Seducida por un extraño (COMPLETA) romance Capítulo 22

Las bocanadas de aire que salen de su boca mientras habla pegado a mi cuello, hacen que la piel se me erice y un escalofrió recorra mi cuerpo haciéndome temblar ligeramente, Matt apoya su labios con cuidado sobre el lóbulo de mi oreja dejando un dulce beso, luego otro, otro, otro y otro, Matt comienza a besar mi cuello, rosa su nariz por mi piel a milímetros de ella, provocándome mas escalofríos por ende más ligeros temblores.

Continua besando mi cuello, yo muevo la cabeza a un lado permitiéndole el acceso y lo siento sonreír en él, siento como su lengua rosa mi piel hasta llegar al lóbulo de mi oreja donde respira profundamente.

—Tienes un sabor increíble nena, hueles a gloria.

Vuelve a besar mi cuello y deja un pequeño mordico en el espacio que hay entre mi mandíbula y el lóbulo de oreja, justo en ese momento se escapa un gemido de mis labios, y siento como mis piernas comienzan a fallar, como una corriente comienza a descender desde donde Matt me mordió hasta llegar a mi vientre, sacudiéndome internamente y despertando un deseo y una lujuria que va en aumento conforme Matt continua regando pequeño besos desde mi cuello hasta mis mejillas.

Se acerca peligrosamente a mi boca, pero no me besa, solo rosa la comisura de mis labios, continua besando mi mentón y sigue dándome besos hasta llegar al otro lado de mi cuello donde susurra.

—¿Que me estás haciendo nena? deseo desesperadamente besarte, pero no quiero apresurarme, quiero tenerte de a poco, quiero que desees tanto como yo que mis labios cubran tu boca, que mi lengua rose la tuya, que mis manos se pierdan en tu piel.

Vuelve a besar el lóbulo de mi oreja y continua dándome pequeños besos recorriendo mi mejilla y vuelve a estar muy cerca de mi boca, lo siento respirar sobre ella, esta tan cerca de mi boca que su lengua me rosa un poco los labios cuando la saca para humedecer los suyos, luego en el susurro ronco más sugerente y excitante que había escuchado en mi vida murmura.

—Nena, mírame.

Obligo a mis parpados que están cerrados disfrutando de las tiernas pero sugerentes caricias que la boca de Matt me esta brindado, a abrirse cuando lo hago sus ojos están posados sobre los míos, son gris claro el borde negro a su alrededor hace un contraste increíble y sus pupilas están completamente dilatadas, me está mirando con lujuria, su respiración es lenta, pausada, sé que está controlándose porque también noto que su cuerpo esta tenso junto a mí.

Continuo mirándolo fijamente, Matt me atrae lo siento en mi cuerpo, lo siento en mi corazón no de la misma manera en que me gusta Andrew. Lo que siento por Andrew es completamente diferente, es voraz, agresivo, es como si un fuego se despertara en mi interior y me quemara de adentro hacia fuera. Pensar en Andrew me hace separarme un poco de Matt, que nota mi cambio en seguida.

—¿Que? —sonrió un poco y comento en tono bajo.

—Nada, es que tienes hermosos ojos y están desbordando deseo.

Matt se ríe con picardía y se pega nuevamente a mí, haciendo que esta vez sienta su cuerpo y la erección que crece dentro de su pantalón, mis ojos se abren como platos al sentirlo contra mi vientre por lo que él sonríe aún más ampliamente,

—Te deseo nena, con locura pero hoy no voy a besarte, ni siquiera voy a tocarte más de lo que lo he hecho, tengo suficiente de ti por hoy, eres embriagadora Asier, podría volverme adicto a ti —respira sonoramente, cierra sus ojos privándome de ellos y lo escucho contar— uno, dos, tres, cuatro, cinco... —vuelve abrir los ojos.

Matt se acerca nuevamente a mi boca, automáticamente mis ojos se cierra, pero el beso no llega, siento como une sus labios a la comisura de los míos de forma tierna y cálida para luego dejar otro en mi frente, rodea mis hombros con sus fuertes brazos atrayéndome hacia sí, puedo sentir aun su potente erección sobre mi vientre.

Pero sé que fue todo, no va a pasar más de aquí, por lo que también lo abrazo fuertemente y hundo mi cara en su pecho, respiro su aroma, su rico y delicioso aroma masculino cargado de deseo, da un beso sobre mi cabello y se separa de mí, mira hacia su pantalón y sonríe pícaramente, yo hago lo mismo descendiendo mis ojos y me sorprendo al ver una enorme tienda de campaña armada en su pantalón.

—Si me disculpas un momento, tengo que acomodar cierto paquete que está incomodándome justo ahora.

Se separa de mí y con descaro toma su enorme erección y trata de acomodarla dentro de su pantalón, yo lo miro divertida aunque sorprendida, Matt no tiene pudor y no se me molesta en demostrarlo, luego vuelve a reír.

—Que intenso, pasaran unos cuantos días antes que pueda superar esto —nos señala a ambos, luego vuelve a sonreír.

Matt me tiende su mano la cual acepto y comienza andar pasando por mi lado en dirección a la puerta, tirando de mí, me rio por su actitud despreocupada y lo sigo. ¿Cómo es que acabamos de pasar un momento tan íntimo, tan malditamente excitante y no se siente para nada incomodo? Matt hace que los momentos que suelen ser incómodos pasen por la cosa más normal del mundo y me encanta que sea así.

Salimos de su habitación, el aun no suelta mi mano, caminamos por el pasillo y descendemos las escaleras, giramos en dirección a la cocina, en cuanto entramos me acompaña hasta el mesón, separa un banco, me toma por la cintura me levanta y me sienta, luego me guiña un ojo y se dirige hacia la nevara, la cual abre y con la cabeza dentro de ella me pregunta.

—¿Que desea comer señorita? —yo me río por su tono formal y le digo aun riendo.

—Pues no sé, cualquier cosa menos macarrones con queso soy muy joven para morir.

Lo escucho reír dentro de la nevera y cuando la sale de esta tiene, una bandeja de filetes, unas papas, vainitas, zanahorias y queso crema, me mira divertido

—Ja, ja, ja muy graciosa, no puedo permitir que mueras, no antes de hacerte la mujer más feliz y afortunada del universo.

Su comentario me deja fuera de base y sorprendida, siento como los colores suben a mis mejillas y desvió la mirada, Matt sabe cómo dejar a una mujer sin palabras, cuando vuelvo mis ojos hacia él está de espaldas a mí, sacando utensilios de uno de los gabinetes, respiro profundamente y le pregunto en un susurro.

—¿Necesitas ayudad? —Se voltea y sonríe.

—Por ahora necesito que estés allí, sentada y tranquila, no se realmente si puedo cumplir mi palabra de no besarte hoy o de no hacerte cualquier otra cosa, así que mejor quédate allí, por favor.

El por favor suena un poco a suplica por lo asiento y me quedo en mi banco mirando como comienza a cortar los filetes en finas tiras, luego los coloca en un bol con una agilidad que me impactan, pela y corta las papas igual de bien, parece un experto, luego le pregunto, buscando conversación.

—¿Te gusta mucho esto cocinar, no? —Matt sonríe mirándome divertido, y responde mi pregunta con otra

—¿Por qué, se nota?

Yo comienzo a reír y veo que Matt tiene la costumbre de responder preguntas con más preguntas, por lo que comienzo a bromear con él.

—¿Sabías que los tontos son los que responden una pregunta con otra pregunta? —me ve divertido

—¿Si, en serio? —suelta una risa, luego señala la nevera con el cuchillo que lleva en la mano y sin dejar de sonreír comenta.

—¿Podrías acercarme una cebolla y un pimentón por favor?

Asiento y me bajo rápidamente de mi banco sintiéndome útil al fin, abro la nevera y comienzo a rebuscar, cuando doy con la gaveta donde están las cosas que me pidió, las saco, cuando voy a cerrar la nevera veo un tarro con enormes fresas rojas, volteo a mirarlo, Matt tiene el entrecejo fruncido, concentrado en su labor, por lo que tomo también el tarro con las fresas, cierro la puerta de la nevera con un empujón de mi cadera y regreso a mi banco.

Le tiendo la cebolla y el pimentón y coloco el tarro de fresas entre ambos, el mira las fresas y luego a mí con cara de eh?, lo miro divertida y me encojo de hombros, tomo una fresa y la meto a mi boca, mordiendo un trozo sin apartar los ojos de sus ojos, la comisura de sus labios se curva en una ligera sonrisa pícara, niega con la cabeza y continua cortando los ingredientes.

Luego se levanta, saca una sartén de uno de los estantes que esta sobre la cocina, lo coloca sobre esta y la enciende, echa un considerable cantidad de aceite de oliva y se voltea hacia mi recostado a un lado de cocina, sus ojos pasan de mi boca a las fresas en el tarro y viceversa, sé que estoy tentándolo a propósito, sé que estoy siendo mala pero es que de repente me ha provocado serlo.

Él se acerca al mesón toma una fresa y se la meta a la boca, comienza a masticarla lentamente y veo como sus carnosos y sexys labios se mueven, en ese momento saca su lengua y humedece sus labios en un gesto que me hace desear saltar sobre el mesón y tirarme sobre él, Matt es malditamente sugerente, y el silencioso juego en el que estamos metiéndonos me dice que podríamos acabar haciendo otra cosa.

Pero no me importa por lo que sonrió abiertamente, se me guiña un ojo y echa las cebollas y el pimentón al sartén que chisporrotea al entrar en contacto con la humedad de los ingredientes y continúa allí de espaldas a mí.

—Estás jugando con fuego nena, tengo mucho control sobre mí mismo, pero todos tenemos un límite, no me presiones o créeme que te tomare aquí mismo y te follare sobre ese mesón como si no hubiese un mañana.

Al escucharlo no puedo evitar soltar una carcajada, picara, audible y le respondo.

—Solo continúo con lo que empezaste arriba —comento con la boca un poco llena de fresas.

Él se voltea a mirarme con una ceja levantada y le me encojo de hombros nuevamente, por lo que su sonrisa se hace aún más grande, la tensión sexual que acabo de generar entre nosotros es increíblemente grande, pero es divertido y me gusta molestar a Matt, me gustan sus reacciones, me gusta como su cuerpo reacciona a mí.

—De acuerdo, luego no digas que no te lo advertí dos podemos jugar este juego nena, pero solo te diré una cosa, no voy a besarte ni a tocarte a menos que me implores que lo haga.

Su sonrisa crece aún más y veo ese aire arrogante que había visto en Matt solo en los momentos cuando se plantea un reto y sabe que va a ganar, yo vuelvo a reír y le suelto.

—Claro como si fuera rogarte —el vuelve a reírse y se encoje de hombros.

Se voltea y continua preparando la cena, por lo que yo comienzo a juguetear con el cachito de una de las fresas. Luego pone los vegetales en agua sobre la cocina la enciende voltea a mirar, luego una usa sonrisa un poco siniestra se dibuja en sus labios está tramando algo, lo sé.

Vuelve a reír por lo bajo y se acerca nuevamente a la nevera, saca algo que no logro ver, coge una olla la llena de agua y la coloca sobre fuego, luego coloca un bol de vidrio sobre este y comienza echar dentro de este lo que saco de la nevera, en instantes el dulce aroma del chocolate inunda mis sentidos y caigo como boba. La voz en mi cabeza sale de las profundidades con cara de perversa.

—Joder nena, esta noche te voltean como una media —mi propio pensamiento hace que me atragante con la fresa y comienzo a toser.

Matt se voltea con una ceja levantada y le digo que estoy bien con una seña de mi mano, este pone a fuego lento todas las hornillas y comienza a mover el chocolate con una cucharilla luego de unos minutos en silencio veo como la levanta y un hilo de chocolate cae de esta hacia el bol, apaga el fuego, coge dos paños y coloca el bol junto al tarro de fresas, lo acomoda un poco para que quede más cerca de este y coloca los paños a un lado, se recuesta del mesón y me sonríe.

Ambos permanecemos mirándonos con una media sonrisa en nuestros rostros, luego el suspira y toma una fresa, la hunde en el chocolate la escurre y se la lleva a la boca, la muerde y comienza a masticar, sobre sus labios queda regado un poco de chocolate por lo que se los limpia con su lengua, me invita con los ojos a que tome una fresa y pues como sé que estamos jugando el mismo juego, me limito a seguir sus silenciosas instrucciones.

Tomo una fresa y hago lo mismo, solo que en vez de morderla directamente dejo que el hilo de chocolate caiga sobre el bol y luego la dejo sobre mi boca, permitiendo que un poco de chocolate caiga deliberadamente sobre mis labios y mi lengua, luego desciendo y muerdo la fresa sin dejar de verlo, él se ríe y mira a un lado, se gira apaga la cocina, rodea el mesón y se acerca a mí, se agacha un poco para quedar a mi altura y con su pulgas limpia un poco de chocolate que quedo en la comisura de mis labios luego se chupa el dedo.

Se endereza y se acerca más a mí, me toma por la cintura me levanta y me sienta sobre el mesón se pega a mis rodillas y me ve con picardía, estira el brazo tras de mí, coge una fresa la sumerge en el chocolate le quita el exceso y la acerca a mi boca. Yo la abro sin dejar de mirarlo a los ojos, pero solo la rosa por mis labios llenándolos un poco de chocolate.

Luego se lleva la fresa la boca y la muerde lentamente, yo saco mi lengua y limpio donde él me ha llenado de chocolate, no hago un muy buen trabajo porque sonríe en tono burlón, luego se acerca a mi lentamente, pega sus labios a la comisura de mis labios donde sé que hay chocolate todavía, luego se separa un poco y pasa su lengua lentamente para luego susurrar.

—Hmmm exquisito.

Vuelve a separarse de mí y yo siento que tanto como mi corazón como mis pensamientos de anhelo y deseo van a salir se de mis cuerpo y él va a notarlo, coloca sus manos sobre mis mulos y los separa, se mete en medio de mis piernas y apoya sus manos a ambos lados de mi sobre el mesón, si apartar los ojos de mí.

—Un millón de dólares por saber que estás pensando —sonrió.

—Un montón de cosas, pero ninguna de tu incumbencia.

Le digo altanera, y con aires de superioridad, me sonríe y se acerca a mí, en la posición en la que estamos al hacer eso, prácticamente lo tengo sobre mí, pero no dirige su cara hacia mí, estira nuevamente el brazo y toma otra fresa, y repite el procedimiento solo que esta vez, deja un poco más de chocolate sobre la fresa, por lo que al acercarla a nosotros cae un poco sobre mi franela y bajo la mirada, limpio el chocolate y me llevo el dedo a la boca, lo chucho sin dejar de verlo a los ojos.

Matt respira profundamente, y siento como se remueve entre mis piernas, estoy segura que ha comenzado a ponerse duro otra vez, la idea de tenerlo tan cerca reaccionando a mí de esa manera me pone, por lo que saco el dedo de mi boca y lo acerco a sus labios, que los roso suavemente y siento como un destello de lujuria aparece en sus ojos grises, luego con un movimiento rápido, atrapa mi dedo entre sus dientes y yo me sorprendo y me río a carcajadas, él lo chupa un poco y al hacerlo un fuerte corrientaso se instala en mi entrepierna, siento como un calor comienza a ascender por mi cuerpo, mi respiración comienza agitarse y mi reacción lo hace sonreír, libera mi dedo y se acerca a mi oído.

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