Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 83

Realmente esperaba que lo supiera, quería que superaran esto pero no podía decirle todo lo que tenía que hacer o lo que ella necesitaba de él.

— Yo…, tengo una reunión dentro de poco

— Adelante, no quiero quitarte tu tiempo

— Dani, yo…, aún está el asunto de mi papá y sé que las cosas no están nada bien pero mi papá me está presionando y se me acabaron las excusas

— De acuerdo, iré ¿Cuándo quieres hacerlo?

— Tal vez mañana mismo, debo llamar a mi papá

— Bien, envíame un mensaje cuando lo sepas y la hora

— O podría llamarte

— Como gustes Nic, ya me tengo que ir

Imposible de contenerse al verlo tan agobiado al no saber cómo tratarla como despedida tomó su mano y le dio un suave apretón antes de marcharse. Sentimental, si, lo es, sensible, también, no deja de llorar por todo y la cara de Nic, no se quitó de su cabeza el resto de la mañana. Visitó a un par de clientes antes de tener que reunirse con Edith, la quería siguiéndola por la presentación de un nuevo penthouse recién salido al mercado. Ella solo alardeó de querer algo para relajarse con vista a toda la ciudad para ella y su “Kenny” como si su mansión no fuese suficiente

— ¿Sorprendida Anie? Este lugar es un lujaso que estoy segura nunca has visto

— Claro Meredith, es hermoso y excesivamente pretencioso

— Tontita, es perfecto, los estándares de mi Kenny, soy exquisitos y más altos que los del resto, disfrutamos de la buena vida y merecida claro está

— Seguro

— Vaya, vaya, pero si es Danielle ¿qué hace alguien como tú en un lugar como este?

— Hola ¿quién eres tú? —intervino Edith, ante la interrupción

— Vanessa, cielo, solo estoy de paso mirando lo bien que quedó este lugar, tal vez oferte por él

— Buena suerte encanto, espero que consigas calificar para una oferta, si decido ofertar estoy segura que será mío —soltó incapaz de callarse

— No es una competencia, calma amiga de Danielle, de todos modos no es el estilo de Nico, hoy nos pasamos toda la tarde juntos y un penthouse no es tan privado como una casa

— ¿Quién es “Nico”? ¿Se refiere a tu prometido Anie? —alzó la voz confundida y molesta por la intromisión de la intrusa

— Nicholas, no es solo “su” prometido, es un hombre importante y confía plenamente en mí, pasamos toda la tarde escogiendo decoración para el hotel más impresionante de la ciudad y por supuesto me necesitaba para un almuerzo muy fino con el posible chef del restaurante para el Garden

— Querida, te sugiero que sigas tu camino, no tengo tiempo para presumidas, vamos Anie, tómame unas fotos para enseñárselas a Kenny, debe ayudarme a decidir, hay potencial en este sitio

Duelo de miradas entre las brujas, así lo vio Danielle, que intentó no mostrarse demasiado sorprendida al enterarse que Nic, nuevamente se vio con esa mujer y que como dice ella pasaron la tarde juntos.

— ¿Quién es esa zorra? Vaya mal gusto, no puedes combinar así a unos zapatos Jimmy Choo con ese bolso Louis Vuitton, toma nota Anie y ya suéltalo ¿quién es?

— Amiga de la familia de Nic, está enamorada de él, y no pierde las esperanzas

— A mí me suena a arrastrada

Omitió comentarios, estaba demasiado ocupada pensando en esa horrible mujer y Nic, juntos. Y como si leyera mentes justo en ese momento llegó ese mensaje que estaba esperando de parte de él

Nicholas [19:27]: Este jueves, te recojo a las 7 de la noche.

Danielle [19:31]: Claro, nos vemos

Contestó pensando en Vanessa, ya no la soportaba, ni siquiera en su cabeza se libraba de esa mujer. Media hora después le inventó una excusa a Edith, y se marchó, tenía trabajo y necesitaba la distracción.

El miércoles no daba más con la incertidumbre, estaba celosa, sí, pero también la preocupaba la presencia de esa mujer así que pasó a la casa de Nicholas, después del trabajo, ya se había asegurado con Patricia, que él, no se encontrara y pasó fingiendo llevarle noticias de Muffin, ya habían hablado de la gatita esa mañana pero la ama de llaves no era tonta y la apreciaba lo suficiente como para contarle acerca de su jefe.

— Estoy tan emocionada que la pequeñita ya pueda regresar a casa, sin duda iré a visitarlas

— Seguro, eres bienvenida siempre —sonrió sintiéndose algo extraña

— ¿Te gustaría quedarte a cenar? Te ves pálida, no trabajes tanto Dani

— Debo hacerlo, compromisos son compromisos

Le sonrió con amabilidad, agradecía que se preocupara por ella y que cada vez que iba le ofreciera de comer, sabía que eso último era cosa de Nicholas.

— Gracias por la limonada, te veo el viernes tal vez, luego de llevar a Muffin, a casa, no puedo creer que ya pueda tenerla conmigo

— Es un milagro que esté recuperándose tan bien

— Ya lo…, cre-creo…

De pronto todo le daba vueltas, trató de concentrarse y bajó del taburete pero cayó al piso completamente inconsciente

— ¡Daniii!

Gritó Patricia, al verla desvanecerse, el golpe sonó tan fuerte que el vaso que llevaba en la mano se le resbaló, gritando asustada corrió hasta ella. Con cuidado le tocó la frente, intentando que reaccionara pero no lo hacía, a punto de echarse a llorar la acomodó en el piso y corrió a pedirle ayuda al encargado de la mantención y quien la llevaba a hacer las compras, Glenn. Cuando regresaron con Danielle, ella ya estaba consciente y aturdida intentaba levantarse algo desorientada

— No, no, no, cariño no te levantes —se apresuró Patricia, a llegar a su lado

— Me duele la mano —se quejó al intentar apoyarse para levantarse

— Glenn, te levantará, intenta no moverte, voy a llamar a una ambulancia

— ¿Qué? No, estoy bien

Glenn, la llevó hasta la sala para que se recostara en el sofá y estuviera más cómoda.

— Gracias Glenn, creo que vamos a necesitar que nos lleves —le informó Patricia, acercándose con un vaso de agua

— ¿Dónde? —preguntó aturdida—. Patts, ya estoy bien, creo que solo me doblé el dedo —asegura mirando su meñique

— bien, nada de ambulancia pero iremos a urgencias para que te revisen, casi me da un ataque Dani, estabas inconsciente

— Voy por el auto y regreso para ayudar Señorita

— Será un gusto señorita, no se preocupe que yo la llevo

Algo agitada por tanta amabilidad y desesperada por espacio accedió, subió al auto sintiéndose a media crisis y no necesitaba público así que no dijo más, se despidió de Glenn, en la entrada de su edificio y entonces lo vio, el deportivo de lujo de Nicholas, estacionado junto a la acera.

Genial.

No necesitaba esto justo ahora, quería a su tía desesperadamente. Pero sabía que eso no iba a suceder así que con cuidado subió las escaleras hasta su piso, se tomó un minuto para recuperar el aliento y entonces entró. De pie junto a la ventana se encontraba él, llevaba un esmoquin que mejor no podía quedarle. ¿Alguna vez se iba a acostumbrar a lo atractivo que era?

— Nicholas ¿qué haces aquí?

Preguntó mientras se acercaba a la nevera para meter los recipientes con comida que le envió Patricia.

— Danielle, no puedo seguir así, sé que fui un estúpido al sacar esa mierda de “mi casa” cuando discutíamos de Vanessa, todo lo que dijiste es cierto, no puede entrar en nuestra habitación, sé que te prometí que no volvería a la casa

— No me alegra esta situación pero tú tienes que aprender a filtrar tus palabras, lastimas a la gente con tu arrogancia, no eres el centro del universo todos tenemos sentimientos

— Lo sé Dani, lo sé —se acercó a ella preocupado por el modo en que lo miraba

— No, no te acerques, no creas que con una disculpa se solucionan las cosas

— ¿Qué quieres que haga? Solo dime, tienes que decirme qué hacer

— Bueno la última vez que lo hice me pusiste en mi lugar —le recordó con amargura

— Lo lamento, de verdad yo estaba molesto y…, me desquité contigo

— ¡Y siempre es así!

— Lo intento pero…

— No, tú no intentas una mierda, sigues siendo el mismo de siempre —lo acusó herida, dolida—. No me interesan tus bienes materiales Nicholas, ni tu dinero, me gusta trabajar para obtener lo que necesito…, lo que quiero

— Sé que no eres así, lo sé —dio un paso hacia ella desesperado por tocarla

— No… —le advirtió que no continuara acercándose, cuando lo tenía cerca cedía y no quería hacerlo, era lo que él, esperaba

— ¿Qué quieres que haga?

— Dejar de mentir, se honesto, aprende a compartir —le sostuvo la mirada decidida—. El amor son dos personas que no pierden la esperanza entre ellos

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Me haces dudar ¿qué secreto tienes con Vanessa, que te altera tanto? Solo tienes que decirlo

— No, no dudes por culpa de Vanessa, ella no me interesa en lo más mínimo

— ¿Ha si? Pues no lo parece

— ¿Crees que perdí la "esperanza" en ti? —insistió nervioso

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