Sabía que Wes, se ponía nervioso cuando Theo, estaba alrededor, para nada quería presionarlo pero de verdad creía que sería bueno que ellos hablaran, como “amigos” o adultos que han pasado por un problema similar. Quiere que Wes, se acepte tal cual es
— ¡Musa!
Exclamó Theo, entrando en la habitación con los brazos abiertos listo para saludar a su amiga con un fuerte abrazo.
— ¡Theo, hola! Qué bueno verte, has estado perdido y ya pude ver el motivo
— Mucho trabajo, sí, pero luego hablamos de eso, primero déjame verte —se aparta para mirarla de pies a cabeza—. A ti algo te pasa, estás más linda que la última vez que te vi
— Estoy más gorda —arrugó la nariz pero sin quitar la sonrisa de su rostro
— Saludable y con esas curvas asesinas que necesito justo ahora Musa
— Por supuesto, sabes que me encanta ayudarte
— Vamos a pedir algo rico para beber y ponernos al corriente mientras pruebo algunas telas e ideas que no abandonan mi cabeza
— Seguro, me vendría bien un té
— Con canela para el gusto, ya lo pido
— Vine acompañada, espero que no te moleste —comenta mirando de reojo hacia Wes, que se apartó mientras se saludaban
— No se diga más ¿con quién has venido?
Con su coqueta sonrisa habitual, escanea la habitación hasta encontrar a Wes, apoyado en la pared junto al ventanal.
— Wes, que agrado verte por aquí —se acercó con cautela ofreciéndole su mano a modo de saludo—. Contigo sí que ha pasado tiempo desde la última vez que te vi ¿cómo has estado?
— También es un agrado, he tenido días mejores pero todo bien
— ¡Epa, que eso no suena alentador! ¿Te encuentras bien?
Lo contempló preocupado y a la espera de una respuesta, pero Wes, solo se sintió incómodo con su mirada expectante, no quería hablar de su vida privada, solo lo estaba saludando.
— Estoy bien, supongo que son decepciones que debo esperar, pero ya cambiemos el tema, necesitas a la muñeca y no creo que por una hora, tenemos que alimentarla cada cuatro horas para que siga engordando
— No es mi intención explotarla, por supuesto que vamos a cuidar de ella, le preparé una cita con mi chica mágica para que le haga un cariñito a su rostro más tarde
— ¡Ay sí, adoro esos faciales! —soltó Dani emocionada
— Todo arreglado —aplaudió una vez para continuar—. Ahora me dicen sobre eso de engordar a mi muñeca ¿algo que deba saber?
— Solo nada muy ajustado Theo, mi amigo es un poco exagerado —le lanzó una mirada de advertencia
— Está embarazada así que no podrás usarla por una larga temporada
— ¡¡WES!!
Chilló boquiabierta, lo había soltado así tan casual como hablar del clima.
— ¡No lo puedo creer! ¿Mami, mi Musa?
— Solo han pasado dos días desde que me enteré y aun lo estoy procesando Theo, pero sí, creo que si
— ¡Oh demonios! Acabo de tener un millón de ideas en un segundo, vas a ser la mamita más bella de esta ciudad, espera a ver lo que hago para ti ¡oh por Dios! Tiene que sacar tus ojos mi Musa, yo —volvió a abrazarla con emoción—. Me muero de alegría, como si esa cosita en tu panza fuese mía, maldición
— Cuida tu lenguaje —pide emocionada
— Al parecer no quiere que nadie maldiga frente al bebé —comenta Wes, con humor
— Tomen asiento que yo voy a hablar con la cocinera, que prepare un festín, vamos a cuidarte mucho, no tardo mi amiga preciosa
— De acuerdo
Le regresó la sonrisa divertida, pero en cuanto Theo, salió de su taller las lágrimas comenzaron a caer y caer por sus mejillas
— Oye Dani ¿qué pasa? No llores, perdón se me salió
— Estoy bien, es que..., ¿crees que Nicholas, reaccione así como Theo?
— Mírame —pidió acortando la distancia para sostener su rostro con suavidad—. Si Nicholas, no se pone así de contento yo mismo lo haré estarlo, este regalito merece solo alegrías y su papá se las dará por las buenas o a la fuerza
— Tengo miedo de su reacción, no sé si..., tal vez piense que no es el momento con todos los problemas y nosotros...
— No más lágrimas, concentrémonos en ese facial que mencionó Theo, y en que Nicholas, regrese el llamado pronto, sabes que no te voy a dejar sola
— Lo sé amigo, gracias
Respirando profundamente para calmarse, tomó asiento junto a Wes, en uno de los extraños muebles de Theo.
Y dieron las 8 de la tarde y Danielle, seguía esperando la llamada de Nicholas. No le gustaba que no se comunicara, la preocupaba pero conociéndolo debía estar metido en su trabajo a pesar de ser sábado. Así que decidió llamar a la oficina para asegurarse de hablar directamente con su secretaria y no interrumpirlo. Nadie respondió. Ya era tarde así que no insistió. Tomando una profunda respiración salió del baño, acababa de vestirse luego de muchas horas semidesnuda con telas y alfileres y Theo, tomando notas y fotos. Wes, no se atrevió a invitarlo, no quería presionar pero ya se le ocurriría algo para que lo hiciera. Tomando su abrigo regresó al estudio y allí se encontraba nada más y nada menos que Nicholas
— Nic, hola
Saludó con cierta sensación de alivio al verlo después de un día demasiado largo.
— Te llamé pero estabas en una reunión ¿va todo bien en el hotel? Yo..., necesito hablar contigo
De pronto Nicholas, se apartó de Theo y caminó lentamente hacia Danielle, con la mirada fija en ella, como si fuera la primera vez que la veía.
— Voy por algo al bar, no te vayas sin despedirte Musa
— Lo prometo Theo, dile a Wes, que me espere por favor
— Yo te lo cuido
Le guiñó divertido y entonces los dejó solos. Pero Nicholas, seguía sin mencionar una sola palabra, preocupada llegó hasta él y mirándolo a los ojos le preguntó que pasaba, su silencio comenzaba a asustarla
— Nic, yo necesito decirte algo importante y..., no me atrevía pero quiero que sepas que no ha sido mi intención ocultarte nada yo solo, solo..., necesitaba asimilarlo antes y...
Entonces Nicholas, cayó de rodillas al piso y con la mirada fija en su vientre extendió los brazos para tocarla con extrema delicadeza moviendo sus manos lentamente en círculos recorriendo cada centímetro de su abdomen
— Nic... ¿qué, que haces?
— El que estaba en la veterinaria
— Lee, él es mi Doctor, me ayudó mucho ayer con exámenes y todo eso
— Entonces me gustaría hablar con él, definitivamente
— De acuerdo
Ahora sí sentía que volvía a respirar, estaba en las nubes ahora que Nic, lo sabía y esa angustia en su pecho había desaparecido. Solo quedaba emoción. Iba a ser mamá y en la única persona en quien podía pensar era en Jazmín, y cómo la añoraba cada día más.
— ¿Qué te gustaría para la cena?
— Lo que quieras —suspiró sosteniéndole la mirada
— Pero te quiero consentir —con cariño le rodeó los hombros atrayéndola a su pecho
— Pasta al pesto
— Eso suena mucho mejor
— ¿Vamos a dormir juntos? —preguntó preocupada por ese detalle
— Bueno si, me gustaría pasar la noche contigo
— ¿Podemos dormir en mi apartamento? Es que está Muffin y Robbie, no lo ha pasado bien estos días y no quiero dejarlo solo
— De acuerdo ¿qué está pasando con Robbie?
Preocupado escuchó todo lo que Danielle, tenía para decir, y no fue nada bueno, desde que tuvo la oportunidad de hablar con Robbie, que se había encariñado pero más que eso se había visto reflejado en él y no deseaba que nadie pasara por lo que tuvo que sufrir cuando niño y sí alguien no hacía algo al respecto estaba seguro que sufriría por la negligencia de su madre.
En la sala dónde Theo, tenía su bar, solo se encontraban él y Wes, bebiendo una cerveza mientras tenían la conversación más incómoda a simple vista, así que cuando los vieron llegar fue un verdadero alivio.
— Aquí están, los futuros papis más atractivos de la ciudad
Theo, los recibió con una sonrisa, aun emocionado con la noticia y para nada culpable por habérselo dicho a Nicholas, accidentalmente y es que cuando lo vio llegar solo quiso felicitarlo y no se dio cuenta que no lo sabía sino hasta que vio aparecer a Danielle.
— ¿Ya acabamos o tienes que probarte más cosas? —preguntó Wes
— Tengo lo que necesito, tranquilo —le guiñó Theo
— Muy bien, creo que nos despedimos, gracias por cuidar de Dani —se despidió Nicholas
— Oye galán eso no se agradece, adoro a mi Musa y siempre quiero lo mejor para ella ¡se pondrá aún más hermosa con este embarazo! No podrás quitarle las manos de encima
— No pretendo hacerlo ¿nos vamos Wes?
— Si, por supuesto, gracias por la cerveza Theo, que tengas buena noche
— Cuando quieras, voy a estar esperando tu llamada
Bromeó pero esperaba que captara la indirecta, le gustaba mucho Wes, pero si él, no estaba listo no sería quien lo presionara. Luego de muchos abrazos a su amiga se marcharon. Danielle y Nicholas, se fueron juntos en su auto, mientras que Wes, se fue en el suyo al apartamento, quería comprar algo de comer para cuando Robbie, fuese a darle sus medicamentos a Muffin y para chequear que todo iba bien, además su amiga y su prometido necesitaban un tiempo a solas.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)