Un poco más relajados luego de un momento a solas se incorporaron a las conversaciones y así llegaron nuevamente al conversador Vincent. Le siguieron el juego y escucharon de su experiencia en celebraciones de compromiso. Pero cuando quiso saber qué habían estado haciéndolo los últimos días su incredulidad o sorpresa se salpicó en todo su rostro perfectamente bronceado
— ¿Dices que este se emborrachó en un club y bailó toda la noche?
— Si ¿por qué la sorpresa? Fue divertido
— Vincent, no empieces —le advirtió Nicholas a su amigo
— No, no, no definitivamente quiero escuchar el resto
— Solo acabamos en el hotel, no hice nada extraño, ya revisé las cámaras, solo mi memoria falló la mañana siguiente
— Nico, tú eres un aburrido, serio y amargado y creí por toda mi vida que carecías de sentido del humor, eras un viejo a los 13 años
— Bueno Vincent, creo que te quedaste con la versión antigua, mi Nic, está actualizado y bien equipado
— ¡Oh bueno! Eso fue mucha información
— No se refería a eso retrasado —soltó Nic, con una sonrisa
— Demonios, se ven demasiado felices para mí y mi sobriedad pero felicidades a ambos, Danielle, la chica de los ojos hermosos te deseo suerte y que tu paciencia crezca cada año porque la vas a necesitar y Nic, más azúcar en tu vida para tratarla como princesa suavidad y dulzura, CALMA, te comportas
— ¿Qué estás practicando tu discurso?
— Vaya, que natural me salió, voy a tomar nota, y prometo intentar no dejarte tan en ridículo
— Demonios —suspira fingiendo fastidio—. Ya ha sido suficiente de ti ¿quieres ir a casa cariño? —le preguntó a su novia ignorando a su amigo
— Sí, quiero estar a solas contigo
— ¡Espera! Dani, encanto ¿el bruto ya te contó cómo nos obligaba ir a ese club solo para mirarte?
— No, pero gracias por la información Vincent
— Bueno, ya pueden irse a celebrar en privado, pero aún es temprano
— Puedes retirarte si así lo deseas
— ¡Gracias jefe!
Impulsivo Vincent, abrazó a Danielle y luego a su amigo antes de desaparecer, probablemente tomando la salida que le dio Nicholas. Era un fiestero.
— Vaya personaje tú amigo —comentó divertida, sabía que Nicholas, estaría incómodo con lo fuerte que habla Vincent
— De niños me llamaba “jefe”, es un fastidio cuando se lo propone
— Que bueno que ya no eres el mío —murmura pensando en voz alta
— ¿Tu fastidio o tu jefe? —su voz fue dura pero estaba disfrutando su conversación
— Mi fastidioso serás hasta la muerte —rió con una mezcla de diversión y emoción ante la idea de pasar el resto de su vida con él
— Que así sea amor
Conmovida con lo cariñoso que se mostraba y cada vez con más frecuencia le rodeó el cuello acariciándolo con sus dedos provocándole deliciosos escalofríos sellando sus labios con un tierno beso
— Necesito hablar con mi papá antes de irnos a tu casa —susurró apartándose lentamente
— ¿Todo bien? —y su momento de “relajo” se esfumó. No le gustó para nada como sonó ese “tú casa”, pero no era momento para hablar de eso. Luego, pensó.
— Es lo que quiero saber, no te pongas tan serio
— Si hay un problema quiero saberlo por ti, no por Wes o alguien más
— De acuerdo, hay algo que necesito que mi papá me aclare, es todo, vamos y escuchas, no quiero esconderte nada Nic
— No quise insinuar que lo hacías solo..., háblame
— Lo mismo para ti..., ya hablaremos en la cama
— ¿Vamos a hablar en la cama?
— Luego, puede ser luego —le lanza una media sonrisa coqueta
— Intentaré no agotarte entonces
Esta vez Nicholas, la besó con fuerza tomando su rostro con ambas manos, sabía que algo le preocupada y su determinación a impedir que algo manchara esta noche no lo hizo insistir. Mirándola a esos dos estanques azules le pidió una vez más que le contara de qué se trataba este asunto con su papá.
— Solo me quiero asegurar que no se esté metiendo en problemas
— ¿Qué problemas podría tener? Dímelo todo, no intentes evitarlo
Danielle, intentó no mirarlo fijamente o de lo contrario sabría que hay un pequeño detalle que no está diciéndole. Y digamos que las caras de póker son la especialidad de Nicholas, no de ella.
— Él..., no sé qué pasó pero lo detuvieron y quiero que me diga lo que ocurre, debería decirme esas cosas..., es mi papá
— ¿Cuándo? ¿Cómo te enteraste?
— Yo...
En blanco, no supo que responder, sabía que si mencionaba a Paul, justo ahora su noche se arruinaría, sus celos lo ayudarían a crear una extraña historia sobre su ex abogado queriendo meterse bajo su vestido y no estaba dispuesta a dejar que se dejara llevar por eso. Por suerte su papá hablaba tranquilamente junto a Galvin.
— ¡Papá! Necesito que hablemos, ahora
— Por supuesto Anie ¿qué ocurre? —preguntó levantándose de su silla
— No estoy segura si quieres hacer esto frente a Galvin, sin ofender —se apresuró a decirle al esposo de su tía
— Puedo quedarme Dani, tranquila, no es tan terrible —le aseguró Galvin, suponiendo a lo que se refería
— Toma asiento hija...
El tono suave de Daniel, con su hija hizo que Nicholas, percibiera la seriedad de la conversación, además de la preocupación en el rostro de Dani
— Dani, señor Duncan, qué tal si mañana almorzamos todos en mi casa, usted también Galvin, pueden hablar de lo que gusten, ha sido una noche muy buena
— ¿Es por el sexo?
— ¡Claro que lo es! Tú eres mi placer culpable y mi sueño de todos los días
— Eso es como una fantasía sexual…, creo que nunca te lo he preguntado pero ¿antes eras así?
— Sé más específica con ese “antes” cariño
— ¿Antes de conocernos tenías mucho sexo? —soltó rápido y levantando levemente su voz por sobre la música
— No, desde que apareciste en mi vida quiero cogerte todo el día, mañana, tarde y definitivamente toooda la noche
— Pero ¿cómo era tu vida sexual antes? Dime
— Aburrida, no le dedicaba mucho tiempo, no había una motivación, solo trabajaba día y noche, ya sabes, para ganarme mi reputación de Demonio
— De odioso y quisquilloso niño rico —suspira pensativa
— Exacto. Un par de fin de semanas al mes salía con alguien, eran polvos rápidos, me iba al acabar pensaba que dormir era absurdo, ya había hecho lo que me importaba
— Suenas a un imbécil
— Contigo en mi vida quiero mucho sexo, siempre voy a tener ganas Dani, así que ve preparándote —aseguró muy en serio—. Y lo de imbécil, sigo siéndolo cariño
— Placer culpable suena a algo prohibido
— Nunca pensé en un ideal hasta que poco a poco te he conocido, en muchos aspectos eres solo novedades, descubrimiento diario y me gusta ese sentimiento
— Sueno a la búsqueda de un tesoro —refunfuña en desacuerdo
— Todos tenemos un tipo, buscamos un ideal de persona con quien envejecer, yo no lo hacía y pese a no buscar te encontré, eres como la mujer de mis sueños, preciosa con un corazón gigante, sexy como nadie igual, caliente como el infierno y honesta como yo, más sutil para decir lo que piensas pero lo dices sin importar de quien se trate
— Nic... —susurra sin aliento
— Sé que soy detestable muchas veces pero demonios, creo que sueno delirante, tú me provocas sentimientos a los que no estoy acostumbrado..., ni siquiera puedo reconocerlos
Confesó concentrado en llegar los más rápido posible, guardó silencio esperando alguna respuesta pero no la hubo. A unas calles de su casa un semáforo lo detuvo y entonces pudo darse cuenta que Danielle, lloraba y lloraba intentando no hacer ruido
— Dani, ya no llores —extendió su brazo para tomar una de sus manos y llevársela a los labios depositando un suave beso
— Es tu culpa por hablar de sentimientos en el maldito auto
— Descuida cariño, apenas lleguemos te lo demuestro y bien duro como te gusta
— ¡Más te vale!
— Estamos llegando, ve quitándote la tanga porque no voy a tener piedad
— Apuesto que si
Protestó aun con lágrimas corriendo por sus mejillas. Y es que no podía evitarlo, se emocionaba tanto cuando el poco delicado demonio del que se enamoró tenía estos momentos de sinceridad y calma, tan distinto al vanidoso niño rico superior a todos, tan frío, tan..., tan lejano
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)