Sin poder contener sus emociones Danielle, se lanzó a abrazar a su amigo, era su incondicional, estuvo a su lado cuando solo había pedazos de ella, cuando nadie la comprendió. Y ahora quería hacer lo mismo por él.
— Eres como el hermano que nunca tuve y siempre necesité Wes
— No me hagas llorar —protestó conmovido—. No te voy a dejar, lo juro
— Desde hoy mi apartamento es tuyo, desde hoy me prohíbo usar la cama así tú no pasarás frío
— Gracias Dani, sigo intentando averiguar cómo resolver mi situación y recuperar mi cuenta bancaria
— Es mi turno, y no te preocupes por las facturas, ya las tengo cubiertas
— Oye, no soy un inútil
— El próximo mes. No te agobies, todo es culpa de ese monstruo, lo que hizo no es legal y eso de amenazar a su propio hijo, juro que si lo veo le arranco las bolas
— Suena bien —asintió algo triste
— Ya basta de pestes, dime de tu cita con el diseñador sexy
— No fue una cita
— ¿Te invitó?
— Sí, estoy momentáneamente quebrado
— Estoy hablando de si él hizo la invitación, dame detalles
— Si, bueno quedó en el aire cuando lo mencionaste, no me insistió pero quedamos en hacerlo cuando estuviera listo y creo que lo estaba —comenzó a decir liberándola de su abrazo para poder verla a los ojos
— ¿Qué te hizo para que te incomodes al verlo? ¿Qué pasó?
— Sé que secretamente quieres que salgamos pero somos muy distintos
— Y te gusta como el chocolate —arquea una ceja, no es ciega nota como se pone nervioso cuando Theo, anda cerca
— Intentó besarme
—Nooo ¡dime más! ¿En qué contexto? ¿En qué momento de la cita? —chilló emocionada
— Después de conocer sobre su infancia DIFÍCIL, yo…, nunca me lo habría imaginado
— Ese bastardo que se dice su papá le pegaba, a ese no le corto solo las bolas ¡la cabeza también!
— Sí, estoy de acuerdo, lo afectó recordar su pasado y bebimos un poco de más
— Ay quiero darle un abrazo a Theo
— Me pidió con tanta insistencia que por favor no dejara que la existencia de un hombre que no vale la pena me definiera y dictara como vivir mi vida que casi me echo a llorar
— Es duro, la gente con dinero sufre de falta de neuronas y sentido común
— Prejuicios
— Imbecilidad —gruñó molesta
— Cuando pasamos de las lágrimas de cocodrilo nos relajamos un rato y me gustó ver al Theo, privado, no al popular diseñador, entonces intentó besarme pero fingí no darme cuenta
— ¿Por qué? —estaba sonriendo de oreja a oreja emocionada
— Si voy a besarlo no quiero que sea borracho…, hablar del rechazo de su familia y cómo sus hermanos se quedaron callados mientras lo echaban de casa fue duro, amargo
— Deberíamos prenderles fuego a esos homofóbicos de mierda
— Calma Dani, ya tendrán su merecido, todo cae por su peso…, espero
— Eres de mi familia, no necesitas a esos tóxicos
— Que haría sin mi Dani —la abrazó con cariño
— Es lo mismo que me pregunto cada día Wes
La presencia de Nic, los sorprendió. Su calma pese a estar encerrado trabajando los sorprendió. El antiguo Nicholas, se habría molestado al encontrarlos abrazados
— Nic, hola —se apartó con cuidado—. Dejaste vacíos los estantes —señala los montones de regalos envueltos sobre el escritorio
— Estoy practicando, espero haber acertado en algo —confiesa con una media sonrisa
— En todo cariño —afirma Dani con convicción
— Cruzo los dedos —sonrió a su chica—. Wes ¿tienes un momento? Quiero hablar contigo de un asunto
— Seguro, Dani, está por recibir a Theo y necesitan espacio
— Mucho —asintió ella
— Vamos a mi despacho
Dejando a Danielle, en su estudio Wes, siguió a Nicholas, hasta el primer nivel dónde en la entrada acababa de llegar Theo, con su asistente y un ayudante que llevaba varios estuches con vestidos. Patricia, los guio por la casa mientras que Theo, saludaba a Nic y a un incómodo Wes.
— Gracias por venir con tan poco tiempo
— Me encanta que mi amiga luzca hermosa, las gracias están de más, solo necesito una fotografía de ella o ustedes dos listos para esa fiesta navideña
— No tengo problema pero de todos modos lo consultaré con mi publicista
— Calma, todo va a estar bien, será solo un susto, cree que estás solo y no es así
— Referente a la bomba…
— Cuando tú decidas
— Después de navidad es un buen momento —a diferencia de ellos, Wes, no quería dañar a nadie
— No te preocupes por nada, yo me encargo
— Bien —suspiró preparándose para recibir la furia de su progenitor
— Eres bienvenido aquí todo lo que necesites
— Ahora veo porqué mi amiga se la pasa suspirando por ti,
— Es mutuo, te lo prometo —sonrió al pensar en su chica
— Ahora lo tengo mucho más claro
— Ve a hacerle compañía, quédate a cenar
— Lo haré, oye está de más decir que si necesitas ayuda estoy disponible
— Lo aprecio
Sin poder evitarlo Wes, sorprendió a Nicholas, con un abrazo cargado de gratitud y sentimientos encontrados, abrumado con un calor en el pecho que no siente por cualquier persona, no esperaba que nadie hiciera algo así por él, menos Nic, quien hasta donde sabía era un arrogante y frío hombre de negocios.
Necesitando un momento para asimilar sus sentimientos y emociones, para calmar sus ganas de llorar de alivio por el cariño oculto en las palabras de Nicholas y lo mucho que adoraba a su amiga en estos momentos se quedó en la sala observando por el ventanal
— ¿Deseas algo de beber Wes?
— Patts… —voltea a verla, su cálida sonrisa lo calmó—. Disculpa ¿está bien que la llame así? Dani, la menciona bastante
— Por supuesto, me hace sentir joven
— Que nadie la llame vieja, está en sus mejores años
— Adulador ¿de qué será la copa?
— Necesito algo fuerte para pasar un trago amargo, por favor
— Enseguida, ponte cómodo, la chimenea está encendida
— Gracias
Solo frente a la chimenea Wes, recordó cómo había sido su vida con su familia, los escasos momentos felices y por supuesto que todas y cada una de las veces en que lo trataron de loco, de ignorante por no querer lo mismo que todos sus hermanos. Todas las chicas que rechazó, el trabajo aburrido que su papá quería que hiciera, las obligaciones, años viviendo en una mentira, saliendo con mujeres que no le gustaban solo por capricho de sus papás. Como lo reprimieron haciéndolo sentir mal, metiendo en su cabeza que querer a otro hombre era una abominación, un pecado, prohibiéndole entablar una relación, negándole amar a alguien.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)