Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 47

— Espera ¿ahora te apellidas Ross? ¿Qué pasó con Duncan? —preguntó con malicia

— El “Duncan” sigue allí, es Ross Duncan, Edith —respondió Nicholas, en su lugar

— Oh bueno, sigue siendo la misma chica, tienen que asistir y beber algo con nosotros ¿no es así cielo?

— Ahora que hemos descubierto que nuestras esposas se conocen definitivamente debes venir Nicholas

— Cielo, es su novia, no esposa —aclara con una sonrisa malévola sobre Dani, y su elección de vestuario

— No tiene relevancia, cielo —le resta importancia Kenneth—. Los espero a ambos, unos minutos, tal vez en la recepción, o luego de la cena, anímense

— Lo tendremos presente, gracias por la invitación. Disfruten de su velada, nos retiramos

Se despidieron rápidamente y los dejaron para que hablaran con su gente que llegaba. Danielle, quiso ir a verificar que todo estuviera bien y luego regresó con Nicholas, a su oficina.

— Creo que esta será una noche llena de sorpresas —comentó Nicholas, una vez cerrada la puerta

— Gracias por la ayuda allá abajo —suspiró dejándose caer en el sofá

— Estamos juntos en esto —tomó asiento junto a ella rodeándole los hombros—. Kenneth, es el hombre con el que almorzaba cuando tú y yo nos reencontramos después de todo ese tiempo

— Vaya ¿harás negocios con él?

— Sí, es bueno en lo que hace y mi plan es montar un spa entre otras cosas en el Garden, así que debo aceptar su invitación ¿me acompañas?

— Es que mi ropa…

— Podemos ir después de la cena, tenemos tiempo y nosotros debemos cenar también ¿qué dices? Solo una hora y luego te agradezco por tu ayuda toooda la noche, no puedo esperar a llegar a eso

— Bien, voy a enviarle un mensaje a Theo —sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón

— Espera ¿por qué? —gruñó celoso

— Necesito un vestido Nic

— ¿No podemos ir donde una de tus amigas?

— Mika, está enojada conmigo y Amanda, tiene un estilo que no va conmigo

— Bien, pero no te voy a dejar sola con ese tipo

— Cuento con eso celosito

Se acurrucó contra el pecho de Nicholas, y descansaron unos minutos mientras Dani, hablaba con Theo.

Cenaron en un elegante restaurante cerca del hotel en donde Nicholas, se aseguró que Danielle, comiera algo más que solo un postre, seguía diciéndole que estaba hermosa pero que debía subir un par de kilos, extrañaba sus curvas.

— No quiero engordar, ya basta

— Te quiero saludable para que puedas seguirme el ritmo y si no quieres que te arrastre donde un nutricionista vas a hacer lo que te pido o yo mismo te daré de comer

— ¡Uy, amenazas! Que divertido Allen —se cruzó de brazos molesta

— Lo lamento es que, no puedes pedirme que no me preocupe

— Solo quiero que no me presiones, es todo

— De acuerdo, pero al menos come algo, un poco

— No he parado de comer desde que nos sentamos, no te pongas tan grave, vamos ¿Dónde te metiste la sonrisa, en el culo?

— Danielle

— Quiero papas fritas con mostaza ¿bien?

— Por ahora, sí

Enseguida alzó la mano para llamar al camarero y pedir un plato de papas fritas para su novia y no se movieron de esa mesa hasta que se las acabó. Solo en ese momento Nicholas, se dio por satisfecho y de una vez se dirigieron a la residencia de Theo.

Tal como lo dijo no se apartó en ningún momento, se dedicó a observar y a indicar cuando Theo, tocaba de más a su novia. Danielle, solo intentó ignorar su enfado y quitarle importancia, habló con su amigo como siempre suele hacerlo para demostrar que su relación no tiene nada de malo.

— Musa, tan maravillosa como siempre ¿Qué dice el novio celoso?

— Theo, basta con eso

— Dani, solo bromeo, pero el maquillaje me ha quedado in-cre-i-ble

— Coincido, estás preciosa cariño —dijo Nic, acercándose

— Estás lista para tu fiestecilla Musa

— Gracias Theo, te prometo que nos veremos en la semana, y Wes, también estará presente —aclaró antes que Nicholas, comenzara nuevamente con sus protestas

— Cuento con esa invitación

De regreso en el hotel Nicholas, no dejó de quejarse por el modo en que Theo, la tocaba por todas partes, incluso cuando la maquillaba. Por más que Danielle, le insistió en que siempre trabaja con mujeres y sabe separar el placer y el trabajo el no cedía.

— Bueno Nic, la próxima me pongo una de tus cortinas y me maquillas con tus lápices finolis ¡y ya! Deja el berrinche, es mi amigo y tendrás que aceptarlo

— ¿A si? Eso quiere decir que tu vas a aceptar a Vanessa —suelta con cizaña

— Te acabas de matricular de imbécil

Le da un empujón metiéndolo al ascensor y da media vuelta para dirigirse a la salida

— No, Dani, ven aquí —inmediatamente se arrepintió de sus palabras y la alcanzó

— Suéltame —le advierte con la mirada encendida, estaba conteniéndose para no montar un espectáculo en medio del lobby

— No quise decir eso, no lo pensé —explicó liberando su brazo lentamente de su agarre

— Pero lo hiciste, sabes lo que siento por esa mujer

— De acuerdo, tomaré esa oferta

Sintiéndose definitivamente más cómoda entre toda la gente elegante Danielle, no soltó el brazo de Nicholas. El asistente de Kenneth, los guio entre las masas para que tuvieran su momento.

Siendo un buen anfitrión Kenneth, se preocupó que sus invitados siempre tuvieran una copa en la mano. Por cortesía Danielle, aceptó una en silencio pero Edith, observaba todo lo que ella hacía, decía o a quienes observaba. Era la misma chica pretenciosa de la escuela que dejó de hablarle porque su papá era un “delincuente” y ella ahora era “pobre”.

Con suma naturalidad Nicholas, intercambió sus copas dejándole la suya vacía y tomando la de Danielle, como si fuera una acción cotidiana entre ellos. Recordaba perfectamente el problema que mencionó y que no era alcohólica, por lo que no iba a rechazar a Kenneth porque sus modales se lo impedían. Y tampoco iba a mencionar algo de aquello frente a Edith.

Fueron dos horas y a diferencia de las expectativas que ambos tenían sobre Kenneth, este solo buscó conocer al hombre tras el hotel y a su pareja, ese era su juego, no solo números, debían convencerlo para trabajar juntos. Así que Nicholas, dejó la fiesta con una cita agendada con el gran empresario y con su novia impaciente por recorrer la suite “Garden”. Apenas se presentó la oportunidad se despidieron y salieron de la fiesta, subieron al ascensor directo a la suite, que más que una “habitación” era prácticamente un apartamento.

— Vamos a quitarte ese vestido

Pidió Nicholas, apenas cerrando la puerta, pero sin soltar la cintura de Danielle, no quería que se alejara

— Quiero ver la suite —pidió ella mirándolo sobre su hombro en la penumbra

— Te dije que me explorarías, pero sin ropa —le recuerda encendiendo la luz

— De acuerdo —caminó hasta la sala y tomó asiento—. Tú primero

Nicholas, se detuvo frente a ella observándola detenidamente desde sus tacones, ascendiendo por sus piernas cruzadas, sus muslos, esa cintura estrecha, sus pechos, el cuello, su rostro…, hasta llegar a sus juguetones ojos azules

Aceptó el reto.

Sacó las manos de los bolsillos de los pantalones para quitarse la chaqueta lanzándola sobre una silla cercaba, allí fue apilando prenda por prenda todo bajo la atenta mirada de Danielle, que no se perdía absolutamente ningún movimiento.

— Los calcetines y los bóxer también

— Sabes lo que encontrarás bajo mi bóxer

— Estás excitado, lo sé, continúa

— De acuerdo

Siguió con los calcetines y acabó bajándose la ropa interior revelando su erección que saltó como resorte chocando con su abdomen lista y dispuesta para ser usada.

— Su turno señorita Ross

Anunció acercándose a ella para ofrecerle la mano y ayudarla a ponerse de pie. Aceptó la ayuda y con una coqueta sonrisa bajó el cierre de su vestido dejándolo caer para revelar que solo llevaba la pantaleta

— Oh mierda, esto es una muy mala idea

La agarró del trasero apretujando sus nalgas con ambas manos pegándola a su cuerpo para conseguir el contacto que deseaba

— Olvida el tour, pero mañana quiero probar ese jacuzzi —señala en dirección al cuarto de baño

— Hecho

Sonriente la alzó por los muslos enredándose sus suaves piernas alrededor de la cintura. Se inclinó para sacar condones del bolsillo interno de su chaqueta y luego fueron a la inmensa cama. Tamaño especial, cuatro postes, decorada con enredaderas artificiales para dar el efecto deseado.

La noche tuvo tres asaltos, como siempre este par no se conformaba con menos, sus cuerpos juntos llegaban a un estado de deseo imposible de ignorar. Cada vez era mejor que la anterior. Cada vez sus cuerpos se reconocían con mayor avidez. Cada vez era especial, se miraban a los ojos y podían ver en el interior los sentimientos, el deseo, el amor que se transmitían con su conexión.

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