— Gracias por permitir que se quedara aquí, su mamá es..., bueno no es muy considerada
— No lo disfraces, y no es problema, conozco al chico, ha venido varias veces con tu amigo
— Le encantan los pastelitos que tienen aquí y realmente espero que no vuelva a suceder pero por favor si lo ves solo llámame o un mensaje, lo que sea
— Seguro
— ¿Cuánto te debo?
— Nada, solo llévalo a un lugar seguro
— Te lo agradezco
Respirando profundamente Danielle, se giró hacia la mesa del fondo donde se escondía Robbie, sentía algo de náuseas y un dolor en el pecho al pensar en esos hijos de puta follando en la ordenada y limpia habitación que al niño tanto le gustaba. Al menos llevaba ropa apropiada, chaqueta y zapatos aptos para el invierno. El alivio momentáneo que sintió se esfumó en cuanto su inocente carita se giró al escucharla aproximarse casi tropieza. Lo golpearon.
— ¡Dani!
En un segundo Robbie, saltó de su silla y la abrazó con fuerza prometiéndole una y otra vez que se encontraba bien. Sabía reconocer la preocupación en su rostro.
— Si no te respondo enseguida por favor llámame, insiste, no me molesta, lo prometo Robbie
— Gracias Dani
— Ya vámonos de aquí
Contenido sus ganas de llorar de la mano lo llevó al apartamento y en cuanto entró se encontró con la cara de preocupación de Lee, pero al ver su expresión y a Robbie, supo por qué lo había dejado solo sin decir nada
— ¿Tienes hambre Robbie?
— No, comí en la cafetería Dani
— De acuerdo, entonces vamos a buscar algo para que uses para dormir
— Necesito ir al baño, me hago pis
— Ve
De mala gana le soltó la mano para que se alejara, tenía miedo de dejarlo solo y que lo lastimaran ya habían llegado demasiado lejos
— Puedo revisarlo, no te asustes —la calmó Lee, en cuanto estuvieron solos
— Es que...
— Toma asiento, estás pálida, ordenaremos comida china y me vas a contar acerca del mensaje que me dejaste ¿de acuerdo?
— Voy a buscar ropa para Robbie, y a preparar la cama, necesita descansar
— Buena idea, vamos
Juntos fueron hasta la habitación, Danielle, revolvió los cajones nerviosa mientras que Lee, aguardaba a que Robbie, saliera del baño.
— ¿Pasa algo?
Preguntó aproximándose a ella, la angustia la estaba matando. Eso y su aspecto, estaba muy pálida y eso lo preocupaba.
— No quiero que le pase nada Lee, pero no sé qué puedo hacer, su mamá es terrible y el hombre que tiene metido en su casa me da escalofríos
— Ahora mismo solo enfócate en que vaya a la cama y descanse, se nota que ha sido un día difícil —propuso tomando sus manos, las tenía frías—. Cuando trabajaba en urgencias y un niño llegaba así debíamos reportarlo a nuestro superior y ellos determinaban si era necesario llamar a la policía, de ser así se encargaban de evaluar si era un caso de maltrato o simplemente una pelea de chicos en la escuela
— Quiero vomitar solo de pensar que le han golpeado, la infeliz de su mamá se metió en su habitación con el de turno para usar su camita para coger, la desprecio por eso, era el único lugar donde se siente seguro, Wes, le regaló varias cosas para que así fuera
— Vamos a dejar el tema —susurró bajando la voz—. No queremos asustarlo, que se sienta seguro es lo importante justo ahora
— Lo sé, lo sé es que no puedo evitar pensar en... —cerró los ojos apartando las horribles ideas de su mente—. De acuerdo
Unos minutos después Robbie, llegó a la habitación con su ojo morado y el labio roto e inflamado.
— Hola
— Mira, encontré unos pantalones de deporte de Wes y una sudadera —dejó a Lee, para ir con el pequeño
— Gracias Dani
— Él es Lee, un muy buen amigo, es Doctor y me gustaría que revisara que no tengas ninguna herida por ahí
— Sé quién es, el Doctor Vagina —sonríe hacia Lee
— ¿Quién te dijo eso?
— Wes —respondió con su dulce voz
— Bueno... —trató de no reír—. Deja que te vea y luego a la cama, mi portátil está en el mueble, ya sabes la contraseña enano
— Voy a mirar una película
— Pero en la cama calentito
— Bueno Dani, ya déjanos y ve pidiendo esa comida que tuve un largo viaje
— Ok, ya los dejo, me llamas si necesitas algo Robbie
— Estoy bien Dani
Sin poder evitarlo lo abrazó con fuerza antes de dejarlos a solas. Odiaba la situación de Robbie, pero ya había sido suficiente, un niño necesita a su mamá, la quiere sin importar lo que haga pero esa mujer dejó que lo lastimaran y eso no lo podía pasar por alto. Iba a hablar con ella, ya no le importaba cruzar la línea.
20 minutos tardó Lee, con Robbie. En cuanto Danielle, los dejó solos el niño intentó convencerlo que estaba bien así que luego de una plática finalmente accedió a que lo examinaran.
— ¿La cena ya está en camino?
— ¡Ay Lee! —chilló dejando caer el vaso de agua en el lavabo—. Me diste un susto
— Comida —insistió riendo
— Si, si, ya pedí de todo y el arroz con camarones especial es para Robbie.
— Bueno, no lo toco —levanta las manos asegurándole no tocar ese plato—. ¿Oye te sientes bien?
— Solo tengo hambre
— ¿Tienes nauseas?
— Ay es que ese hombre olía a fermentado, es repugnante se me revuelve el estómago solo de recordarlo
— Ven, vamos a la sala
Llenando su vaso con agua lo siguió a la sala, tomaron asiento en el sofá y bebió más agua.
— Robbie, está bien, tiene varios moretones en el abdomen pero nada terrible, mañana le conseguiré algunos analgésicos. Se puso los audífonos y puso una película necesita distracción, se niega a responsabilizar a la mamá
— ¿Que eres Doctor de vaginas o psíquico? —bromeó con amargura, había dado justo en el clavo
— Soy tu amigo, te conozco Danielle, sé por lo que tuviste que pasar y te prometo que me tienes aquí, justo a tu lado para apoyarte en todo momento, no te voy a dejar sola, aunque tu prometido se ponga celoso, no me importa
— Gracias Lee, espero no haberte ocasionado problemas al hacerte venir aquí
— No pasa nada, pedí unos días de vacaciones en el trabajo, me los debían
— Que alivio
Lo abrazó con fuerza antes de levantarse para ir al baño a limpiar su rostro.
Cuando regresó a la sala la comida ya estaba sobre la mesa de la cocina y Lee, buscaba platos y cubiertos. Se sentaron en la mesa para dos (a veces para tres) que tenía Danielle en el apartamento y cenaron. Intentaron relajarse por un rato evitando temas delicados para disfrutar la sabrosa comida china que comían.
— Ya dime, la intriga es mi enemiga ¿qué pasa contigo Lee? Me sonríes y eres tierno pero algo tienes
— De acuerdo, el motivo por el que tú llamada fue una señal o al menos así lo veo es porque terminé con mi novia
— ¿Qué? Pero tú estabas loco por esa chica
— Sí, y aparentemente no era el único —contó con decepción—. La encontré con un colega casi teniendo sexo en la consulta de él
— ¡Qué perra!
— Sí, bueno ya no soportaba tener que verlos juntos, soy tranquilo y no me gusta pelear pero tener que soportar verla ir a buscarlo todos los malditos días duele
— Ay Lee, lo siento tanto, sé que te gustaba mucho
— Lo sé, y es un alivio aunque no lo sienta, pero estaba listo para pedirle que se mudara conmigo
— Wow, esa mujer no merece que la quieras tanto ¿qué harás cuando regreses?
— Aun lo estoy meditando, pero no quiero pensar en eso, ahora vamos a pensar en el bebé que viene en camino
— Lee, yo no…
— Estoy seguro que todo está bien, ten fe
— La perdí hace 2 años
— Prepárate para recuperarla porque esta criaturita te hará volver a creer en todo
Le promete con una dulce sonrisa mientras extiende su brazo para posar su mano sobre el vientre de Danielle.
— No quiero ilusionar a Nicholas, no quiero decirle que vamos a…, que esto está pasando y… —intentó explicarle pero ese nudo en su garganta se lo impedía
— Respira, controla tus emociones y dime, dime todo lo que necesites decir
— Cuando le conté de mi niña, que la perdí él, ni siquiera se detuvo a pensar en que por mi culpa…, en que ya no estaba…, sus ojos brillaron con ilusión y sé que suena loco pero vi cuanto le gustó la idea de tener un bebé…, conmigo
— Estás protegiéndolo —suspira mientras le quita las lágrimas de sus mejillas—. Eres un encanto, pero estoy seguro que en lo último que Nicholas, pensará cuando sepa la noticia es en el accidente, con esto que está pasando todo lo demás se borrará, tienes que seguir adelante, no por ti, no por Nicholas, por mi sobrinito
— ¿Sobrinito? —murmura sorbiendo por la nariz
— Dame un sobrinito, le voy a enseñar a jugar futbol
— Lee…
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)