— ¿Qué harás hoy? Anoche hablé con Aaron, y me dijo que no tienen nada
Wes, había recogido a su amiga esa mañana luego que Nicholas, le enviara un mensaje diciéndole que desayunaran juntos y solo 20 minutos después cancelándolo. Así que su amigo la había sacado a desayunar fuera, le gustaba tener una excusa para alimentarla ya que sus hábitos alimenticios no eran muy saludables, come solo cuando lo recuerda
— Solo voy a estudiar unas guías que me dieron en la universidad, para prepararme antes de entrar
— Quédate conmigo, pasemos la noche juntos
— Voy a intentar preparar la cena para Nicholas, es una cita
— Dani, dile que otro día, quiero que estés tranquila hoy —pidió preocupado
— Voy a estar bien, me siento bien, lo prometo —intentó calmarlo
— No te presiones, está bien sentir, llorar…
— Wesito, eres único —lo abraza con fuerza—. Mañana voy a necesitarte —suspira agradecida
— Por supuesto, siempre que me dejes mimarte —corresponde su abrazo con cariño
— Lo haces a diario, amigo
— No quiero que tengas esa cita justo hoy —insistió permitiéndole apartarse uno centímetros para mirarse a los ojos
— Soy una niña grande. Quiero verlo —baja la voz como si intentara que nadie más la oyera decirlo
— Mierda, quieres sexo ¡lo sé! —Soltó espantado
— Sí, y a ti te hace mucha falta ¿no crees? —cuchicheo divertida rompiendo el abrazo
— No me cambie el tema señorita, y sí, necesito sexo pero no es tan fácil para mí
— Mañana. Lo prometo. Tooodo el día. 24 horas.
— De acuerdo, tendré que resignarme a no ser el único hombre en tu vida —soltó con dramatismo
— Solo quiero intentarlo por mi cuenta, lo necesito Wesito
— Lo sé, preciosa, pero prométeme que si necesitas algo me vas a llamar sin importar la hora, yo también la extraño
— Wes…, por favor —tomó una profunda respiración para contener las ganas de llorar que sentía—. Sabes que siempre eres mi llamada, pero necesito intentarlo, él, no lo sabe y necesito pretender que no está sucediendo. Se cumplen 2 años…, y no se hace más fácil
— Ven aquí
Incapaz de mantenerse alejado de su amiga, la jaló del brazo para abrazarla con fuerza. Era un día difícil, el aniversario de la muerte de Jazmín, del accidente y sabía cuánto le dolía haberla perdido, sabía que no lo estaba pasando bien en sus terapias, solía enviarle textos entre medio de sus sesiones cuando el doctor Kaen, la presionaba demasiado.
— ¿Vamos de compras para tu cena romántica de esta noche? ¿O prefieres pedirle a Kelly, que la prepare? Solo tendrías que calentarla
— Voy a estar bien, hay una tienda cerca del apartamento donde puedo conseguir un par de filetes o algo así, aun no me decido, tengo que mirar recetas
— Sin presiones, de acuerdo, iré a pagar la cuenta ¿te pido un chocolate caliente para el camino?
— Eso sería genial, gracias
— No tardo
Juntos caminaron un par de cuadras antes de tener que separarse Wes, debía ir a la oficina de su papá y quedaba muy cerca de donde llevó a desayunar a su amiga. Por su parte Danielle, tenía algo que hacer y necesitaba hacerlo sola. Había tomado la decisión de hacerse su primer tatuaje y este era el día indicado. La cicatriz que llevaba en la cadera era algo que le causaba dolor, la perturbaba y cada vez que se miraba al espejo o la tocaba le recordaba cómo se la hizo y lo que provocó. Era como llevar el accidente en ella. Así que necesitaba taparla, borrarla para intentar eliminar algo de la culpa con que tiene que vivir a diario. Buscó por meses a un artista que consiguiera lo que ella necesitaba y cuando lo encontró estuvo semanas buscando el diseño perfecto, uno que le trajera algo de paz, con un significado personal.
Estuvo 4 horas en el estudio de tatuajes. Lo que había hecho se sentía bien, como algo que necesitaba hacer por ella misma, sola, sin nadie tomando su mano para demostrarse a sí misma que tenía la fuerza necesaria para conseguirlo
De salida decidió caminar, eran 15 cuadras, pero le gustaba hacerlo con sus auriculares puestos y escuchando sus canciones favoritas. Se dirigió a esa tienda que le mencionó a Wes, para comprar algunas cosas para preparar la cena de esa noche. Llenaba la canasta con calma mientras revisaba una receta en su celular cuando recibió una llamada de Nicholas, haciéndola sonreír solo con el hecho de estar llamándola
— Hola mi hermosa novia—saludó con su arrebatadora voz masculina
— Nic, hola —suspira—. Justo estaba pensando en ti
— Mm…, no sabes lo agradable que es escuchar eso ¿ya almorzaste? Lamento lo de esta mañana
— No pasa nada, bueno respondiendo tu pregunta iba a comprar algo para comer justo ahora
— Dime qué has elegido —pidió necesitando algo de distracción del trabajo
— ¡Hola!
Lo saludó con una tremenda sonrisa al abrirle la puerta. En recompensa recibió un fogoso beso contra el marco. Nicholas, le rodeó la cintura atrayéndola a su cuerpo devorándole los labios mientras la acorralaba deslizando una de sus manos por su trasero hasta llegar a su muslo y levantarle la pierna para rodearse la cadera y encajar a la perfección. Danielle, podía sentir lo tenso que estaba por el trabajo y por tantos días separados. El movimiento de sus caderas frotándose con un poco de desesperación era un claro indicio.
— Nic —jadeó tomando algo de aire mientras atacaba su cuello ansioso—. Nic, vamos a entrar antes que nos vea alguien
Insistió hasta que Nicholas, levantó su rostro liberándole el cuello para mirarla a los ojos
— Hola…, ha sido un día terriblemente largo, necesitaba esto, verte
— Vamos a entrar
— Si, por supuesto solo dame un momento, traje algo y con la prisa lo olvidé en el auto
— De acuerdo, voy a dejar la puerta abierta, no tardes
Desenroscando su pierna de la cadera de Nicholas, lo dejó marcharse para así regresar a la cocina para seguir con la cena, se lavó las manos y continuó con la receta. A los pocos minutos Nicholas, apareció con una tartaleta que metió directamente en la nevera antes de darle un vistazo a su novia metida en la cocina preparándole la cena. Y la sensación que le transmitió verla en ese cotidiano acto (observando un tutorial en su celular) le llenó el pecho con una rata sensación, se sentía bien verla haciendo eso solo para él…, y entonces notó al gato
— ¡¿Qué hace esa rata junto a los vegetales?!
El grito de Nicholas, llegó como un fuerte golpe sobresaltando a Danielle y a Muffin, y todo por ver a la gatita sentada en una esquina observando tranquilamente como su mamá picaba verduras.
— ¡Oye, es mi bebé! No le digas rata —lo apuntó con el cuchillo hablando muy en serio—. Es Muffin, te hablé de ella, la encontré en un basurero buscaba comida, estaba en los huesos —explicó preocupada por la expresión de repulsión en su rostro
— Es una pelota —dudó de su historia
— Claro, porque yo la cuido y alimento para que esté sanita
— ¿Y tiene que estar con sus patas sucias y pulgas donde va la comida? —protestó con una expresión de verdadero asco en el rostro
— ¡Quita esa cara de niño rico ahora! —espetó molesta—. Te lo advierto, si miras a mi bebé así entonces te largas por donde mismo has entrado
Sintiéndose ofendida por su rechazó hacia Muffin, su vena protectora apareció y no le gustó para nada este Nicholas, tan quisquilloso
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