Sorpresa de una noche romance Capítulo 115

—Sube. Acompáñame a comer.

—Pero yo... Me voy con mis compañeros —Lydia apenas terminó lo que estaba diciendo y Eduardo ya le colgó sin dejarle tiempo para reaccionar a su petición. Lydia miró a Isabel con cara de incomodidad:

—Lo siento, yo...

—No te preocupes. ¿Es el presidente? Entonces cogeré a otro —Isabel sonrió, parecía que no le molestaba en absoluto. Se dirigió a la cantina con otra persona, con una sonrisa en la cara.

Lydia se sintió un poco decepcionada al verlos alejarse.

Sonrió con amargura, recogió sus cosas y subió. Siempre era Juana la que preparaba las comidas de Eduardo, y hoy no habría una excepción.

Lydia empujó la puerta y entró. Vio a Clara Agusto sentada junto a la mesa de centro, ya comiendo el almuerzo.

—Eduardo, Juana cada vez cocina mejor. Siempre eché de menos su cocina cuando estaba en el extranjero. Y por fin hoy estoy disfrutando de esto.

—Mhm-hmm.

Lydia se quedó pensando si debía entrar.

En ese momento, la luz del sol entraba por la ventana, y el hombre guapo y la mujer hermosa que estaban juntos parecían muy cálidos... Eduardo ya se había quitado la chaqueta del traje y se había remangado. Estaba sentado a un lado de Clara, y ella iba vestida con un precioso vestido rojo y un delicado maquillaje.

Cada uno de sus gestos mostraba el temperamento que cabría esperar de una dama noble.

Lydia miró la ropa que llevaba. Todo lo que tenía era un simple traje de dama de oficina.

La diferencia entre estas dos chicas era evidente.

—Ya estáis aquí. Tomad asiento y comed juntos —Eduardo vio a Lydia de pie en la puerta y su instinto le dijo que había algo raro en ella. Eduardo la saludó con la mano.

Fue un saludo casual... pero consiguió que Lydia se emocionara.

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