— No… ¿qué quieres?
— Sal de aquí. A tu cama
— Me vas a pegar tus pulgas
— No soy una maldita almohada. Quítame tus garras filosas
Danielle, se despertó la mañana siguiente al oír los murmullos de Nicholas, le hablaba a Muffin, que insistía en acurrucarse sobre su pecho pese a sus intentos por ponerla en su camita, la pequeña ronroneaba y lo acariciaba con sus patitas intentando darle un masaje en el pectoral.
— Le agradas, ya no te dejará en paz…
Le susurró Danielle, con voz ronca abriendo los ojos para ver lo que su gatita traviesa le hacía a Nicholas.
— Hey… ¿Cómo te sientes? —le dedicó una sonrisa apartándole algunos mechones del rostro para ver sus ojos
— Estoy bien…, lamento lo de anoche…, me comporté como una histérica
— Nada de eso, soy el único que actuó mal, no debí traerme los problemas del trabajo, perdóname por eso ¿sí?
Pidió pasando su brazo por debajo de la cabeza de Danielle, para que se acurrucara junto a él. Sentía la necesidad de tocarla.
— ¿Qué hora es? ¿No deberías estar en el hotel ya? —intentó sentarse pero la cabeza le martilleaba horrible
— No, no, quédate acostada, hoy llego tarde, mi novia necesita de mis atenciones y no pienso moverme de su lado hasta verla mejor
— Pero no quiero ocasionarte problemas —insistió
— Lamento no haber sido lo que esperabas anoche, solo querías una noche normal y lo arruiné
— Comienzo a pensar que anoche no debió existir —suspira recordando a Jazmín
— Coincido, bueno ahora dime como me quito esta cosa de la cabeza —señala a Muffin—. Se está comiendo mi cabello
— Te acicala, solo te asea —sonríe mirando a su gatita
— ¿Me la quitas por favor? No soy una persona de gatos
— Lo siento, Robbie, la mima mucho
Con delicadeza le sacó a la gatita de la cabeza y la acomodó en su pecho acariciándola para que no intentara regresar con Nicholas
— Creo que ahora estoy celoso
— Hay espacio para ti, solo tienes que compartir con Muffin
— No quiero compartirte —dice haciendo un infantil puchero—. Voy a ordenar el desayuno ¿quieres algo en especial?
— No tengo mucho apetito, lo siento —suspira con las emociones aún a flor de piel
— De todos modos lo voy a intentar, dame unos minutos
Danielle, solo asintió pensativa e hipnotizada por la agilidad con que Nicholas, se levantó vistiendo solo sus bóxer dándole esa cálida sensación en el pecho como si aquella acción fuera algo cotidiano. Su novio levantándose de su cama semi desnudo.
En la cocina Nic, tomó su celular, el que había dejado cargando con el cargador de Danielle, más temprano esa mañana cuando se levantó para avisarle a su secretaria que se encargara de modificar su agenda y corriera sus actividades para después del mediodía. Regresó a la sala y tomó asiento en el sofá mientras abría la aplicación de delivery y ordenó el desayuno. Luego decidió llamar a Wes, debía trabajar, pero también quería asegurarse que su novia estaba bien cuidada y pese a sus celos él, era en el único amigo de Dani, en quien confiaba completamente. Respondió al primer tono
— Nicholas. Hola ¿Dani, está bien?
— Buenos días Wes, en estos momentos lo está, pero anoche..., no sabía del aniversario y ahora no la quiero dejar sola ¿puedes pasar el día con ella? Será solo hasta que resuelva unos asuntos en el hotel, regresaré por la noche
— Sí, pensaba hacerlo de todos modos, me tardo unos 30 minutos en llegar
— De hecho ¿puedes llegar cerca del mediodía? Quiero pasar la mañana con ella
— Escríbeme, estoy preocupado
— Gracias, lo haré
Nicholas, no se movió del pequeño apartamento hasta que Wes, llegó a eso de las 11:40am para estar con su amiga. Se sentía preocupado y deseaba estar con ella todo lo posible.
— Entonces ¿qué pasó anoche?
Preguntó acomodándose con ella en el sofá para mirar una película.
— Fue un desastre, me... —se detuvo al escuchar su celular sonar—. No deja de sonar, no quiero hablar con nadie
Wes, alcanzó el celular de Danielle, sobre la mesa y leyó la pantalla
— Es el esposo de Jazmín...
— Lo sé…, no ha dejado de llamar o escribirme correos… —confesó preocupada
— Ojalá ella hubiera sido mi mamá y no…, las cosas no serían así ahora
— El tiempo que estuvo a tu lado lo fue, no hay duda de eso
— Wes…, no puedo, esto es demasiado doloroso, ni el maldito tatuaje dolió en comparación a esto
— ¡Si puedes, maldita sea! —soltó con brusquedad apartándose con brusquedad, tomándola por los hombros—. Jazmín, estaría tan decepcionada de ti en este momento ¡vas a perder los salones! Ella los adoraba, siempre radiante, hermosa y tan alegre de trabajar allí, eran su orgullo y ahora está en tus manos que perduren, que todos la recuerden como la hermosa dueña preocupada de sus empleadas, sus amigas, ellas también deben estar sufriendo. No quiero sonar insensible Dani, pero no eres la única que la extraña, que se entristece el triple en estas fechas, somos muchos, Aaron, también la adoraba, la llamaba tía, Mika y Amanda, también, la respetaban como si fuese tu mamá, todos la necesitamos en nuestras vidas como el rayito de sol que era
Pese a las lágrimas que corrían y corrían por sus mejillas Danielle, encontró la fuerza para sonreír, su tía no era un rayito, era el maldito sol completo.
— Voy a ver a Galvin…, lo prometo
— Muéstrame el tatuaje, no puedo creer que no me hayas contado que te lo ibas a hacer
Le dio un suave apretón a sus hombros para animarla a salir del agujero negro donde había caído y del cual no lograba salir.
— Nic, me…, me lo limpió y puso el ungüento, le puso mucho y está bastante cubierto
— No me importa, quiero verlo de todos modos, vamos, levanta esa sudadera horrenda, voy a quemarla
— Exageras
Wes, arrugó su ceño y le pidió que le enseñara el tatuaje señalándola con su barbilla. Y Danielle, consiguió calmar su llanto. Se levantó del sofá y subiendo su sudadera ancha reveló su cadera derecha cubierta por el ungüento dejando la zona casi completamente blanca
— No es tan pequeño ¿por qué este diseño?
— Son Jazmines y esta flor siempre me la ha recordado…, es…, ella
— Elegantes, naturales, reconfortantes…
— Sí… —suspira conteniendo un sollozo nuevo
— Basta, Jaz, habría estado tan feliz de verte hacer algo para ti, por ti que estaría celebrando tu tatuaje, ella solo quería que te divirtieras, que actuaras como una mujer independiente que vive la vida y no solo intenta sobrevivir
— Ya basta, la conocías muy bien… —pidió con lágrimas nuevamente en sus ojos
— Ella es vibrante y contagiosa, también era mi tía y ojalá la hubiese tenido por más tiempo en mi vida, pero el destino es así y le debemos seguir, por ella
Acabaron ambos llorando, viendo una película, recordándola por sus locuras, su talento para la cocina, siempre quería alimentarlos, bromeaba que entre más gorditos más bonitos estarían. Por la noche Wes, intentó que comiera algo pero apenas tocó la cena.
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