Cuando Camila salió del hospital, ya eran más de las ocho de la noche, en el cielo comenzaba a llover, tomó el autobús de regreso a la empresa. Apenas entró al vestíbulo de la empresa, vio la figura erguida de Jorge, una mano en el bolsillo de sus pantalones y la otra sosteniendo su móvil, charlando con la recepcionista. Las luces brillantes del vestíbulo le daban un aire aún más distinguido y reservado.
De repente, su corazón empezó a latir con fuerza, en los últimos meses, casi no había tenido contacto cara a cara con él, ¿por qué lo veía tan seguido últimamente?
Él pasó junto a ella mientras hablaba por teléfono, y en ese instante Camila susurró "Sr. García" pero no estaba segura si él la había escuchado. Después de subir al ascensor, ella volteó y descubrió que la figura de Jorge había desaparecido en la oscuridad de la noche.
Estaba lloviendo mucho esa noche, se preguntaba si él había llevado un paraguas.
Cuando su padre solía salir, siempre olvidaba llevar un paraguas y ella tenía que correr detrás de él para dárselo. Su padre le acariciaba la cabeza y decía: "Camilita está creciendo, ahora ya cuida de su padre".
Las lágrimas empañaron la vista de Camila, ese día ella estuvo trabajando hasta las cuatro de la madrugada. Decidió no regresar a la casa que alquilaba, sino descansar un rato en la oficina y luego seguir trabajando. Apenas se echó un rato en el escritorio, el timbre de su teléfono la despertó.
Al ver la llamada del Dr. Pérez, ella inmediatamente respondió. En los últimos dos años, cuando el Dr. Pérez la buscaba, o era porque la condición de su madre se deterioraba, o porque necesitaba que continuara pagando las facturas del hospital.
"Camila, después de que te fuiste ayer, tu madre comenzó a tener fiebre, el diagnóstico inicial es una acumulación de flema en los pulmones..."
"¿Es grave?", ella se levantó nerviosa de su asiento.
El corazón de Camila comenzó a tambalearse. Solía pensar que podía ganar "cinco millones" trabajando duro, pero en ese momento se daba cuenta de que era solo un sueño.
Su madre una enfermera particular para que la atendiera, el Dr. Pérez se lo había mencionado antes, pero aún ni siquiera había podido pagar los costos. Las consecuencias de no contratar a una enfermera se estaban volviendo evidentes: su madre tenía acumulación de flema en los pulmones debido a la falta de cuidado adecuado. Por lo tanto, era esencial contratar a una enfermera particular para su madre.
Camila sabía que Jorge estaba decidido, podía encontrar fácilmente a una mujer con quien casarse. La noche anterior había dicho que "ya había buscado a muchas personas". ¿Habría algún cambio después de la noche anterior? Con esos pensamientos, Camila estaba muy ansiosa, se levantó y se dirigió a la puerta de la oficina de Jorge.
Eran poco más de las cinco, la oficina de Jorge aún estaba vacía, Camila estaba parada en la puerta, esperando su llegada. Justo cuando ella estaba tan cansada que ya no podía mantenerse despierta, apareció Jorge.
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