— Te tiene aquí a una puerta de distancia, eres su apoyo, se fuerte
— Lee, odio tanto a esa mujer, la odio porque Robbie, ama a su mamá y ella no lo merece, lo trata como empleado y vive amenazándolo, no sabe hablarle, es un buen niño y hará lo que ella le pida sin la necesidad de ser horrible
— Algunas mujeres no nacen para ser mamás, vamos adentro, estás congelada
— Me duele la espalda, lavar las cochinas sabanas de esa perra fue agotador, pero no iba a dejar que Robbie, lo hiciera
— Vamos a cenar, hasta aquí escucho como te suena la tripa
— Le di lo que quedó a Robbie
— Entonces que bueno que traje la cena
— ¡Mi salvador! —suspira agradecida
El sábado por la mañana Wes, llegó al apartamento con dos grandes maletas y en el sofá se encontró a Robbie, junto a Muffin, viendo caricaturas con el volumen muy bajo
— Hola amigo ¿qué haces aquí tan temprano? ¿Todo bien en casa?
— Wes, buenos días vine a cuidar a Muffin, mi mamá no está
— ¿Dani, sigue dormida?
— Si, se ve triste tal vez lloró anoche ¿ella está bien?
— Por supuesto —calmó al pequeño—. ¿Qué dices si vamos por el desayuno para animarla?
— De acuerdo, voy a buscar mi chaqueta
— Muy bien, no te tardes
Mientras Robbie, iba por sus cosas Wes, dejó las maletas antes de ir a echarle un vistazo a Dani a su habitación. Seguía dormida. Con cautela regresó a la sala y cerró con llave, aguardó por el pequeño junto a las escaleras.
— ¡Vaya chaqueta! Te ves bien enano ¿es nueva?
— Es súper genial y calentita, me la obsequió el señor Nicholas con mis zapatos, también me dio unas zapatillas súper geniales de los vengadores
— ¿Te agrada Nicholas? —preguntó subiendo al ascensor
— Me gusta que quiera a Dani, ella se pone feliz cuando lo ve y sonríe más
— Eso es muy cierto
— Creo que es un poco serio pero una vez me invitó a tomar chocolate caliente y me hizo preguntas, fue amable y vio que mis zapatos estaban viejos, se preocupó y me regaló estos
— Me alegra que te gusten y que no pases frío
— Eso dijo el señor Nicholas
Animado Robbie, le habló a Wes, durante todo el trayecto, estaba muy entusiasmado de cuidar y darle sus medicinas a Muffin, de hecho manifestó querer ser algún día un Doctor de gatitos. Eran todo risas cuando regresaron al apartamento y se encontraron a Dani, acurrucada en el sofá con Muffin, dormida en su pecho.
— Buenos días mi hermosa amiga ¿cómo dormiste? ¿Te sientes bien?
— Wesito, Robbie, sabía que eran ustedes, hola, oí susurros hace un rato ¿dónde andaban a esta hora? Son solo las 8 de la mañana y es sábado
— Dani, trajimos el desayuno y ya le di su medicina a Muffin —sonrió el pequeño acercándose para cargar a la gatita
— Gracias cariño, vi el calendario que hiciste para ella, está perfecto
— Para que no olvidemos su medicina y se ponga bien
— Bueno, bueno, vamos a la mesa que se nos enfría el chocolate caliente
Los interrumpió Wes, mientras sacaba todo de las bolsas y lo distribuía en la pequeña mesa. Desayunaron divertidos con la distracción que representaba tener a Robbie, con ellos, pero pronto se tuvo que marchar, su mamá había regresado finalmente luego de pasar toda la noche fuera.
— Wes, ahora que estamos solos quiero que me digas qué está pasando ¿Por qué esas maletas?
— No me voy a ninguna parte, no te asustes —intentó bromear lanzándole una triste sonrisa que ella no se tragó ni por un segundo
— Entonces ¿qué pasa? Wesito, y no finjas conmigo
— Los problemas con mi papá llegaron a un punto en el que no sé si hago lo correcto pero definitivamente él, lo hace a propósito
Confesó abatido con la mirada fija en su vaso de café no fue capaz de mirar a Danielle, a los ojos de lo contrario acabaría quebrándose enseguida y no deseaba angustiarla, estuvo hablando con Lee, sobre su estado y recomendó evitar situaciones de tensión, estrés y lo que pudiera alterarla
— ¿Qué te hace? Dime, no me veas como una tonta indefensa, no estoy enferma
— Congeló mi cuenta en el banco, mis tarjetas y “privilegios”, llamó a mis amigos para advertirles que no me recibieran
— ¿Te quitó la casa? Pero eso es tuyo ¿cómo pudo hacer algo así?
— “Amistades” en los lugares correctos, así lo describe él
— ¿Se cobró favores? ¡Qué le pasa! No puede dejarte en la calle
— Me da igual sus cuentas pero yo estaba pagando esa casa con mi dinero, no soy un inútil como el piensa, tengo cerebro a pesar de ser gay, para él, es una discapacidad y..., y..., no es justo Dani, yo lo intento…
— ¡Ay mi Wes!
Sin dudarlo un solo segundo se levantó de su silla y lo abrazó con fuerza mientras el hombre más positivo, cariñoso y generoso que conocía se desmoronaba por la crueldad de su padre.
— No es justo que me insulte y me trate como peste, siempre he intentado hacer todo lo que me pide, trato de cumplir sus exigencias, de hacerlo sentir orgullo con los trabajos que me da pero se avergüenza de mí y ya no puedo seguir fingiendo que no me duele
— Wes, ese hombre no merece tener un hijo como tú, eres maravilloso, todo lo que haces por él y sin interés, no eres como tus hermanos ambiciosos, eres leal
— No tengo donde ir —sollozó desconsolado
— Claro que sí, eres bienvenido siempre, sabes que por ti hago lo que sea, eres mi mejor amigo, mi todo Wesito —lo abrazó con fuerza angustiada por su situación
— Gracias Dani, te quiero mucho
— Vamos a dormir otro poco, luces exhausto.
— No dormí en toda la noche intentando encontrar un lugar donde vivir
— Oh Dios, como detesto a ese hombre
Danielle, se pasó la mañana consolando a su mejor amigo, le partía el corazón verlo tan desilusionado de su papá, sabía que lo admiraba pero su limitada mente había acabado por rechazarlo y echarlo literalmente de la familia.
Sobrecogida y pensando en todo lo que le estaba pasando dejó que descansara en su cama, tomó su celular y desde la sala llamó a Nicholas, pero por desgracia respondió su secretaria Carly.
— Busca ropa limpia primero, no quiero que te pasees desnudo, mi apartamento es una nevera y si te enfermas ya no podremos vivir juntos
— Carajo, ya quiero que engordes
— Lenguaje
Le advierte justo antes de responder a la llamada. Su amigo necesitaba ayuda, el diseñador reclamaba atención de su Musa, así fue como lo dijo Theo, le encantaba ser dramático y no le importó que Wes, la acompañara, le gustaba, ambos se gustaban pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso, a correr el riesgo.
— No te pongas nervioso cuando te quedes solo con Theo, creo que sería grandioso si ustedes dos se vieran, no digo que una cita pero tal vez un par de copas, podría aconsejarte
— Yo no me pongo nervioso
— Si, si lo haces
— Además, no es como que esté a solas con tu amigo muy seguido
— ¿Eso que percibo es interés? —lo provoca divertida
— Ya deja eso y dime porqué debería invitarlo unas copas
— Bueno Theo, al igual que tú tiene un padre homofóbico que no lo acepta, claro que sus problemas comenzaron desde adolescente ¿sabías que se fue de casa a los 17 y trabajó súper duro para conseguir un lugar? Su familia es importante y por eso no usa su apellido
— ¿Alexander no es su apellido?
— No, solo una anticuada regla de familia, todos los hombres deben llevar ese nombre en homenaje a su tatarabuelo o algo así, son de escocía sus raíces
— Vaya, jamás lo habría imaginado
— Bueno si no te pones nervioso tal vez puedas hablarle
— No sigas con eso
— Ya veremos
Bromea para distraerlo de sus problemas. Su paseo se convirtió en una visita a la casona del diseñador, un lugar inmenso. Y todo allí era una locura, música y gente de un lado a otro realizando distintas actividades, el artista estaba creando y todos trabajaban a su ritmo.
— ¿Esto es trabajo?
— Creo que sí, de seguro están fabricando los diseños de Theo, se pasan la noche entera haciéndolo, su horario es algo extraño pero le funciona bien
— ¿Y para qué estamos aquí?
— No dijo mucho, creo que quiere me pruebe algo
— Busquemos a tu amigo
— No lo digas así, su nombre es Theo y a ti te gusta
— Ya para con eso, no quiero que alguien lo escuche
— De acuerdo pero prométeme que vas a considerar hablar con él, no lo evites, a Theo, le encanta verte
— ¿Por dónde? —ignoró aquello y continuó caminando hasta que ella decidiera buscar a su amigo
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