Su sinceridad me descoloca, continuo acariciándolo lentamente mientras él se deja caer sobre mí, respirando agitadamente en mi cuello, de vez en cuando deja un beso húmedo sobre mi cuello, luego de unos instantes en esa posición, se separa de mí y baja sus pantalones de un tirón, caen en sus tobillos, donde se apresura por quitar sus zapatos y sus medias.
Luego termina de sacarse el pantalón y se acerca a mí me toma de la cintura y comienza a besarme nuevamente, su erección rosa peligrosamente sobre mi vientre, su longitud y anchura me perturba los sentidos, Andrew sostiene mis pechos entre sus manos mientras me besa y rosa su cuerpo con el mío, con gruñido pregunta
—¿Tomas la píldora? —Su pregunta me sorprende, por lo que busco su cara y lo veo dudar un instante luego suspira y me responde bajo, algo apenado— no he traído un condón, en realidad mi idea no era que esto pesara, lo siento.
Su disculpa me llega muy dentro, el que no tenga un preservativo con él me dice que realmente vino para saber de mí y no para que fuera un acoston del momento, tomo sus mejillas entre mis manos y lo beso, lenta y tiernamente susurro contra su boca.
—No tienes de que preocuparte o disculparte si, la tomo.
En ese instante sus manos se desplazaron con avidez hasta mis nalgas me levanto y volvió pegarme a la pared con algo de fuerza, mis piernas automáticamente se enrollan en su cintura y nuestros labios vuelven a cerrarse uno contra otro, con una de sus manos se sostiene a la pared mientras que con su cuerpo me mantiene sostenida entre la pared y el.
Con la mano libre toma su erección y la pasa sobre mi abertura, sentir el contacto piel con piel nos enloquece a ambos que gemimos de éxtasis, su cabeza se echa atrás y un gruñido gutural sale de su boca cuando poco a poco comienza penetrarme. Entre jadeos entrecortados, vuelve sus ojos hacia mí y nuestros rostros son pura lujuria, pasión y deseo. Me susurra pegado a mi boca mientras va entrando en mí.
—Maldición nena estas tan húmeda, tan mojada y estrecha me encantas Asier, eres como un vicio, una adicción a la cual no puedo resistirme, ¿estas sintiéndolo verdad?, estas sintiendo lo que yo siento, como el tiempo y todo a nuestro alrededor se detiene y nada más importa, solo nuestros cuerpos juntos, nuestros ojos mirándose, sé que lo sientes porque tus besos me lo dicen, tus caricias me lo expresan, tus gemidos me dicen que nunca te habías sentido así. Por dios nena yo tampoco esto es, esto es otra puta cosa que no había experimentado antes. Eres perfecta nena, perfecta.
Termina su discurso con su miembro en lo hondo de mí, contuve la respiración sentía que si me movía se hundiría más en mi un ligero dolor acaricio la parte interna de mi vientre y los músculos de mi vagina se cerraron sobre su miembro chupándolo y acunándolo en mi interior, nos quedamos unos instantes así acostumbrándonos a la invasión.
Luego Andrew comenzó a moverse lentamente afuera, dentro, fuera, dentro, su miembro acaricio cada centímetro en dentro de mí, estaba siendo una tortura lenta y deliciosa, mis manos reposaban sobre sus hombros, que poco a poco se fueron cubriendo de una capa de sudor, sus labios comenzaron con el sin fin de besos húmedos que estaban ayudando hacerme perder el sentido.
Pronto comenzó a moverse con más fuerza con mayor ímpetu y a cada estocada de su miembro de mi boca se escapa un gemido, se me escapa su nombre y más gemidos, demasiado pronto sus movimientos son más rápidos, más fuertes, siento como toma mis nalgas y las aprieta.
En un momento se detiene y respira agitado sobre mi cuello, separa su cuerpo de mí y comienza a deslizarme hasta que mis pies tocan el suelo en cuanto mis piernas sienten el peso de mi cuerpo comienzan a temblar, Andrew lo nota y sonríe en mi cuello.
—¿Me siguieras el ritmo? —me rio en sus brazos.
—¿Y tu, te contendrás lo suficiente como para no correrte tan pronto?
Ríe mas fuerte en mi cuello se separa y de sus labios se desprende una hermosa y cálida sonrisa esas que simplemente enamoran, y me da un tierno beso en mis labios.
—Esa boca —vuelve a besarme, luego me carga y me señala la puerta de mi habitación con las cejas levantadas, yo comienzo a reír.
—Si puedes entrar.
Se acerca a la puerta y entramos en mi preciado mundo, el mira todo a su alrededor y sonríe, mira mi cama deshecha y me susurra.
—Alguien no ha hecho su cama hoy, perezosa.
Andrew de alguna forma estaba en calma, había un ligero brillo en sus ojos, sus pupilas estaban dilatadas, sus labios rojos estaban un poco hinchados por la cantidad de besos que nos dimos, acaricio mi rostro con sus pulgares y me dio un beso en el hombro luego me arrimo hacia él y se acomodó en la cama, dejándome a su lado, comenzó acariciar mi tatuaje.
—Me gusta mucho este y el que tienes en el muslo, ese es sugerente hasta mas no poder —sonríe y luego desliza su mano hasta mi antebrazo lo gira y lee— La Vida sola se equilibra —lo acaricia suavemente con su índice sonríe y me ve con diversión— una frase contundente, imagino que significa mucho para ti —lo veo y sonrió, acariciando su barba.
—Sí, me toco aprender por las malas muchas cosas y luego la vida misma me enseño que nada de lo que haces en este vida queda sin cobrarse, ella sólita se encarga de todo, equilibrando los pesos —deja un beso en mi cabello y suspira, luego recuerdo su tatuaje y me muevo a su lado.
—Venga ponte de espadas —el me mira extrañado.
—¿Para qué? así estoy muy cómodo, además ¿cómo te veo si estoy de espaldas a ti? no me prives de verte Asier eso es un pecado.
Sonrió y le doy un empujón para que se gire, cosa que hace a regaña dientes y su maravillosa y magnifica espalda queda expuesta ante mis ojos, sus músculos están marcados a la perfección de una manera tan sexy que me relamo los labios y él se ríe.
—Allí está otra vez esa expresión, estas viéndome como si fuera un enorme trozo de pastel de chocolate —sus palabras me recuerdan nuestro segundo encuentro y empiezo a reír a carcajadas —si ríete, no es muy cómodo que te vean así ¿sabes?
Continuo riendo y poso mis ojos en su tatuaje y finalmente logro ver que es un intricando diseño que lo que creí que era un cardumen de peses en realidad es un barco bajo el agua hundiéndose, lo que pensé que era agua de un mar tranquilo, es un oleaje salvaje, debajo de las olas el barco está hundiéndose, en un tono de agua azul oscuro pero mientras bajo la mirada el tono de azul varia y va degradándose.
Convirtiéndose en una hermoso paraje submarino donde hay peses multicolores, arrecifes, tiburones, es un contraste increíble con la escena de arriba acaricio el lugar donde está el barco lo escucho suspirar y luego murmura algo que no alcanzo a entender, se voltea me toma de la cintura y me apoya en su pecho, y comienza a acariciarme, estoy segura que ese barco es el barco donde murieron su padres y ese tatuaje es un recordatorio constante de ese espantoso día.
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