Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 111

— Danielle

La voz de advertencia de Nicholas, le dijo que no estaba creyéndole nada. Solo no quería hacer un gran escándalo sobre lo sucedido o esa mujer conseguiría lo que buscaba.

— He tenido nauseas todo el día, pero creo que es porque comí demasiado al almuerzo, no hay que alarmarse, cuando Lee, regrese me haré un chequeo completo

— No, nada de esperar, iremos ahora mismo —sentenció Nicholas, levantándose

— ¿Qué hay de Robbie? No puedo dejarlo solo, está asustado y probablemente la irresponsable de su mamá no esté en casa

— Yo lo voy a cuidar muy bien, le pediré que se quede conmigo esta noche y tú recupérate, veré que Muffin, esté bien y mañana te la llevo ¿de acuerdo?

— Tienes que pedir hablar con su doctora, ella conoce su estado —pidió preocupada por su gatita— Nic, dale el número a Wes, para que la llame

— Te lo envío enseguida, voy a salir al pasillo a hacer una llamada, no te muevas del sofá

Y eso fue una orden, estaba conteniendo su temperamento cuando lo único que quería era gritar, enfadarse y buscar a la desquiciada para asegurarse que no vuelve a tocarle un solo pelo a su prometida.

— Wes…

Suspiró agotada una vez que Nicholas, salió del apartamento. Todo este asunto de la venganza de esa mujer era complicado, sabía lo difícil que la situación era para Nic, sus familias se conocen hace tanto tiempo que algo así podría quebrar su amistad y eso sí que arruinaría por completo la limitada “relación” que tiene con ellos. Es lo último que Danielle, quiere. Espera que algún día sus padres se den cuenta del error que cometen al alejar a su hijo.

— Te prometo que voy a cuidar muy bien de Robbie, pero tú también debes prometerme que te vas a cuidar y colaborarás, tu cuerpo ahora es más frágil, haz todo lo que el doctor pida, ya pondremos al tanto a Lee, cuando regrese

— Está asustado, no lo dejes solo

— Oye, también es mi amigo por supuesto que lo voy a cuidar y a la peludita

— Gracias, fíjate que no esté herido, no sé si esa perra consiguió hacerle daño antes que llegara

— Lo haré, ahora voy a preparar a Muffin, intenta calmarte

— No puedo Wes, estoy preocupada

— Nicholas, se ve molesto

— Lo sé, vamos a estar bien —le dedica una media sonrisa, era de lo único que estaba segura en este momento

— Compórtate y haz todo lo que te pida, necesita tranquilizarse y solo lo hará sabiendo que estás bien ¡eres el maldito aire que respira!

— Y no dudes en que es mutuo —suspira con un nudo en el estómago—. Odio estos problemas, esa mujer podría tener a cualquier hombre

— Pero quiere al tuyo

— Si y comienzo a dudar que sea por “amor”

— Es una chiflada y más vale que no se me aparezca porque no voy a ser tan considerado, nadie maltrata a mi amigo y vive para contarlo —gruñe Wes, sentándose con su amiga y la gatita aun en sus brazos

— Así es, la próxima vez no seré tan educada y olvidaré eso de pensar antes de actuar

— Ya regresé —anunció Robbie, cruzando la puerta listo con su gorro y chaqueta

— Oye Robbie ¿te parece bien si pasas la noche con Wes, aquí? No quiero que estés tú solito

— Me gustaría mucho pero ¿no tienes que trabajar Wes? —preguntó el pequeño

— Esta noche no, y se me antoja mucha comida y postres, tal vez una película también ¿te animas?

— Siii, suena genial

— Entonces nos vamos para que atiendan a esta peludita

Con cuidado metieron a Muffin, en su jaula y se despidieron de Danielle. A los minutos regresó Nicholas, con una cara de fastidio que no podía disimular aunque se lo propusiera.

— ¿Vamos?

— Si ¿le enviaste el contacto de la veterinaria a Wes?

— Si, y la dirección. Ven aquí

Extendió sus brazos tomando las manos de Dani, levantándola del sofá viendo claramente la mueca de dolor que hizo al ser jalada levemente

— ¿Qué tienes?

— La espalda, me golpeé en los escalones

— No sé qué voy a hacer contigo, me vuelves loco —confesó con una triste expresión—. ¿Dolió mucho? No puedes ocultar este tipo de cosas, son importantes

— No lo hago Nic, lo prometo y no me dolió mucho, ahora me duele, seguro me aparece un moretón

— Voy a cortarle la cabeza a Vanessa, esto no se lo perdono

— ¿A quién llamaste?

— A mi abogado, pero no vamos a hablar de eso ahora, vamos conseguí una cita en una clínica para que te revisen

— De acuerdo pero no me gusta abrirle las piernas a cualquier doctor —hizo un puchero

— Ni a mí, créeme, pero es necesario que nos aseguremos que todo está bien con el bebé y contigo, no tienes buena cara

— Vamos a revisar a nuestro bebé

En la entrada del edificio los esperaba Glenn. Nicholas, casi nunca usaba chofer así que debió llamarlo cuando salió a hacer su llamada. Sin dejar de abrazarla hicieron todo el trayecto a la clínica.

— Sé que esto no te va a agradar pero no confío en nadie más y Lee, se acaba de marchar, no lo tomes personal ¿de acuerdo?

Ya sabía a qué iba todo eso. Y antes que tuviera oportunidad de responderle el individuo en cuestión hizo su entrada.

— Hola Jim —suspiró, seguía algo resentida con él

— Danielle…, hola ¿estás bien? Nicholas, me contó lo que sucedió con Vanessa

— Necesito un vestido —recordó aun con los ojos cerrados

— Recuerda lo que hablamos anoche. No quiero que salgas de la cama —le advirtió

— Lo sé, no muero de ganas —bostezo seguía exhausta

— Encargué algunas cosas para Robbie, se buena y échales un vistazo, hay que envolver regalos

Con eso abrió los ojos y sus quejas por ser despertada se esfumaron. Era tan lindo cuando se lo proponía que no pudo ocultar su emoción.

— Me gusta envolver regalos

— El mío lo prefiero sin nada, ya sabes —sonrió besándola

— Claro que lo sé, avísame si no puedes llegar, presiento que hoy tendré hambre todo el día

— Voy a venir a verte, tengo que asegurarme personalmente que estés bien

— ¿No te enojas si trabajo un rato? Tengo que revisar algunas cosas, la gente rica hace muchos almuerzos y cosas después de navidad

— De acuerdo, pero quiero que descanses Jim, dijo que estas agotada y fatigada, no quiero que te exijas demasiado

— Lo sé, la espalda me está matando

— Voy a la ducha, escríbeme cuando desayunes

— De acuerdo, ve y dirige tu hotel guapo

— Te amo

— Lo se

Con una sonrisa sostuvo el rostro de Nicholas, y lo besó lentamente deleitándose con el sabor de este hombre. Sus besos eran como chocolate, adictivos y nunca suficientes. Solo cerró los ojos y eso bastó para volver a dormirse. Estaba exhausta.

A las 11 de la mañana Patricia, entró en la habitación con una gran bandeja de desayuno, Nicholas, la había llamado para que la despertara puesto que no recibió ningún mensaje de ella y no respondió a sus llamadas. Así que Patts, se puso manos a la obra y la despertó.

— Buenos días bella durmiente, hora del desayuno —saludó acercándose a la cama—. Dani, es hora de despertar —insistió al ver que no se movía—. Vamos dormilona

— Mmmmm

Un gruñido fue lo único que salió de Danielle, así que dándole su espacio para que se despertara Patricia, dejó la bandeja en el mueble cerca de la ventana y abrió las cortinas iluminando toda la habitación.

— Que sueño tengo Patts —se quejó con un puchero

— Hora de comer, traje todo lo que te gusta

— Necesito un minuto más

Pidió bostezando mientras estiraba sus brazos, le encantaba la casa y su calefacción, no era necesario envolverse en una manta para salir de la cama. Se frotó los ojos obligándose a despertarse por completo y se sentó solo para encontrarse con la cariñosa mirada de Patricia

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