Ese beso hizo que cosas se revolvieran en mi interior. No fue como los besos que nos dimos esa noche hace más de dos años. Este beso hizo que se me cortara la respiración, que mi mente se nublara, que mis sentidos estuvieran cien por ciento en Jace...
Ese beso me hizo desear más.
Pero no puedo hacer esto, no puedo entregarme de esta forma a aquellos labios suaves que reclaman mi atención. No, tengo que ser fuerte y cuando digo que me tengo que mantener alejada de Jace esta vez sí que lo cumplo.
Todo el resto del día me lo pasé haciendo eso, manteniéndome lo más alejada posible de Jace, pero claro él no lo hace para nada fácil. Se me acerca y me abraza o pone sus manos en mis hombros como si nos conociéramos de hace mucho tiempo. Primero soy cortes intentando alejarlo, pero después de sus insistencias, ya no tanto.
Al final del día Jace parece estar resentido conmigo por mis constantes rechazos y debo decir que duele. Me duele cuando me ve con rabia y enojo, pero con más confusión que otra cosa. Intento evitar su mirada, pero es imposible.
Me quedo dormida pensando en esa mirada y en Jace. En ese beso que pareciera haber significado más de lo que aparentó. Me quedo dormida sintiendo sus labios en los míos y recordando esa noche en la que concebimos a los mellizos, aunque él no lo sepa. Pienso en cómo sus manos tocaron mi cuerpo, con mucha delicadeza a pesar de lo excitado que estábamos ambos. Todos estos recuerdos comienzan a doler, pero de una forma distinta a la que dolía años atrás.
Duele no volver a pasar un momento así con él.
Pero supongo que es lo mejor. Jace no puede saber de la existencia de los mellizos y si dejo que se acerque a mí, se está acercando a ellos y eso no puedo permitirlo. No. Él no puede saberlo. El miedo me inunda con tan solo pensarlo. Duele pensar que Jace podría rechazar a Mia y Matty. No puedo permitir que mis hijos sean rechazados por su propio padre.
Aun así, también duele estar alejada de él y una parte de mí me dice que tal vez él los aceptaría. Nos aceptaría a los tres como una gran familia feliz, pero ese es un pensamiento demasiado positivo como para plantearlo como una opción.
Me quedo profundamente dormida, ahogada en dolor.
...
Thalia me despierta a la mañana siguiente bastante tarde. No tenemos planeado nada por la mañana y la tarde, como dijo Aubrey ayer, hoy es día de salir de noche. Pero como soy yo, es día de descanso y quedarse en la cama todo el día.
- ¿Qué hora es? - pregunto a Thalia
-Las 1 p.m.- dice ella con una sonrisa con un poco maternal en la cara- Te perdiste el desayuno, pero si te vistes ahora podrás ir al almuerzo.
Asiento con la cabeza y susurro un "gracias" hacia Thalia. Ella sale de mi habitación y comienzo a vestirme después de haberme dado una agradable ducha.
Es un día caluroso, algo inusual por lo menos desde el tiempo en que llevo aquí. Me pongo una playera blanca holgada con unos shorts bastante cortos que son tapados por la playera. El almuerzo se sirve a las 2:30 p.m. Son las dos así que decido que antes de ir a comer llamaré a mi familia.
Marco el número de la casa y al segundo pitido mi madre contesta.
- ¿Si diga?
Escuchar su voz me hace feliz. Una sonrisa instantánea aparece en mi rostro.
-Hola mamá, es Maddie
- ¡Maddie! - grita ella con emoción- ¿Cómo estás hija?
-Bien mamá, ¿cómo están todos por allá?
-Todos bien hija.
Comienzo a relatarle lo que he hecho en Alemania y lo lindo que es todo en este país. Ella me dice lo que los mellizos han hecho y como se han portado de maravilla. De fondo escucho una voz de niña pequeña. Mi pequeña rubiecita.
- ¿Memma? - dice Mia al lado del teléfono.
-No mi amor- le dice mi madre- Es tu mami
Mia comienza a gritar de emoción y me río. Una pequeña lagrima cae por mi mejilla. Extraño a mis bebes, demasiado.
- ¡Mami! - dice Mia al teléfono con clara voz de emoción- Ti amu.
-Yo también te amo mi vida- le digo con voz ahogada.
Es por esto que cuando llamo no pido hablar mucho con mis bebes. Soy un mar de lágrimas cuando los escucho.
- ¡Memma! - dice ella.
-La tía Emma debe estar en el instituto ahora, pequeña rubia.
Mi pecho se contrae al decirle así a Mia. Ese es el apodo que Jace me dio aquí.
- ¿Dónde está tu hermano, Mia? - le pregunto con voz infantil.
- ¿May? - dice tratando de decir Matty
Siento que Mia se aleja del teléfono y escucho un grito muy fuerte por parte de mi hija:
- ¡May, vem!
Me río, mi hija tiene mucha personalidad.
-Mia no- la reprende mi madre- Matty está durmiendo.
Sigo riendo bajo, pero con lágrimas en mis ojos. Extraño a mis bebés. Extraño ver a Matty dormir y pensar el parecido que tiene con Jace.
-Mamá, debo irme- le digo con voz ahogada- Tengo que ir a almorzar.
-Claro hija, ve- dice ella con voz alegre- Despídete de mamá, Mia
-Chau mami- dice mi hija para después mandarme un sonoro beso.
-Adiós, bebe. Te amo mucho hija, te extraño.
Escucho pasos de bebe alejándose. Mia ya se fue a jugar o a despertar a su hermano.
-Adiós hija, nos vemos en unos días.
-Adiós mamá. Te quiero
-También yo.
Corto la llamada y siento que alguien me mira en el marco de la puerta. Thalia está allí con una sonrisa triste en la cara. Yo me seco las lágrimas un poco avergonzadas de que mi amiga me vea en faceta mamá osa extraña a sus bebes.
- Me acostumbrare a ver Muchas cosas, Thali- le digo y comienzo ave alejarme ella hace ademán de seguirme, pero niego con la cabeza- Buena suerte, amiga.
Ella me mira confundida hasta que Brett se acerca a ella y se saludan.
Me siento en uno de los sillones de la sala. No me parece una idea agradable estar afuera sola. Comienzo a mandarle textos a Emma mi hermanita para preguntarle cómo están las cosas allí.
Alguien se sienta a mi lado y de inmediato siento un escalofrío recorrer mi columna. De verdad que mi cuerpo parece reconocer a Jace.
Quito mi mirada del celular y la clavo en él, pero Jace no me mira. Solo mira el fuego que sale de la chimenea.
- ¿Tienes novio? - pregunta él sin mirarme aún
- ¿Por qué crees eso?
-Me has ignorado desde el beso de ayer- dice con voz un poco resentida. - La única explicación que he encontrado es que tienes un novio en casa.
Sigue sin mirarme mientras que yo no puedo sacar la vista de él.
-No tengo novio- digo y por fin Jace clava su mirada en la mía. Quiero ser sincera con él al menos con lo que estoy sintiendo- Ese beso me hizo recordar esa noche ya sabes- titubeo- y... Sentí cosas que de verdad no entiendo y estoy confundida.
Suelto todo de una vez y sé que he hablado muy rápido. Espero que me haya entendido porque no creo que pueda repetirlo.
- Puedo ayudar a aclarar eso- dice Jace y yo en enarco las cejas sin entender a lo que se refiere.
Sin oportunidad de preguntarle, Jace se acerca a mí. Nuestras frentes se chocan al igual que nuestras narices. Jace pone una de sus manos en mi pierna dejando un rastro de fuego bajo su mano. Siento su aliento combinarse con el mío.
Hay tensión a nuestro alrededor, pero no un tipo malo de tensión.
- ¿Qué sientes cuando estoy tan cerca de ti? - pregunta haciendo que todo en mi sienta la vibración de su cuerpo al hablar
-Mi corazón se agita- digo con voz entrecortada- Siento que cada pedazo de piel que tocas lo quemas...
No me deja continuar ya que con un beso sella mis labios. Cierro los ojos instantáneamente y comienzo a mover los labios al mismo ritmo que los suyos. Me acerco más a él y pongo una mano en su nuca para poder profundizar más el beso. Las manos de Jace viajan a mi cintura y me acercan más a él si es que eso es posible.
Sigo moviendo mis labios a su ritmo, disfrutando del sabor de sus labios. No saben a alcohol lo que me dice que está haciendo esto con toda la cordura del mundo. Mientras que yo creo que me he perdido la mía.
Me separo de Jace en busca de aire, pero aun así nuestras frentes se quedan pegadas mientras recuperamos el aliento.
- No quiero sufrir- le digo a Jace sin procesar lo que estoy diciendo.
- Juro que haré lo posible para que no sufras- me dice mientras vuelve a juntar nuestros labios en un profundo beso.
Lo que él no sabe es que por más que lo intente, me hará sufrir de todas formas. Cuando tenga que volver a casa y él se quede aquí. Cuando llegue a casa y vea a mis dos bebés con los rasgos de Jace. Cuando recuerde estos momentos mientras estoy acostada en mi cama intentando conciliar el sueño.
Cuando admita que me estoy enamorando de la persona que dije que mantendría alejada de mí por el bien de mis hijos, para que ellos no sufran y no sean rechazados.
El sufrimiento es inevitable, pero creo que prefiero disfrutar ahora y sufrir con intensidad después. Porque estoy segura de que, si no disfruto estos momentos con Jace ahora, en el futuro me arrepentiré.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sorpresas de la vida (SDLV #1) (COMPLETA)