Narra Grace
Iniciamos nuestros días de compartir el mismo espacio súper mal, pero fue un alivio cuando amanecí usando el traje de novia y no encontrarlo, supuse que debía estar encargándose del asunto económico y de lo que se estipulaba en el contrato, pues el trato es que el reciba su dinero y que en el momento de la ceremonia se haga efectivo lo del acuerdo con el banco; si tiene que tomarse todo el día que lo haga, no me hace falta por acá; me dio nostalgia tener que abrir mi closet y no encontrar nada de mis anteriores prendas, todo lo que está en mi actual ropero es bonito, pero hay cosas que se hacen valiosas y aunque no las uses no quieres donarlas, botarlas o lo que sea.
El lugar en el cual vivimos ahora es espacioso, mi habitación es cómoda, tengo mi espacio por lo que en los pocos días que llevamos aquí no nos frecuentamos; luego de la boda nos hemos quedado aquí por dos días, ya mañana debemos volver al trabajo con normalidad, en este tiempo lo vi por la noche cuando llegó a casa, pero luego se encerró en su habitación y hoy lo vi por la mañana, quiso desayunar lo mismo que había preparado para mí, luego se fue y no lo he visto, gracias a Dios he tenido la casa para mi sola, algunos esperaban la luna de miel, pero por muchas razones no tuvimos, pero ¿para qué? Él y yo sabemos que esto es solo un montaje, seria innecesario.
Por la noche organizo la ropa que usaré para ir a la oficina, me toca mirar lo que tengo en el ropero porque todo es nuevo y no es mi estilo, es algo elegante para lo que acostumbraba.
- Señorita Grace – escucho afuera de la habitación
- Sí, señor Jackson, dígame – respondo acomodando las prendas en un perchero
- Mañana puede llamar al banco y verificar el acuerdo, ya hoy me encargué de eso, pero igual para que esté más segura puede llamar – indica aun desde afuera
Yo abro la puerta y este se encuentra semidesnudo, solo lleva una toalla alrededor de su cintura, me sorprendo un poco pero trato solo de mirarlo a su cara, no quiero que note que su cuerpo lleno de músculos me puede intimidar.
- Si usted dice que ya todo está arreglado, lo creo, muchas gracias – le digo tratando de no apartar mis ojos a otro lugar.
- No tiene que agradecer, y si me disculpa me retiro, voy a ducharme
El hombre se da la vuelta y ahora si puedo repararlo, tiene una espalda ancha con pequeños lunarcitos, parece un gran escaparate, ¿cuantos lunarcitos puede tener? Parece una galaxia.
- ¡Oh! también quería preguntarle algo – menciona dándose la vuelta por lo que de repente debo apartar mi cara
- Si señor - digo mirando mis uñas
- ¿Usted podría planchar una camisa por mí? no sé cómo hacerlo – dice algo apenado
- Claro señor, mañana temprano le puedo planchar su camisa.
A las seis de la mañana del otro día, me levanto para hacer algo de café, cuando salgo de la habitación lista, ya el jefe se encuentra bajando las escaleras para ir también a la cocina.
- ¿Cuál es la agenda para hoy? – pregunta el jefe al verme
- Señor hoy debe reunirse con Dionisio del World information, ¿recuerda lo de la filmación para el programa?
- Oh, claro, si lo recuerdo.
El hombre se sienta en la barra de la cocina y espera a que el café esté listo, ambos lo tomamos en completo silencio.
- ¿Su madre ya volvió a los Ángeles? – cuestiona de repente
- Si, al día siguiente tuvo que volver, mis hermanas deben ir a clases
- Comprendo
Esa fue toda la conversación estando en casa, es incómodo estar con una persona que no conoces del todo en un mismo espacio, no me refiero a la oficina, sino a la misma casa.
Fuimos juntos hasta la compañía, durante el camino también estuvo ese silencio incómodo, deseaba llegar pronto y tener que bajar de su auto porque es muy tenso aquí; el jefe parque su auto y esta vez es diferente, el hombre abre la puerta por mi haciendo que lo mire extrañada, luego me toma de la mano y en un reflejo intento soltarme pero la sostiene con fuerza.
- ¿Qué hace? – digo en voz baja
- Es mi esposa, estamos recién casados, lo normal es que estemos así – dice entre dientes mientras le sonríe al personal que va llegando
Así fuimos hasta el ascensor donde me suelta y noto que limpia su mano.
- Tranquilo, no tengo ninguna enfermedad, no tiene que limpiarse
- ¿Qué dice? – cuestiona como si no supiera de que hablara
- Su mano señor, lo vi limpiar su mano luego de tocarme
- Es una costumbre
Las puertas del ascensor se abren y sale antes que yo, camina hasta la oficina y abre las enormes puertas, como no hay nadie con quien aparentar ser un caballero, no me permite entrar primero.
- Señorita Grace, vaya al parqueadero y busque en mi auto un documento importante que dejé allí – ordena siendo poco cortés
- ¿Por qué me habla de esa manera? – cuestiono con algo de molestia, de por si ya vengo ofendida por lo que hizo en el ascensor
- ¿Cuál manera?
- Como si fuera su sirvienta, ayer fue amable cuando me dijo lo de su camisa, pero luego se porta así, como un mal educado
- Es una mujer muy susceptible, ¿no se lo habían dicho?
- ¿Ahora soy susceptible? Que sínico es, de verdad
- Tenga cuidado en la manera como me habla, aún sigo siendo su jefe, deje de involucrar situaciones de casa con la oficina, aquí no voy a tener tratos especiales con usted por ser “mi esposa” – menciona haciendo las comillas en el aire con sus dedos
- No pido que me trate de forma especial, solo que no sea tan…
- ¿Tan qué? – cuestiona mirándome con cara de culo, quizás creyendo que no soy capaz de decirlo.
- Está bien, pero si necesitas algún consejo, pues sabes que soy mejor que una sexóloga
- Desayuna con tu boca cerradita, por favor – mis mejillas arden por imaginar una escena así con el jefe
- ¿Cómo han sido tus días de casada? Debe ser muy divertido compartir la mis casa con la persona que amas, despertar y verle allí a tu lado – ella suspira y se mete una cuchara de su tarta de manzana a la boca.
- Si, eso es… es agradable, pero no todo es color de rosas, hay momentos en los que quieres matar a tu pareja – digo con sinceridad – él puede ser irritante por momentos.
- Vaya, ya hablas como una señora, mi madre también decía lo mismo de mi padre y ya llevan más treinta años juntos
- Es mucho tiempo
Gracias a Dios solo debo esperar un año, un año pasa muy rápido, muy rápido, me digo a mi misma para mi consuelo; voy terminando mi rosquilla cuando me llega un mensaje del jefe.
- Regrese, necesito que esté en la oficina, POR FAVOR, trae una dona para mí, ¿así o más amable? – leer esto es como escucharlo con su tono de burla, ¡aish! Idiota.
- Ya tengo que irme – menciono poniéndome de pie
- Ya tu esposo te extraña, deben aprovechar muy bien esa oficina – sigue ella con los temas calientes.
Subo a la oficina y no llevo la dona, apenas ingreso me excuso.
- Leí su mensaje muy tarde, ya venía en el ascensor, disculpe
El me observa sabiendo que es una mentira, me lanza una sonrisilla ladeada y se acomoda en el escritorio.
- Mañana nos vamos a los viñedos, las personas del programa comenzarán con las filmaciones, así que aprovecharé para mirar cómo van las cosas por allá, necesito que te vayas un poco antes para la casa y prepares algo de caldo para mí, no me siento muy bien del estómago, se lo pediría a mi madre pero ya eres mi esposa, así que tienes que hacerlo.
- En el contrato no decía que sería su criada
- No, tampoco decía que me podía insultar cada vez que se te dé la gana, además tuviste dos días libres, puede compensar ese tiempo haciendo algo tan básico como un caldo de pollo, ¿o prefieres que lo descuente de tu paga? Recuerda que en el contrato decía que debías continuar con tus obligaciones, nada de tratos especiales señorita Grace.
Abro mi boca sorprendida, no tengo palabras para responder
- Sea más consiente, si esto es un trato deberíamos dividir los gastos pero yo me hago cargo a todo, podemos equilibrar las cosas, usted puede ayudarme con las cosas básicas, lo que haría una mujer en su hogar.
Noto que está siendo un puto machista de mierda, pero no voy a tirarme el día de trabajo por eso.
- Está bien señor, le prepararé su caldo de pollo – respondo apretando mis puños.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si, acepto el contrato (COMPLETO)