Si es destino estar contigo romance Capítulo 45

Lucrecio la envió de vuelta al dormitorio, pero Yolanda no lo quería.

—Lucrecio, no vas a ir a la empresa, ¿verdad?

—No voy a ir —Lucrecio respondió mientras le dirigió una mirada de tranquilidad—. No iré si no me dejas.

—Vale.

Sólo entonces Yolanda le soltó la mano en señal de satisfacción y tranquilidad. Lucrecio estaba a punto de irse, pero de repente se detuvo, se volvió y miró a Yolanda.

—Yolanda, si un día descubres quién es tu verdadero padre, ¿irás a buscarlo?

Yolanda ni siquiera se lo pensó y miró preocupada a Lucrecio.

—No tengo padre, eres todo lo que tengo.

Lucrecio dejó de mirarla:

—Vete a dormir, buenas noches.

Yolanda se quedó mirando fijamente a su espalda mientras se marchó. A Yolanda él a veces le parecía extraño, y las preguntas que él le hacía a ella también las fueron. Pero no se molestó en pensar demasiado en esto, y en poco tiempo se durmió.

Y en el dormitorio de Lucrecio, él se sentía deprimido, había tenido una noche de insomnio.

Al día siguiente. Yolanda había estado en trance durante los últimos días, no le importaba la fecha, pero por la mañana cuando estaba comiendo con Lucrecio, recibió una llamada de Zenón. Sólo entonces se dio cuenta de que las notas del examen se publicaban hoy.

Zenón no era muy bueno en sus estudios y él también decía muchas veces que el examen no tenía demasiado sentido para él, porque su madre haría todo lo posible para que entrara en la Universidad de Alba de todos modos.

Yolanda colgó el teléfono y, de repente, empezó a sentirse nerviosa Lucrecio veía la diferencia y dijo con preocupación:

—¿Qué te pasa?

—Lucrecio, las notas se publican hoy, no me atrevo a revisarlas.

Yolanda recordó que había sido fastidiada por Zita durante el examen, creyó que con su puntuación no entraría en la Universidad de Alba seguro.

Lucrecio echó una mirada a Hugo. Él lo entendió inmediatamente.

—Comamos primero.

La voz de Lucrecio era un poco ronca porque no había descansado bien. Yolanda estaba de un humor complicado mientras agarraba las rebanadas de pan y se las metía con fuerza en la boca. Estaba llena de imágenes de irse a la Universidad de Barce y luego dejando la ciudad conocida, cuando más pensaba en esto, más triste se sentía.

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