Seducida por un extraño (COMPLETA) romance Capítulo 57

—¿Tienes miedo que te muerda y te guste? —sus ojos se abren como platos antes mis palabras y en cuanto escucha mi risa niega con la cabeza.

—¿Eres cruel sabes? —Hace una pausa y suspira— creo que será mejor que me vaya —hace ademan de irse pero lo tomo de la muñeca y hago que se detenga estamos en silencio por un instante.

—Solo bromeaba, prometo no comportarme como una perra provocadora —el levanta una ceja ante la expresión y se acerca a mí, colocando sus manos sobre mis mejillas.

—No vuelvas a llamarte de esa manera, ¿de acuerdo? ahora abre la puñetera puerta antes que me arrepienta, me largue y pase todo el puto camino de regreso a mi casa reprochándome por no haberme quedado —comienzo a reír, cuando intento separarme de él me retiene y susurra otra vez un poco avergonzado.

—Espera un poco, quedémonos así un instante más —yo vuelvo a reír también un poco nerviosa, el suspira, pegando sus labios a mi frente y me libera, lo veo cerrar sus ojos y susurrar— listo, ahora abre la puñetera puerta.

Vuelvo a reír y me giro para abrir la puerta, entramos al piso. Durante el camino voy encendiendo las luces que poco a poco van llenando de luminosidad el espacio, le hago señas para que se acerque a la sala y le muestro el sofá.

Antes de acercarse este se quita el saco, lo dobla con cuidado y afloja el nudo de su corbata, luego se sienta mientras lo observo. Me abro camino hasta mi habitación donde dejo mi bolso y tomo el móvil para escribirle un mensaje a Kev y avisarle que ya estoy en casa

Yo:

Hola Kev, ya en casa... Buenas noches un beso a Dani

Voy caminando hasta la sala con los ojos fijos en la pantalla del móvil por lo que no noto la cercanía con la mesa que se encuentra frente a mí hasta que siento un punzante dolor en mi pantorrilla. Un grito de dolor se escapada de mis labios y veo como Andrew se levanta a toda velocidad y me sostiene de los hombros mientras yo me doblo sobre mi misma maldiciendo.

—¿Estas bien, donde te golpeaste? —continuo maldiciendo y me siento sobre la mesita de madera.

Trato de levantar mi vestido para encontrar el lugar donde me he golpeado de inmediato, Andrew se agacha frente a mí y me interroga con sus ojos pidiendo permiso para ayudarme, asiento y comienza a levantar mi vestido. Justo en el medio de mi pantorrilla tengo un cardenal, el pasa sus dedos sobre él y un gemido de dolor se escapa de mis labios, me ve y niega con la cabeza antes de susurrar.

—Despistada.

—Oye, que venía escribiendo un mensaje y no me di cuenta que estaba tan cerca de la mesa —él me sonríe y susurra con dulzura

—Por eso, despistada —luego hace un movimiento extraño se acerca a mí y me levanta entre sus brazos.

Camina hasta el sofá donde me deja con cuidado y se sienta al otro extremo donde se encuentran mis pies, toma la tira de la sandalia y comienza a soltarla sin decir nada, luego lo hace con la otra y acomoda mis pies sobre sus muslos.

—¿De qué querias que habláramos? —lo miro y sonrió.

—La verdad es que no lo sé, solo quería pasar un rato más contigo.

—¿Hace cuánto se conocen tú y tus amigos? —suelto a reír por lo que decidió preguntar.

—A Dani la conozco de toda la vida, a Kev lo conocí en la universidad mientras estudiaba, desde entonces siempre hemos estado los tres —el asiente y sonríe.

—Ellos me recuerdan a nosotros —guarda silencio por un momento, lo miro con curiosidad y el continua— a Sophi, Matt y yo éramos así de unidos, siempre estábamos juntos, yo quería a Matt como un hermano y Sophi prácticamente es mi hermana, Tony no se llevaba tan bien con nosotros porque éramos un desastre ¿sabes? siempre estábamos metidos en problemas, problemas que nunca se resolvían porque ninguno nunca acusaba al otro, si nos castigaban lo hacían con los tres, siempre había premios y castigos para los tres juntos.

Hace una pausa y una tristeza se instala en sus ojos, luego me mira y continúa un poco más bajo.

—Hubieses tenido la oportunidad de preguntarle a más personas y lo habría hecho nena, lo sé —aparento estar ofendida y ambos reímos, luego de un largo rato riendo el vuelve a preguntarme— entonces ¿qué fue lo que el idiota ese te dijo de mí?

El tono frio que utiliza esta vez me deja saber que está hablando en serio y quiere saberlo, pero sé que no debo decirle nada porque no le debo dar explicaciones y se lo hago saber.

—Nada, lo que Matt y yo hablemos no es exactamente de tu incumbencia ¿de acuerdo? —sus cejas se fruncen con aprensión.

—Es de mi incumbencia si tiene que ver conmigo.

Lo miro mal y aparto mis pies de su regazo para sentarme, el maldito vestido se enreda en mis piernas y maldigo por lo bajo, él sonríe ante mi enredo y yo continuo tratando de ponerme cómoda con el bendito atuendo que traigo puesto.

—Vale, pero igual no voy a decírtelo, son cosas mías y de Matt.

Su gesto se vuelve frio y distante por instante, siento como el capitán de hielo vuelve hacer su aparición poco a poco, se frota las manos y susurra.

—Creo que debería irme ya, ha sido un placer acompañarte gracias por bailar conmigo esta noche.

Se pone en pie toma el saco y camina hacia la puerta sin darme tiempo si quiera de reaccionar, cuando logro ponerme en pie este ya está frente a la puerta y lo escucho decirme

—Recuerda, paso por ti a las 10 y por lo que más quieras no me hagas esperar.

Luego escucho abrirse la puerta y cerrarse tras de él, otra vez quedo sola en el piso con el sentimiento extraño que de saber que el hombre que acaba de salir por la puerta de mi piso, se me ha metido en el corazón y ya no solo me gusta sino que quiero conocerlo realmente y saber qué cosas a vivido para que se comporte de esa, quiero descubrir a Andrew y un sentimiento de temor y angustia se apodera de mí, porque creo que puedo enamorarme de el en el proceso y me aterra.

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