— Hay algo que he quiero decirte hace mucho… —dijo preocupado—. Nunca te he odiado…, sé que fue un accidente, ambos la perdimos y…, eres lo único de ella que me queda y me gustaría que no te alejaras, ustedes son tan parecidas, tan hermosas y Mini, te amaba, como la hija que nunca le pude dar..., sé que han pasado dos años y apenas hago el intento, sé lo traumático que debió ser para ti..., estabas ahí..., solo quiero que sepas que no es tu culpa
Aun sin decir una sola palabra Danielle, abrazó a su tío por un largo momento antes de retirarse y mirarlo a los ojos, por supuesto que no se iba a alejar. Depositando un beso en su mejilla se despidió de él, caminó hasta la esquina y subió a un taxi. Se fue directo a la consulta del doctor Kaen
Danielle, llegó por inercia, no tenía una cita. Cuando entró al edificio lo hizo por las escaleras fue directo a la consulta y solo se sentó en la sala de espera. La secretaria no estaba y la pequeña salita se encontraba vacía. Seguía con la respiración agitada por la carta, era como si su cabeza no fuera capaz de procesarla. Miró la alfombra por dos horas, fue lo que tardó el paciente en la consulta en salir. La secretaria regresó de su descanso y al notar que no se movía ni que acompañaba al paciente que acababa de irse le avisó al doctor por el comunicador y este salió de inmediato a ver de quién se trataba
— Danielle ¿te encuentras bien?
Preocupado se acercó, reconoció su mirada vacía y el hecho que no reaccionara a su voz le resultó sumamente preocupante. Se inclino para mirarla a los ojos y nada, ninguna reacción así que se giró en dirección hacia su secretaria y le pidió qué buscara el número de contacto que había en su ficha mientras intentaba que le dijera algo, alguna señal de lo que podría estar provocando su estado emocional claramente alterado por alguna nueva situación...
— Me contaste que esta semana no serías capaz de venir a tus sesiones por el aniversario de tu tía ¿algo salió mal?
— Yo salí mal...
Su voz fue apenas audible pero lo suficiente para que el doctor Kaen, la oyera y supiera como actuar. Estaba alterada emocionalmente
— Danielle, voy a tomarte del brazo para que te levantes y puedas acompañarme a la consulta ¿de acuerdo?
Se giró para mirarlo cono si acabara de darse cuenta de quien le hablaba, asintió levantándose con ayuda de él. Caminaron hasta la consulta la acomodó en el sillón que le gustaba utilizar cuando iba a verlo y luego salió a averiguar si si secretaría había conseguido comunicarse con su contacto de emergencia pero no hubo suerte.
— Me dice la secretaria del señor Allen, que no se encuentra en su despacho, le pedí que me diera su celular pero insistió en que no está autorizada para hacerlo, le pedí que le informara de dónde llamaba
— ¿No diste el nombre de Danielle? Sabes que eso va contra las reglas de privacidad
— No, claro que no solo indiqué su nombre
— Bien, voy a regresar a la consulta me comunicas de inmediato si recibes respuesta
— Por supuesto Doctor
De regreso en la consulta el Doctor Kaen, intentó que le hablara pero no lo conseguía. La dejó estar en silencio un rato más hasta que su celular comenzó a sonar y ella reaccionó pero al ver la pantalla el aparato se cayó de sus manos y se echó a llorar desconsoladamente cubriéndose el rostro en un intento por ocultarse.
Preocupado el Doctor, levantó el celular y vio la privada imagen de Nicholas, aun llamando y decidió responderle
— Señor Allen
— ¿Quién habla? Pon a Danielle, al teléfono —demandó preocupado
— Habla con Devon Kaen, psiquiatra de Danielle
— ¿Qué pasa? Mi secretaria dijo que llamó a la oficina y ahora mi novia no me responde
— Señor Allen, necesita venir a recoger a Danielle, ha aparecido sin cita y se ha echado a llorar desconsoladamente, estoy seguro que algo ha ocurrido en el transcurso de la mañana que la alteró a tal punto de no poder procesarlo hasta ahora
— ¡Carajo! —soltó mientras le decía a alguien que se iba—. Recuérdame la dirección, llegaré lo más pronto posible
El Doctor Kaen, le dio la dirección y le pidió que no se alterara. No quería un accidente, notaba lo nervioso que se había puesto Nicholas.
Como un torbellino solo 25 minutos después Nicholas, entró en la consulta y olvidando sus modales le exigió a la secretaria que le dijera donde estaba Danielle. La mujer asustada le indicó la puerta de la consulta y lo observó dirigirse a toda prisa.
La habitación estaba en silencio solo se escuchaba en pequeño y constante llanto de Danielle, acurrucada en el sillón.
— Señor Allen
Lo saludó el Doctor Kaen, acercándose a él, para que hablaran un momento.
— Solo Nicholas ¿qué ha pasado?
— Estoy en blanco Nicholas, como te comenté ella llegó aquí, se sentó en la sala sin reaccionar, probablemente buscando el lugar más cercano y seguro
— Hoy se vió con el esposo de Jazmín, sabía que era una mala idea pero la escuché tan decidida a..., a salir adelante y enfrentar el hecho que..., que su tía ya no está. Pero no fue bueno dejarla
— Es la única que puede salir del lugar oscuro en que se encuentra atrapada, su decisión fue buena
— Entonces porqué está así
— Nueva información tan vez, conmoción..., es difícil saber lo que provocó su estado
— Voy a llevármela de aquí ¿necesito hacer algo en especial?
— No, vamos a evitar la medicación, tal vez en un entorno más privado e intimo te diga lo que le ha afectado tanto
— De acuerdo, voy a necesitar tu número, quiero que me llames directamente si algo así volviese a ocurrir
— De acuerdo
Mientras el Doctor Kaen, anotaba su número en una hoja Nicholas, se arrodilló frente a Danielle, y le habló bajito
— Cariño, ya estoy aquí, vamos a irnos a casa, todo va a estar bien, lo prometo.
Al reconocer su voz levantó la cabeza de golpe cruzaron miradas y enseguida se aferró a su cuello en un abrazo desesperado por consuelo.
— Mi Dani, vamos a superarlo, vamos a estar bien
La apretó con fuerza preocupado por ella y asustado, no sabía qué hacer. Con cuidado se levantó arrastrándola con él. La aferró a su cuerpo y con un poco de dificultad caminaron hacia la puerta donde los esperaba el Doctor Kaen, quién le dio su número y le pidió que lo llamara a la hora que necesitara. Con dificultad cruzaron la puerta Danielle, seguía llorando con la cabeza enterrada en el pecho de Nicholas, así que sin importarle quien los viera la levantó por la cintura y ella inmediata lo rodeó con sus piernas y brazos. Bajaron en el ascensor hasta el estacionamiento y como una niña pequeña la acomodó en el asiento y la sacó de allí. Titubeó en si llevarla a su apartamento sería una buena idea para alejarla de los “recuerdos” pero entonces recordó a su gatita y olvidándose de lo poco que le gustaban los animales se decidió y la llevó con su mascota.
Las primeras horas Danielle, lloró sin cesar hasta quedarse dormida sobre el regazo de Nicholas, quien se mantuvo a su lado todo el tiempo. La consoló e hizo todo lo que estuvo en sus manos para confortarla. Con cuidado la acomodó y arropó y levantándose cuidadosamente se dirigió a la sala, se sentía impaciente por llamar a Galvin, necesitaba saber lo que había ocurrido.
— Yo no quiero causarte problemas Nic
— ¿De qué hablas, qué problema me podrías causar? —arrugó su ceño, no iba a moverse de su lado
— Te escuché al teléfono y tienes trabajo que hacer y desde aquí no puedes
— No te preocupes por eso, tengo todo bajo control —le aseguró preocupado por la expresión en su rostro
Lo observó en busca de alguna señal que le dijera que estaba mintiendo, que solo lo decía para no preocuparla. Pero entonces su cabeza se fue a otro lugar a uno que ha estado yendo hace días y necesitaba decirlo, así que tomando una larga respiración para prepararse lo soltó
— Estás con una mujer rota
— ¿Qué? —soltó incrédulo
— No estoy siendo fácil. Tal vez me ponga insoportable o lo contrario y siga siendo esta persona que no puede dejar de llorar... Nic, no quiero ser la responsable de limitarte o retenerte, tú mundo y yo no somos compatibles. Tengo problemas y no se irán solo con desearlo —admitió con resignación
— ¿Qué es lo que estás tratando de decirme?
— Lo que…, lo que necesito decir es…, es que tal vez deberías buscar a alguien como, como…, Vanessa…, sabe lidiar con tu entorno
— Si quisiera estar con la maldita Vanessa, lo estaría ¡o con otra! —alzó la voz desesperado por el rumbo que tomaba la conversación
— Nic, yo te amo, nunca he dejado de amarte pese a todo lo que me ha pasado, pero si necesitas alejarte, si sientes que estar conmigo te limita o no te conviene yo..., yo lo voy a entender
— ¿Intentas..., estás intentando terminar conmigo? —jadeó sorprendido
— Tal vez sea lo mejor para ti..., ahora soy una persona inestable —se encogió de hombros aceptando la verdad
— No, eres la persona que debes ser —reaccionó saliendo del impacto
— ¿Y qué se supone que signifique eso? Ni siquiera puedo ayudarte porque soy una tonta vulnerable, tocan el lugar correcto y me rompo
— Yo no quiero que me ayudes con nada, solo que me ames como yo te amo a ti, te quiero a mi lado como mi compañera de vida no mi empleada
— Estás hablando lindo —susurró con una sonrisa triste
— Estoy hablando contigo
Extendiendo su brazo alcanzó su rostro y con su dedo índice le levantó la barbilla para que lo mirara a los ojos, detestaba que no se sintiera capaz de mirarlo a los ojos y acabara mirando el piso
— Nic, yo solo intento decirte que si estás cansado o no puedes seguir estando conmigo, está bien si deseas terminar, lo entiendo, te hago faltar al trabajo
— Yo no entiendo por qué crees eso. No te voy a dejar. NUNCA.
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