés aquí, después de todo lo que sabes y lo que has visto de mi...-

sonrió y le respondo en el mismo tono que él.

- entonces soñamos lo mismo... mejor ni despertar no?...-

el sonríe y asiente ligeramente antes de volver a juntas nuestros labios en un tierno y cálido beso, se separa de mí y se gira para terminar de preparar la cena, estos días ha cocinado para mí, cada día sin falta, he recibido el desayuno en la cama, hemos comido en pizza en la terraza, bueno intentamos el frio no me dejo hacerlo así que terminamos comiendo en la sala mientras él se burlaba de mí y de mi poca resistencia al frio. Andrew es el hombre más cariñoso del mundo, es tierno, si tierno, aunque él lo niegue hasta morir lo es, es dulce y divertido, sencillamente no puedo creer la suerte que tengo de habernos enamorado.

Vuelvo a tomar asiento, junto a mi esta Maya, mi nueva sombra, no me deja sola para nada, dejo de andar tras de Andrew y ahora vive pegada a mí, ósea si lo sigue y todo, pero ahora pasa más tiempo cerca de mí, supongo que es porque a diario juego con ella en suelo y dejo que se suba sobre mí y jugamos como si estuviésemos peleando, adora esta perra, es tierna y dulce.

Andrew está terminando de servir, preparo pasta, huele delicioso como siempre, tenía razón cocina como los dioses, aunque seamos honestos hay pocas cosas que Andrew no hace como los dioses, menos mal que no puede leer mi mente, si no su ego crecería aún más.

- Listo, buen provecho amor...-

se acerca a mi dejando el plato, mientras toma asiento junto a mí, deposita un beso en mi cien.

- gracias Andrew, buen provecho!...-

el me ve, sonríe y me guiña un ojo, doy el primer bocado y dios, esto esta delicioso, sonrió ampliamente y le comento aun con la boca llena de pasta

- dios Andrew esto está demasiado bueno...-

el sonríe y asiente, toma un bocado y cuando traga me responde

- esta pasta la preparaba mi madre, todos los jueves... cuando estaba en casa, me enseñó a hacerla cuando tenía 12 porque me moría por ella, dijo que era importante que un hombre supiera preparar su propia comida y más si era una de sus favoritas...-

luego continúa comiendo, desde que estoy en su casa, Andrew ha dejado retazos de sus memorias con sus padres, me doy cuenta que hay demasiado de ellos en su casa, en sus costumbres, en sus cosas, aun hace cosas que hacía con ellos por costumbre, ver series policiales los martes en la "noche familiar" era una costumbre de ellos, solo que después que murieron, Andrew continuo la costumbre... solo.

Puede que haya dejado la casa de sus padres, su casa, pero esta esta tan llena de recuerdo de ellos que a veces siento que ellos también vivieron aquí, Andrew me mostro una habitación en la que tiene uno de sus pasatiempos de cuando era un niño, armar cosas a escala, era algo que hacía con su padre.

Tiene una habitación entera llena de pequeñas torres Eiffel, de la pirámide de guisa, la torre inclinada de pizza, tiene dinosaurios, autos, aviones, es una colección bastante increíble, es una de las 2 habitaciones que siempre mantiene bajo llave, la otra es el gym.

- amor quiero hacer algo el fin de semana, deberíamos hacer un corto viaje no se a algún lado, quieres ir a Tenerife? o no se Paris?...-

no puede hablar de la risa, es tan bello verlo reír así, nunca pensé que el hombre con el que me tope hace unos meses en esa esquina fuera capaz de reír de esta manera, se ve tan lindo, tan jovial, amo cada parte, cada centímetro de su rostro cuando ríe así, cuando por fin deja de reír se baja de su banco me abraza y me dice divertido

- tu cara fue un poema amor... no me estoy burlando de ti, es solo que no es mi culpa que seas tan divertida... sabías que te amo?...-

le doy un pequeño empujón y el vuelve a reír, luego le respondo

- no digas cosas como esas, quieres? -

- cosas como que? que serás mi esposa?...-

responde divertido

- sí, eso... estamos comiendo...-

el vuelve a reír y comienza a dejar besos en mis mejillas, hasta llegar a mis labios deja un beso sobre ellos y susurra contra ellos

- lo diré tantas veces quiera hasta que te lo proponga y me digas que si...-

mis ojos vuelven abrirse como platos, pero esta vez no reacción, la seducción en este hombre es algo innato, es algo que corre por sus venas como la sangre, siempre que hace este tipo de movimientos en mi me anula, me deja fuera de base, sabe exactamente cómo hacerlo, sabe que hacer para dejarme atontada a su merced.

Porque cuando la seducción no anula tu sensatez sino todo tu ser, sabes que estas perdida, y yo estoy perdida en el momento en que lo vi, en el momento en que nuestras miradas se encontraron en esa esquina, sabía que estaría perdidamente enamorada de él.

El continúa besando la línea de mi mandíbula, tierna y suavemente, hasta llegar al lóbulo de mi oreja, al cual mima con besos y suaves mordiscos que erizan hasta el último vello de mi piel, el sonríe al sentir el ligero temblor que producen sus besos en mí, justo en ese momento susurra, dejándome totalmente echa agua entre sus manos

- la cena estaba deliciosa, es hora del postre...-

continúa besando mi cuello, desciendo hacia mis hombros y de regreso, hasta mis labios, se separa un poco de mí, para contemplar mi rostro, sonríe con picardía y vuelve a lanzarse contra mi boca, esta vez el beso es apasionado, intenso, demandante, mis manos suben hasta sus brazos y sus hombros, mientras su lengua irrumpe dentro de mi boca, en busca de la mía, cuando se encuentran siento como el suelo bajo mis pies desaparece, el oxígeno se hace pesado en mis pulmones.

Sus manos están bajando por mi espalda dejando un rastro ardiente a su paso, soy agua escurriendo entre ellas, ya no tengo dominio sobre mí, el, sus manos, sus besos son los que guían el compás de mi corazón, de mis sentidos, sus manos que están empujándome con delicadeza para ponerme en pie, atrayéndome mas a su cuerpo, una vez mis pies tocan el piso que se materializa bajo ellos, se agacha un poco sin despegar sus labios de mí y me toma entre sus brazos, me alza y echa andar fuera de la cocina, por el pasillo, tras la escalera, a su habitación.

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