Al día siguiente las actividades comenzaron con fuerza. Nos hicieron levantarnos a las seis de la mañana, cosa a la que estoy muy acostumbrada y parece que Thalia también porque parece enérgica mientras nos dirigimos al salón de comida a tomar desayuno.
Por otra parte, tenemos a una Aubrey con un cuarto del ánimo con el que me tiene acostumbrada esta chica, lentes de sol, aunque seguimos en el interior y una caminata derrotada. Creo que no es una chica muy madrugadora. Incluso está completamente callada. Pareciera como si aun estuviera dormida y solo sonámbula.
Thalia ríe por lo debajo al ver a su amiga en el estado en el que está. Yo también me río. Nunca había visto a alguien que le costara tanto despertar por las mañanas.
-Aubrey iremos a caminar por todo el sector turístico- dice Thalia con una gran sonrisa en la cara- No creo que quieras estar durmiendo mientras lo hacemos ¿No crees?
-Sólo cállate y déjame dormir- replica a su vez Aubrey
Cuando llegamos a la mesa del desayuno, Aubrey solo apoya su cabeza en la mesa y pareciera como si se quedara dormida. La miro con sorpresa, pero parece que Thalia está acostumbrada a ver a su amiga de esta manera porque solo se ríe y niega con la cabeza.
- ¿Siempre está así en las mañanas? - pregunto a Thalia en susurro, no creo que sea buena idea despertar a Aubrey.
Thalia asiente enérgicamente y sin borrar la sonrisa de su cara.
-Te acostumbrarás- dice en un tono normal, por lo que asumo que Aubrey no es de las personas que se despiertan con cualquier sonido- La verás mucho así esta semana, pero tranquila, se le pasará cuando sienta el olor a comida.
Ambas reímos. Nos costó un montón sacarla de la cama por lo que nos atrasamos en llegar al desayuno y nos quedamos de las últimas. Recibiremos la comida de las últimas.
Veo como las meseras comienzan a entrar al comedor con café, té y pasteles en la mano. Todo se ve delicioso y en este momento tengo mucha hambre...
- ¿Cuántos años tienes, Maddie? - me pregunta Thalia sacándome de la ensoñación de la comida.
-Veinticuatro- le digo- ¿Y tú?
-Veintidós- dice ella y se sonroja ante la mirada de asombro que le doy. Muy joven para estar terminando su carrera- Entré muy joven a la universidad- explica como si hubiera captado mi sorpresa.
Le doy una gran sonrisa para que no se sienta cohibida. No me cansaré de repetir que Thalia me parece una de las chicas más tímidas que he conocido. Incluso más que yo...
-Todo un cerebrito, ¿eh?
-Algo así- dice ella con timidez, pero puedo notar orgullo en su voz- Me gradué de la escuela a los dieciséis años. Me senté dos cursos cuando era más pequeña.
-Tus padres deben de estar muy orgullosos.
Eso parece ponerla feliz, más de lo que estaba porque noto un pequeño brillo en su mirada.
-Lo están, supongo. Nunca me han dicho lo contrario. Soy su única hija, así que cada cosa que haga para ellos es como su mayor orgullo.
Le sonrío. Sé lo que se siente eso o al menos lo sabía. No soy hija única, pero mamá siempre estuvo orgullosa de mí. Podía hasta ganar el cuarto lugar en algún concurso y eso era ya un orgullo para ella. Creo que todo terminó cuando quedé embarazada. Sé que sigue orgullosa de mí por haber sacado mi vida adelante, pero la decepcioné y las cosas no volvieron a ser las mismas.
Bueno, tiene derecho a sentirse como quiera. La decepcioné de eso no hay duda y para una madre que tu hija te decepcione supongo que es lo peor que puede sentir. Aun no sé lo que se siente eso, mis hijos están muy pequeños para que me decepcionen de alguna manera.
- ¿Sucede algo? - escucho que pregunta Thalia a mi lado. Tiene el ceño fruncido y parece un poco preocupada.
-No, sólo recordaba algo.
-No quería hacerte sentir mal...
-No lo hiciste, solo recordé la cara de mamá cuando le dije que estaba embarazada- le digo con un nudo en la garganta. Creo que no había visto a mi madre con una expresión tan triste en su cara desde que íbamos a visitar a papá al cementerio cuando era más pequeña. - Créeme, Thalia. No querrás decepcionar a tus padres nunca. Es incluso peor que decepcionarse a sí misma.
Thalia me da una sonrisa y sujeta una de mis manos que tengo sobre la mesa. Parece como si me dijera "Tranquila, aquí me tienes a mí". Es justo en ese momento en el que siento que he ganado una amiga. O bueno, dos. Aubrey es demasiado amable y linda conmigo como para no considerarla una amiga.
No he tenido una amiga desde Hannah, si es que eso se puede llamar amistad.
Cuando la comida llega a la mesa, Aubrey se levanta de la mesa como si nunca hubiera estado dormida. Se saca los lentes de sol mostrando sus ojos maquillados a la perfección.
- ¿Eso es café? - dice olorizando una taza que una de las meseras trajo.
-Si y uno muy bueno si me permite opinar- dice la chica de forma muy amable.
-Oh muchas gracias- dice mi amiga con entusiasmo, tomando el café casi de un sorbo.
Thalia se ríe y le dice que vaya más lento. Yo también me uno a sus risas.
Estas chicas son mis amigas. Mis verdaderas amigas. Se puede tener amigos en este mundo, la amistad no es solo una ilusión.
...
Estoy exhausta. No puedo pensar en otra cosa que no sea una cama y dormir eternamente. Como dijo Thalia antes de tomar desayuno, caminamos mucho.
Demasiado.
Mis piernas arden y siento como si me palpitaran. Ni si quiera fuimos a lugares geniales que me inspiraran a escribir "la mejor historia de mi vida" como me dijo el profesor Dean, cuando le confirmé que si iba al viaje.
Soy una chica de ciudad, pero me encanta el campo y la naturaleza. Eso es lo que de verdad me inspira y hoy solo fuimos a ciudades conocidas y lugares turísticos que tienen alrededor más edificios que árboles.
¿Hermoso? Claro, todo parece ser más que hermoso aquí
¿Inspirador? Quizá para algunos sí, pero definitivamente no para mí.
¿Cansador? Ni si quiera en la primera semana de vida de los mellizos me había sentido tan cansada. Pareciera que mis parpados se rehúsan a abrir y solo quieren descansar.
-Pregunta- digo resentida y un poco enfadada, aunque no sé por qué- Te responderé lo que quieras.
Jace asiente. Puedo ver que parece molesto y eso me pone más molesta a mí...
- ¿Por qué no me dijiste que eras virgen? - dice bajando un poco la voz porque aún hay un par de personas en nuestro radar- ¿Por qué perdiste la virginidad con un chico que conociste una noche? y más importante que todo eso, ¿Por qué mierda te fuiste sin decir nada al día siguiente?
Abro mis ojos con la sorpresa. No pensé que fuera a ser tan directo. Si que debe estar algo molesto.
-Eso no te incumbe...
-Oh claro que me incumbe Madison Tate- me interrumpe- Fui yo el que tuvo que despertarse solo la mañana siguiente con una sábana con gotas de sangre sin saber nada ni entender que es lo que había pasado, ni dónde estabas, ni nada.
Me quedo callada. Tiene un punto. Debe haber estado bastante confundido y sorprendido.
Oh, pero yo también lo estaba cuando me enteré de que de esa noche iban a nacer unos bebés porque al chico se le había olvidado ponerse un preservativo
¿Ves las sorpresas que nos trae la vida, Jace?
-Estaba borracha- comienzo mi explicación- era la primera vez que bebía de esa manera. Siempre odié el alcohol, pero necesitaba olvidarme de la mierda que me habían hecho así que bebí mucho. No era consciente de lo que hacía así que sí, me acosté con un desconocido de lo borracha que estaba sin importaba que era virgen. Cometí un error, ¿vale?
Siento que los ojos me pican. Recordar todo eso me hace sentir un poco avergonzada y más teniendo en cuenta que la persona con la que compartí aquello está frente a mí con cara de sorprendido.
-Al día siguiente no recordaba mucho de lo que había pasado. Estaba asustada y avergonzada. Sólo me fui para ahorrarnos un encuentro vergonzoso a ambos.
Me quedo callada. La voz al final me falló un poco y siento que lagrimas quieren salir de mis ojos, pero me obligo a mantenerlas dentro.
- ¿Te hice sufrir? - pregunta Jace. Levanto la cabeza y veo que tiene una expresión de preocupación en su rostro. Y algo más, pero me cuesta descifrarlo. Quizá culpabilidad.
- ¿Por qué preguntas eso, Jace?
-Creo que lo primero que pensé al ver las pequeñas gotas de sangre es que no fui lo suficientemente cuidadoso contigo. Pensaba en que eras como una pequeña princesa frágil que merecía ser tratada de la manera en la que se merecía, con delicadeza y que yo no te había tratado de esa manera. Pensaba en que te había hecho sufrir...
-Basta- lo interrumpo- No fue nada de eso. Fuiste delicado- hablar de esto me hace sonrojar. Estoy más que avergonzada- No sufrí, ni fue traumático ni nada por el estilo. Ni si quiera recuerdo que hubiera dolido mucho.
Le doy una sonrisa avergonzada. De verdad que no suelo hablar de estos temas con alguien que no sea Emma e incluso con ella también me muero de vergüenza.
La expresión de su cara de afloja y posa en ella una sonrisa. Una sonrisa cálida y tierna, que transmite muchas cosas. Me mira como si me tuviera aprecio... y tal vez sea así.
-No te librarás tan fácil de mí, Maddie- me dice con esa mirada cálida- Quería conocerte más antes y ahora después de hablar te aseguro que haré que nos conozcamos más mutuamente. No te librarás de mí esta semana, Madison.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sorpresas de la vida (SDLV #1) (COMPLETA)