Si es destino estar contigo romance Capítulo 46

Yolanda se dedicó a su afición todo el verano, y cuando recibió la carta de admisión de la Universidad Alba, ya era casi la hora de empezar los cursos.

Durante las vacaciones de verano, Zenón la invitaba a salir varias veces, pero Lucrecio no la dejaba salir. Al ver que estaba a punto de empezar sus cursos, Yolanda pensó que era un poco mala educada rechazar tantas veces.

—Lucrecio, por favor, déjame salir por una vez, ¿vale?

Yolanda como un koala en el cuerpo de su tío, lo que más hacía cada día durante los últimos dos meses era estar con él. Miró a Lucrecio con desconcierto, sin saber por qué, él no trabajaba mucho en los últimos dos meses y parecía que todos los días estaba en casa para acompañarla. Pero esto era bueno, ella quería estar con él todo el tiempo.

Lucrecio pasó todas las páginas de la revista que tenía en la mano y dijo fríamente:

—No.

— ¿Pero, por qué? Sólo voy a salir un rato, sólo un ratito.

Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta.

Yolanda no esperaba escuchar el timbre de casa de la familia Castro sonando en su vida. La casa era tan grande y remota que nadie vendría a llamar a la puerta a menos que alguien viniera específicamente a buscar a Lucrecio.

Le picó la curiosidad a Yolanda y se levantó del sofá para acercarse a la puerta.

En el momento en que se abrió la puerta, la mirada de Yolanda se desvaneció en un borrón, la persona que estaba frente a ella llevaba un vestido de una famosa firma y un bolso de colección limitada global en la mano. Aunque estas cosas no eran valiosas tampoco para Yolanda, y ella las tenía, la mujer que tenía delante, le producía una sensación de opresión.

Carolina Ruiz entró directamente con la barbilla levantada, ni siquiera abrió los ojos para mirarla a Yolanda. Por un momento, empujó su maleta de equipaje que tenía en sus manos hacia a Yolanda. Yolanda se quedaba congelada en su sitio, mirando la maleta, aturdida durante mucho tiempo.

— ¡Sorpresa!

—¿Por qué vienes aquí?

Las delicadas cejas de Lucrecio se fruncían ligeramente, no miró primero a la cara de Carolina, sino a Yolanda, de espaldas a él en la puerta de entrada, no podía ver su expresión.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si es destino estar contigo