Mi despertador suena a las ocho de la mañana como nos dijeron que programáramos la alarma. Es día de ir a la playa.
Me duele la cabeza, pero no porque me haya emborrachado anoche en el bar, sino que por no haber dormido mucho. Llegue al hotel a las tres de la mañana junto a Jace, pero cada uno se fue a su cuarto. No creí que me quedara tanto tiempo allí, pero la compañía de Jace fue demasiado buena como para desperdiciar esas horas junto a él. Puedo decir que lo disfrute.
Cuando llegue a la habitación ninguna de mis compañeras había llegado aún. Vi en algunos momentos a Thalia con Brett bailando o conversando y riendo. No vi a Aubrey con Brett en ningún momento. No sé a dónde se habrán ido, pero en la parte del bar en la que estaba yo, ellos no estaban.
Me doy una ducha y me pongo mi traje de baño y arriba de éste un vestido bastante veraniego. Salgo de la habitación y me encuentro con que Thalia ya está lista para irse también. Vamos vestidas de forma parecida, solo que su vestido es ajustado y verde oscuro mientras que el mío tiene vuelos y es rojo.
- ¿Mucho sueño? - pregunta ella invitándome a sentarme a su lado en el sillón.
Eso hago mientras veo que debajo de un poco de maquillaje Thalia ha escondido unas ojeras.
-Supongo que no tanto como tú- le digo entre risas- Cuando llegue no había nadie.
-Llegue a las cuatro y media de la mañana- me contesta- Brett me pasó a dejar.
Thalia se sonroja muy levemente, pero puedo notarlo. Se ve adorable. Tendrá mí misma edad, pero me parece como si fuera una hermana menor. Una que no es tan atrevida como mi hermana Emma.
-Lo bese- me dice en un susurro- Bese a Brett. Toda la noche.
La miro con sorpresa y un poco de orgullo.
-Eso está bien, Thali- le digo abrazándola- Brett y tú hacen una bonita pareja.
Ella me contó algo como su confidente. Como su amiga. Tengo la necesidad de contarle también lo que pasó anoche con Jace...
-Bese a Jason- le digo.
Thalia abre muy grande los ojos, pero a su vez se ríe. Una risa suave y tierna. Todo en esta chica es ternura en verdad.
-Sabía que ibas a terminar cayendo.
Eso me asusta. ¿Ya caí? Ni siquiera sentí cuando lo hice. No, no pude haber caído por Jace. Solo fue una noche, unos besos, nada más. Solo me deje llevar por unas horas. No pude haber caído por Jace tan rápido.
Caíste por él hace dos años atrás- me dice una voz en mi cabeza.
El bus que nos llevará a la playa estará en el hotel a las nueve de la mañana. Aún tenemos media hora para terminar de prepararnos.
En ese momento recuerdo algo o más bien a alguien.
- ¿Dónde está Aubrey? - le pregunto a Thalia
-Supongo que sigue durmiendo. Cuando llegue anoche ella ya había llegado.
Puede ser, me quedé dormida de inmediato y no pude haber sentido cuando llegaba ninguna de las chicas.
En ese momento sentimos que la puerta de la habitación de Aubrey se abre. Thalia y yo miramos hacia allí, pero Aubrey no es la persona que sale de la habitación. Owen, el chico con el que estuvo Aubrey ayer sale medio vestido. Se paraliza al vernos a Thalia y a mí en el salón, pero después sale casi corriendo con las mejillas rojas.
Supongo que no está acostumbrado al sexo casual.
Miro a Thalia y ella tiene los ojos muy abiertos y su boca forma una perfecta "o". Nunca la había visto sorprenderse por algo que hacía Aubrey, así que si Thalia esta sorprendida es porque nuestra amiga no suele hacer esto.
-Puedo jurarte que Aubrey era virgen-me dice Thalia- Ahora no podría afirmarlo.
- ¿Aubrey nunca había hecho algo como esto?
-Nunca- responde tajante- Puede ser a veces demasiado coqueta, pero eso es más un juego para ella. Nunca había llegado tan lejos.
Sin decir palabra nos paramos del sillón y abrimos la puerta de Aubrey con mucha violencia. Ahí se encuentra nuestra amiga enredada en las sabanas, desnuda.
No entramos de la forma más silenciosa por lo que Aubrey se despierta de repente. Nos mira confundida y nosotras la miramos de la misma manera.
Cuando Aubrey sale de su estado de asombro se da cuenta de la situación en la que se encuentra y nos dice:
-Díganme que no hice lo que creo que hice.
...
Aubrey tiene una resaca de los mil demonios. Dice que no se acuerda de mucho. Me recordó exactamente a como yo estaba cuando estuve en su situación. Al menos encontramos un preservativo en la papelera lo que nos garantizaba que al menos se cuidaron.
Nuestra amiga nos dice a Thalia y a mí que no irá a la playa porque quiere dormir. Su cabeza la está matando. La entiendo, me desperté de la misma forma hace dos años.
Thalia y yo si vamos a la playa.
Me siento en el asiento de atrás del que se ha sentado mi amiga. Ella se da vuelta con el ceño fruncido.
- ¿Por qué no te sientas conmigo? - me pregunta
Brett se acerca a nosotros y se sienta a su lado. Supongo que habrá escuchado a Thalia decirme aquello y se habrá dado cuenta de que Aubrey no irá y se sentó a su lado.
-Por esa razón- le digo.
Pensaba invitar a Brett para que se sentara al lado de Thalia, pero como el chico parece ser más rápido me ahorró el trabajo.
Sonrío cuando veo que Brett besa en los labios a Thalia y ella se sonroja mientras le sonríe. Creo que hacen una pareja más que linda.
Siento que alguien se sienta a mi lado. Eso es raro, siempre de siento sola. Cuando miro veo los ojos de Jace mirándome y una sonrisa en la cara.
Muchos de los chicos solo se sacan la playera y se meten al mar de inmediato. Las chicas se sacan la ropa para quedar en traje de baño, tienden una toalla y se acuestan en ella a tomar el sol mientras se echan en el cuerpo bronceador.
- ¿Qué quieres hacer? - me pregunta Jace poniéndose frente a mí, tomándome por la cintura.
A la vista de cualquiera parecemos dos novios pasando un día en la playa.
Pero claro que no lo somos, ni cercano a eso.
-Supongo que hace calor- digo mientras saco mi vestido quedando en mi pequeño traje de baño rojo.
Siento como Jace me inspecciona detenidamente. Lucho contra el impulso de volver a ponerme el vestido. Me hace sentir un poco nerviosa que me vea de esa forma, pero a la vez deseada.
Jace se saca la playera dejando al descubierto su trabajado cuerpo. Me doy el tiempo de inspeccionarlo del mismo modo en el que él lo hizo conmigo. Recordaba que tuviera un buen cuerpo, pero lo que veo ahora es más de lo que vi hace dos años. El chico parece un adonis.
Dejo de mirarlo y mis mejillas se tornan de un rojo potente. Puedo sentirlo. Jace parece decidir ignorarlo, porque solo me toma de la mano nuevamente y me lleva hacia el mar.
Pasamos el día así, disfrutando del mar. Jace me hace feliz este día, de verdad que lo hace. Me hace reír con sus bromas, me tira al mar, aunque yo me resista. También hacemos otras cosas, como abrazarnos, besarnos y descansar en la arena. Nuevamente digo que parecemos una pareja de novios pasando un buen día en la playa.
Eso crea un nudo en mi estómago. Como me gustaría que eso fuera verdad. Paso imaginándome aquí con él y los mellizos. Mientras Jace construye un castillo de arena con Matty, yo llevo a Mia al mar a que se moje sus pies de bebé. Todos como una familia..., pero claro, eso nunca pasará y es por eso que tengo un nudo en el estómago. Nada de eso puede pasar por mi culpa. Por mis miedos.
Les estoy negando a mis hijos y a Jace un momento en familia. Nuestra familia. También me lo estoy negando a mí.
Decido que es momento de contarle la verdad. Es momento de que Jace sepa que tiene dos hijos hermosos, mellizos, llamados Matty y Mia y que son iguales a él. Mia en personalidad y Matty en aspecto.
Jace y yo estamos acostados en la orilla de playa. Cansados. El día ya está terminando y pronto nos iremos al hotel. Es el momento
-Jace, yo necesito decirte algo...- comienzo con toda la valentía que puedo recoger.
-Mira- me interrumpe Jace señalando con su dedo hacia una puesta de sol que está a punto de comenzar.
Me quedo callada al ver lo hermosa de la puesta de sol. El cielo se torna de un color entre naranjo y rosa. Siento el silencio de la playa. Todos están viendo este hermoso espectáculo. Cuando por fin el sol se esconde detrás del mar- o al menos esa es la percepción que se crea- Jace toma mi barbilla para que de vuelta la cara y junta sus labios con los míos. Comienzo a mover mis labios al ritmo de los labios de Jace es un beso suave y profundo. También muy largo. Disfruto de cada segundo de este beso, saboreando a Jace, metiéndolo dentro de mi corazón mientras éste no deja de palpitar rápido.
Cuando Jace rompe el beso, me mira con una dulzura enorme. Me derrito por completo ante sus ojos.
- ¿Qué querías decirme, pequeña rubia? - dice él besando mi frente.
Me paralizo. He perdido todo el valor que había reunido antes.
-Nada importante, tranquilo.
Soy la persona más cobarde de este mundo.
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