Se enviaron mensajes durante toda la mañana, Nicholas, estaba preocupado y sentía la necesidad de saber todo lo que su novia hacía, sabía que en la universidad estaba segura y sentada la mayor parte del tiempo pero la ansiedad que lo invadía no lo dejaba concentrarse. Se desconectó solo cuando Danielle, le dijo que estaba con Lee y juntos se iban a casa de Mika.
Y sucedió. Durante el delicioso almuerzo que Mika, preparó Danielle, se atrevió a decirlo finalmente en voz alta y con todas sus letras:
“Mika, estoy embarazada”
Todo acabó con su amiga haciendo pucheros antes de echarse a llorar, tanto Lee como Danielle, se congelaron ante su reacción, se miraban incómodos al no saber qué decir. Las dos chicas acabaron en lo que podríamos decir un llanto de alegría con el pobre Lee, intentando traducir balbuceos y es que tener a dos mujeres embarazadas, muy hormonales y chillando lograban incomodar a cualquiera
Cuando finalmente se calmaron, Lee, tomó la palabra intentando distraerlas cambiando el tema para animarlas. El resto del almuerzo fueron preguntas y consejos de la futura mamá que no dejaba de emocionarse al pensar en que su amiga al fin tendría a su bebé.
A las 6 e punto Nicholas, llegó a la biblioteca sorprendiéndola, se le pasó la hora poniéndose al día con el trabajo, solo supo que su novio estaba allí al escuchar muchos susurros y risitas, las chicas se lo comían con la mirada y eso le gustaba. Que solo miraran. Su apuesto y serio novio tenía su encanto cuando andaba de buen humor
Nic, esperó pacientemente a que Danielle, acabara con sus cosas para marcharse, no estaba muy animada, detestaba a su mamá y tener que verla luego de la última vez que intentó darle órdenes donde acabó echándola de su apartamento. Se mantuvo pensativa todo el trayecto ya se imaginaba sus “intenciones” y solo esperaba acabar con esto para que no volviera a molestar a Nicholas.
La casa era tremenda, muy pintoresca y bien cuidada, como era de esperarse. Con empleados correctamente vestidos y serios, su mamá odiaba que la gente sonriera innecesariamente, era una amargada.
— Bienvenidos, que la empleada tome sus cosas y pasemos a la sala
Ángela, había comenzado con sus órdenes. La mujer iba de blanco de pies a cabeza cargada con sus lujosas joyas y pretencioso perfume. Danielle, solo le lanzó una mirada a Nic, como advertencia y en silencio le dieron sus abrigos a la mujer que aguardaba para poder escapar de su jefa.
— ¿Qué quieres que hagamos ahora Ángela?
— Nos trasladaremos a la sala donde mis hijos esperan, haré las presentaciones y nos dirigiremos al comedor, deben comer su cena a las 7 de la noche
— Si señora
Gruñó de mala gana, detestaba su tono de mando y su actitud, ella los invitó, al menos debería sonar un poco más “hospitalaria”.
— Niños, nuestros invitados han llegado, acérquense a presentarse
Los pequeños vestidos de pantalón de vestir, camisa y chaleco se levantaron del sillón donde miraban la pantalla de un portátil cerraron la computadora y se levantaron de inmediato procurando ordenar su ropa demasiado formal para tratarse de unos niños
— Buenas noches —saludaron al unísono delante de Dani y Nic
— Niños ellos son Nicholas Allen y Danielle Duncan, su hermana
— Es un placer conocerla Danielle
— Mucho gusto señorita
Ambos niños le ofrecieron la mano de ese modo tan frío que no había espacio para dudas, eran hijos de Ángela. Enseguida se presentaron con nombre y apellido a Nicholas.
Benjamin y Jonathan Duncan Hart
— Pasemos a la mesa
— Un momento, dinos algo sobre estos señoritos, son gemelos, claramente, pero no sé nada de ellos y me los presentas como mis hermanos
— En la mesa Danielle, ahora síganme, niños ustedes primero
— Sí mamá
Apretando la mano de Nicholas, se contuvo, observó a los niños caminar mientras murmuraban algo entre ellos, no podía creer su actitud, ni una sola sonrisa a esos pequeños disciplinados. Estaba incómoda y su estómago comenzaba a revolverse a cada minuto que pasaba en esa pretenciosa casa
— Respira profundo, no te alteres
— Es que..., la detesto
— Cenamos y apenas se presente la oportunidad nos marchamos
— No soporto su actitud, cree que nos hace un favor al recibirnos
— Dani, tienes que estar tranquila
— Lo sé, ni una palabra sobre eso a la general
— Por supuesto
— Y no me presiones para comer, solo quiero vomitar, su perfume es horrible, todo en ella lo es
— Camina
Conteniendo la risa por su último comentario Nicholas, la jaló con cariño hasta la mesa, la ayudó a tomar asiento donde la dueña de casa les indicó y se quedó a su lado.
— Muy bien tus hermanos sentían curiosidad por conocer a su hermana, así que aquí la tienen niños, ella es Danielle, su hermana mayor
— ¿Qué edad tienen?
— 9 años
— No tardaste nada —murmura para sí misma
— No seas impertinente
— Bueno asegúrate que conozcan mi número, ya sabes para que tengan a quien llamar cuando los abandones en unos cuanto años más
— No voy a permitir tus insolencias
— Muy bien señora Ángela, entonces háblenos de una buena vez sobre los motivos que nos obligan a compartir la mesa con usted ya que no tengo interés en compartir con su “bonita” familia.
Con desprecio hacia la mujer que la abandonó aumentando peligrosamente rápido Danielle, se vio obligada a no levantarse y darle una bofetada por el modo en que la trataba, fijó su mirada en los niños frente a ella que cenaban en silencio ajenos a la tensión que los rodeaba, ellos solo se concentraban en su cena y seguir las órdenes de su madre
— No seas grosera, demuestra modales, si aún los conservas
— ¿Por qué? Te asusta que te abandone cuando sepa todo de ti
— Lo sabe —afirma tensa
— Entonces vamos a continuar —la provoca
— Para ser su… “madre” deja mucho que desear, suena celosa intentando sabotear nuestro compromiso
— ¿Celosa? —escupió la palabra con asco—. Dime Nicholas ¿el gran empresario independiente que estás siendo hasta ahora de verdad se casaría con una mujer inestable que tiene que medicarse para mantener la cordura?
— No sé de qué estás hablando Ángela —soltó Nicholas, ignorando su nuevo intento de hacer sentir mal a Dani
— Hablo de mi hija, estuvo internada por un largo tiempo en una clínica psiquiátrica, desafortunadamente el imbécil de mi exesposo la sacó antes de completar el tratamiento y tener un alta apropiadamente
— ¡Ya cállate! ¿No te cansas de tratar de pisotearme, de hacerme ver mal? ¿Qué problema tienes conmigo? ¿No quieres que sea feliz?
— Danielle Duncan, eres igual al infeliz de tu padre y este hombre merece saberlo —señala a Nicholas
— ¿De qué habla esta mujer Dani? —giró el rostro para poder mirarla
— Estás en mi casa, me respetas —exigió—. Mi hija es débil, no soportó ser la responsable de la imprudencia que le quitó la vida a su querida Jazmín, y se dejó influenciar por gente mala, así que tomé cartas en el asunto y sacarla de su patética y miserable existencia —agitó la mano en el aire en dirección a Danielle, con puro desprecio
— ¿Qué?
Solo eso fue capaz de decir Nicholas, estaba sorprendido, miraba a Ángela y no conseguía descifrar qué clase de persona era. Qué clase de madre era
— Ya no te gusta tanto ¿verdad? —sonrió triunfal
— Lo que no me gusta es su maldita actitud SEÑORA, no le voy a permitir que trate a mi prometida como trapo viejo, no la va a insulta ni difamar de esta manera tan despreciable, Dios, hasta parece despechada ¿se puede saber qué le hizo Dani, para que la odie tanto?
Con un nudo en la garganta sin ser capaz de contener sus emociones un solo minuto más Danielle, se levantó de golpe tirando la silla en el rápido movimiento. Pero Nicholas, no permitió que se alejara, mucho menos que esa cruel mujer se saliera con la suya, si pensaba que hablando así de su propia hija lo haría apartarse entonces trataban con la tonta más tonta del planeta.
— Señora, como cortesía le voy a pedir que sea la última vez que trata a mi prometida como si no fuera nadie, es su hija, debería darle vergüenza, su comportamiento es absolutamente reprochable y que quede claro de una vez, si llega a intentar hacerle daño una vez más usted y yo nos vamos a conocer y le aseguro que no le va a gustar conocerme
Dicho esto se levantó y abrazó a su novia que ya no aguantaba más la angustia y en cuanto estuvo entre sus brazos soltó esas amargas lágrimas hacia la que se supone es su madre.
— Vámonos de aquí amor, jamás volveremos a pisar esta casa
— Espera… —consiguió hablar tragando el doloroso nudo en su garganta
— ¿Qué pasa?
— Hay algo que tengo que decirle —dijo soltando un suspiro entrecortado reuniendo fuerzas
— De acuerdo
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