Por un momento siento que he perdido todo el control de mi cuerpo, de mi cerebro de mi existencia y que solo Andrew sabe lo que pasa conmigo, pero un instante todo eso termina, Andrew me aparta de él y nuestras miradas se encuentran, luego con voz ronca me dice
—Asier no quiero que pienses que solo quiero follarte y ya, lo que dije hace un rato lo dije en serio, puede que haya pasado muy poco tiempo y sientas que es una mentira, pero... —hace una pausa y continua— lo que siento por ti, no es un juego, yo...
No lo dejo terminar tomo su rostro entre mis manos y lo beso una vez más luego me separo y con los ojos cerrados muy fuertemente le respondo
—Yo también.
Siento que su cuerpo se tensa ligeramente y lo escucho responder en un susurro incrédulo, respiro profundamente aun pegada a sus labios, dejo un casto beso y vuelvo a susurrar.
—Yo también.
Esta vez no dice nada, sé que está esperando que termine de decirlo, pero Dios mío me está costando trabajo hacerlo, porque me cuesta tanto decirle que siento lo mismo, y la sombra de miedo crece en mi interior y recuerdo ese día aquí mismo en su casa, sus palabras, su frialdad, se lo hiriente y duro que puede ser y cuanto esto me dolería justo ahora, suspiro una vez más y le susurro aún más bajo.
—Yo también siento lo mismo que tú. Creo... creo que me enamore de ti Andrew y me aterra, tú me aterras —lo siento sonreír en mis labios y responde divertido.
—Es primera vez que me aceptas que sientes algo por mí, aunque tu cuerpo siempre te ha traicionado —me separa un poco de sus labios y le susurro aun sin abrir los ojos.
—Eres un imbécil Andrew —el vuelve a sonreír y me contesta.
—Sí, lo sé un imbécil enamorado que te quiere.
Señoras y señores es oficial estoy totalmente derretida por este arrogante, sexy y divino hombre. Después de volver a besar mis labios con ternura se separa de mí y me mira serio y comenta en tono solemne.
—Deberíamos salir de aquí, cierto individuo está loco por sentirte y justo ahora no creo que sea adecuado.
Lo veo con diversión escaneando su cuerpo, al llegar a su entrepierna mis ojos se abren como platos, esta duro y no hace absolutamente nada por ocultarlo, veo su cara, la tensión sexual que estaba acaba de incrementar considerablemente y para relajar el ambiente bromeo con él.
—Pervertido —el enarca una ceja y me responde.
—Descarada —sonrió y le contesto
—Acosador —él sonríe un poco más y me suelta.
—Calentona —mis ojos se abren de la sorpresa y como no sé qué decirle le digo lo de siempre.
—Eres un imbécil Andrew —el comienza a reír a carcajadas y me dice entre risas.
—Te quiero Asier, ahora por favor ponte cómoda, voy a darme una ducha ¿vale?
Una de mis cejas se eleva con picardía y responde al gesto señalándome con expresión seria
—¿Ves? uno trata de comportarse contigo y no le das la oportunidad ¿quieres dejar de provocarme? —mi ceja se eleva aún más y me cruzo de brazos delante de él y le susurro.
—¿Y si no lo hago qué?
Sé que estoy tentando mi suerte, sé que si intento "escapar" de donde me estoy metiendo no lo lograre y terminaremos desnudos en su cama, pero no puedo evitarlo, Andrew es tan malditamente tentador que no puedo evitar provocarlo y retarlo, es un juego que me encanta y sé que a el también, de sus labios se desprende esa sonrisa diabólica y mi cuerpo se timbra inmediatamente, luego me dice.
—Por favor Andrew.
Lo siento sonreír en mi cuello y su sexy y ronca voz cargada de deseo me responde en un susurro insinuante
—¿Por favor que Asier?
Como puedo tratando que mi cerebro haga el trabajo necesario para armar la oración que deseo decir, pero falló estrepitosamente y solo soy capaz de decirle.
—Ya no lo soporto más.
El vuelve a sonreír y libera mis manos, me da un tierno beso en la oreja y otro en los labios luego se levanta, se baja de la cama y se dirige al cuarto de baño cierra la puerta y escucho cuando echa el pestillo, mi expresión de sorpresa es enorme, luego de unos instantes en los que ni siquiera soy capaz de reaccionar.
Escucho el agua de la ducha caer, mi boca se abre con la típica "O" y le grito desde la cama totalmente, indignada, caliente hasta mas no poder y frustrada porque sabía que esto podría pasar, el me lo advirtió, pero no pensé que tuviese el control para detenerse.
—¡ERES UN IMBÉCIL ANDREW! —lo escucho reír a carcajadas en la ducha y me responde.
—Te lo advertí, no puedes vencerme en mi propio juego Asier.
Maldigo por lo bajo y me bajo de la cama, camino frustrada como un león enjaulado en la habitación y luego de suspirar con frustración una vez más salgo de allí a la cocina, necesito tomar algo y calmarme, en todos los sentidos, además no quiero estar frente a él cuándo salga de la ducha, dios es tan exasperarte, arrogante, tan idiota.
Aaaf como lo odio, tomo un vaso y lo sirvo con agua y me voy a la sala donde me quito mis converse y me dejo caer sobre uno de los sofás, tomo uno de los cojines y lo coloco sobre mi regazo, suspirando y bufando como un toro enojado.
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