Sorpresas de la vida (SDLV #1) (COMPLETA) romance Capítulo 42

Mi día favorito de la semana es el domingo porque es el único día en que en verdad estamos todos en familia. Los sábados, Jace suele trabajar un par de horas así que el último día de la semana es donde podemos estar todos juntos.

Apenas despierto me doy cuenta de que es día domingo porque Jace está a mi lado durmiendo. Es el único día en el que despierto al lado de la persona a la que amo, ¿cómo podría no ser mi favorito? Además, amo ver a mi novio dormir. Su cara tiene expresión más joven y de paz. Se ve guapo cuando duerme, ¿cómo eso es posible? Yo debo de verme horrible mientras estoy en pleno sueño y él se ve incluso mejor... las injusticias de la vida.

Estamos Jace y yo enredados entre las sabanas y desnudos por lo que tomo la playera que tenía puesta ayer mi novio y me la pongo sin hacer ruido. Jace duerme como un tronco. Recuerdo que la primera vez que se me vino esa idea a la cabeza fue hace ya varios años, cuando lo conocí. El comienzo de toda nuestra historia.

¿Qué habría pasado si no hubiera ido a ese bar esa noche? Supongo que no habría conocido a Jace. No me imagino una vida sin él ahora que estamos juntos. Puedo decir que él piensa lo mismo sobre mí porque me lo dijo hace unos días y anoche mientras hacíamos el amor. Creo que, aunque no nos hubiéramos conocido ese día el destino, la fuerza o lo que sea nos hubiera juntado de todas formas. Me gusta pensar que las personas que se quedan en tu vida son porque siempre debieron estar en ella. Jace se quedará con nosotros mucho tiempo así que estaba destinado a estar conmigo y nuestros hijos.

Teniendo la playera puesta camino en silencio al baño. Mi vejiga tiene mucho líquido que quiere expulsar. Hecho esto voy a la cocina y me doy cuenta de que aún es muy temprano para tomar desayuno. Además, que Jace está dormido y nos gusta comer juntos este día tomando en cuenta que es el único con el que podemos hacerlo. Decido que lo mejor es volver a la cama e intentar dormir hasta que mi familia se despierte.

Jace sigue en la misma posición de cuando lo dejé hace solo unos minutos. A veces me impresiona lo profundo que él puede dormir. Yo soy más de las que escuchan, aunque sea un lápiz caerse se despiertan de inmediato. Antes no era tan así, pero desde que nacieron los mellizos he tenido que agudizar el oído y dormir de manera más superficial.

Mientras me acuesto nuevamente al lado de mi novio recuerdo los primeros días en los que lleve a los mellizos a casa de mamá. No me gustaba que ella o Emma se despertaran para ayudarme con mis hijos. Mia y Matty son mi responsabilidad y ellas ya hacían mucho por mí en el día como para también molestarlas durante la noche, así que nunca dejaba que lloraran demasiado. Si escuchaba, aunque sea una queja yo ya estaba despierta y de camino a la cuna. Es por eso que soy así. No quería molestar a nadie en las noches cuando mis hijos eran unos bebés. Lo siguen siendo, pero ya están creciendo.

Un día Mia será igual a mí y Matty será igual a Jace. Ansío ver a mis hijos grandes, pero a la vez eso significa que se irán de mi lado y harán su propia vida. Me imagino a Mia con una cabellera larga y rubia. Una chica linda que tendrá a todos los hombres a sus pies, pero lo suficientemente inteligente como para saber quién vale la pena y quien la quiere de verdad. Me imagino a Matty alto y rubio, con sus ojos claros. Será un chico guapo que tendrá a las chicas suspirando por él, pero espero que encuentre a una que lo haga suspirar a él y esa chica será la correcta.

- ¿En qué piensas, pequeña rubia? - escucho la voz de Jace a mi lado.

Está sentado y me mira con curiosidad. Normalmente me doy cuenta enseguida cuando él despierta, pero supongo que estaba tan sumida en mis pensamientos que no me fijé en él por unos segundos, justo cuando despertó.

-Me imaginaba a Mia y Matty cuando sean adolescentes- respondo en un susurro, pero sé que él me está escuchando. Siempre lo hace- Quiero que sean buenas personas.

-Lo serán, Maddie- dice él mientras acaricia mi cabello- Ya estamos comenzando a enseñarles a ser buenas personas y no pararemos nunca. Siempre les enseñaremos y ellos nunca dejarán de aprender.

Jace se vuelve a acostar en la cama y yo pongo mi cabeza sobre su pecho. Este es uno de los lugares favoritos en los que me gusta estar. Puedo sentir el corazón latiendo de Jace lo que me hace recordar que todo esto es verdad y no un simple sueño. Jace es real, nuestra relación es real y nuestra familia lo es. No podría estar más feliz en estos momentos.

-Siempre dices lo correcto para que deje de preocuparme- digo mientras me concentro en el ritmo de su corazón.

-Nos complementamos bien.

El ritmo del corazón de Jace comienza a ser más lento hasta que llega el punto en que sé que se ha quedado dormido nuevamente. Río para mis adentro. Jace no es una persona madrugadora en absoluto y cada vez que puede se queda dormido.

Me desprendo lentamente de su brazo porque quiero ir a ver si los niños están bien, pero cuando me levanto siento un pequeño mareo y mi vista se desenfoca. Me siento con violencia en la cama y espero a que mi vista vuelva a la normalidad. He sentido esta sensación antes. Cuando estábamos en la playa. Ahora fue más leve y corto, pero es la misma sensación.

- ¿Estás bien? - pregunta Jace.

Supongo que lo desperté cuando caí sentada en la cama. Tiene sus manos en mis hombros y me dio vuelta la cara para poder mirarme. Tiene expresión de persona preocupada así que supongo que no debo tener muy buena cara en este momento.

-Solo fue un mareo, nada importante- respondo.

- ¿Fue como lo que pasó en la playa?

Asiento en modo de respuesta. Jace hace que me vuelva a acostar sobre la cama. Cierro los ojos porque la sensación de mareo aun no desaparece del todo. Me concentro en la mano de Jace que acaricia uno de mis brazos. Puedo sentir que se está preocupando. No tengo que mirarlo para saber que es así.

-Te dije que tenías que ir al médico- dice después de unos minutos en los que permanecemos en silencio.

-No me volvió a suceder así que pensé que había sido una única vez- respondo.

-Te pediré una cita para el médico lo antes posible.

Siento como Jace se levanta de la cama. Abro los ojos porque ya me siento mucho mejor y veo a Jace tomando el teléfono para marcar un número. Supongo que está llamando al médico para pedir hora. No intento detenerlo porque Jace es una de las personas que más se preocupa por sus seres queridos y si va a estar de esa forma hasta que vaya al médico prefiero hacerlo para que él pueda dormir tranquilo, aunque en verdad no creo que sea necesario. Fueron dos casos aislados con meses de diferencia.

Ruedo los ojos y decido ir al baño a mojarme la cara. De paso, reviso a los niños. Ellos siguen durmiendo tranquilamente, aunque no creo que dure mucho más así. En cualquier momento van a despertar con hambre y posteriormente con ganas de jugar. Al menos pueden divertirse entre ellos y saben las cosas que pueden y las que no pueden hacer. Jace tiene razón, los estamos criando de muy buena manera. Serán unos grandes niños, de eso estoy segura.

-Tienes hora al médico en dos semanas- dice Jace algo tenso detrás de mí. Lo noto incluso cuando está susurrando para que no despierten los niños- Parecen que todos se están enfermando en estos días porque es lo más próximo que pude encontrar.

-Tranquilo, Jace. Me siento mucho mejor.

Me pongo de puntillas y beso una de sus mejillas. Se ha puesto unos pantalones y está sin playera, como le gusta ir en las mañanas por la casa. Siento que se relaja cuando le doy una sonrisa. Jace me atrae hacia él y me abraza muy fuertemente, pero sin hacerme daño. Yo le respondo el abrazo.

-No quiero que nada te ocurra- dice en mi oído muy suavemente.

-Nada me va a ocurrir, tranquilo- digo en tono tranquilizador

-Tenía miedo de perder a Matty. No quiero tener miedo de perderte a ti- dice como ignorando lo que le dije antes.

Acaricio su espalda con ambas manos. Puedo notar que tiene miedo, no porque me lo acaba de decir con palabras, su cuerpo me lo está diciendo también. Eso es lo bueno de conocer tanto a una persona, terminas por darte cuenta de todo lo que le pasa solo por la expresión de su cuerpo.

-Pase lo que pase no me perderás. Nunca. Lo prometo- le doy una sonrisa y él me regala una también.

Permanecemos abrazados unos segundos más hasta que escuchamos que los niños se están despertando. Parecen un poco confundidos al principio, como si no supieran donde están, por eso con Jace vamos directo a ellos y los tranquilizamos.

Me gusta tener a mi familia reunida por momentos así. Son cosas pequeñas como estas las que me hacen saber que tome la decisión correcta al formar esta familia. Amo a mis hijos con todo mi corazón y a Jace con esa misma intensidad, pero de manera romántica y no paternal como con mis hijos.

Jace llegó para revolucionar mi vida y con él llegaron mis pequeños ángeles llamados Mia y Matthew. Jace desapareció por un tiempo, pero ya está aquí para nosotros y sé que jamás se irá.

Lo amo. Lo amo muchísimo. Siempre ha sido así. Incluso cuando no estaba a mi lado el solo recordar todo lo que me había hecho sentir en una noche hacía que mi corazón se agitara.

No creo en el amor a primera vista, pero supongo que lo que Jace y yo tuvimos fue algo parecido a la creencia popular. Una sola noche bastó para cambiar el resto de nuestras vidas. Esa noche nos conocimos y aunque en algún momento quise cambiar todo lo que pasó ese día ahora no quiero cambiar ni un solo segundo. Todo eso me llevó a este momento y soy feliz ahora.

Soy feliz junto a mi familia. Ni esos mareos y perdidas de vista momentáneos me quitarían la felicidad que estoy sintiendo en este momento.

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