Te Quiero Como Eres romance Capítulo 118

Carlos asintió para mostrar la compresión.

Adriana y Marta se quedaron aún más sorprendidas. El hombre era tan respetuoso con el novio de Micaela. ¿Era su gente?

El hombre también asintió con la cabeza y se volvió para caminar hasta frente a Adriana. Tomó una carpeta desde la mano del asistente al lado, la abrió y se la entregó a Adriana.

—Srta. Elvira, Sra. García, vengo en nombre de la agencia de tierras de Anlandana para expropiar oficialmente su terreno.

—Vaya.

Las dos se quedaron asombradas y se sintieron un poco volcadas.

La presidente y Micaela también estaban sorprendidas por la expropiación.

¿Para qué iba a expropiar la tierra? ¿Si fuera adquirida, inevitablemente el orfanato iría a mudarse?

Adriana se dio cuenta de que estaba en Anlandana y siendo una ciudadana en el país, sabía muy obviamente que en la forma más sencilla y clara de decir, la expropiación de tierras era que los departamentos relevantes de Anlandana comprarían la tierra al precio más bajo y la utilizarían para otro motivo, la cual simplemente era como la confiscación.

Marta también dio la reacción y respondió en voz alta.

—¡Rechazamos la expropiación!

—Sra. García, es obligación de todos los ciudadanos cooperar con el sistema de Anlandana. Nuestra expropiación es obligatoria. Si usted se niega, tenemos derecho a tomar otras medidas. Aquí están los documentos para que los lea.

—Además, usted es una figura pública, realmente le avergonzará meterse en las noticias y definitivamente tendrá un gran impacto en su carrera.

Sus palabras le dejaron temblar aún más a Adriana.

El hombre continuó.

—Otra cosa, les compensaremos por sus pérdidas.

Marta preguntó inconscientemente.

—¿Cuánto es la compensación?

Si les compensara quinientos mil euros o seiscientos mil euros, lo aceptaría porque nadie era capaz de enfrentarse tontamente a los departamentos pertinentes de Anlandana.

Marta lo pensó así en su corazón pero oyó al hombre diciendo.

—El estándar de la adquisición de tierras en Anlandana es de quince euros por metro cuadrado. Aquí hay un total de mil metros cuadrados, entonces son de quince mil euros.

El hombre con gafas dio el precio muy rápido.

¡La madre y la hija se volvieron tan enfadadas que como si fueran a vomitar la sangre!

¿Quince mil euros?

¡Gastaron más de cien mil euros para conseguir la tierra!

¿Seguro que era para adquirir la tierra, no para robarla obviamente?

¡Definitivamente causaría una gran pérdida!

Adriana respiró profundamente varias veces y hizo un análisis con calma. Si hubiera una disputa sobre la adquisición de tierras, no debería ser tan fácil. Entonces se acercó a Diego apresuradamente tirándolo y dijo.

—Señor, lo siento, pero usted no puede hacer la expropiación en nombre de Anlandana, porque acabamos de terminar la negociación del precio con el Grupo Mancebo y pronto la tierra será la suya. Mira, hay una disputa sobre esta tierra, por eso, ¡no cumple con los requisitos de la adquisición!

Luego le guiñó un ojo frenéticamente a Diego pero él habló con Adriana.

—Lo siento mucho, Srta. Elvira. Como se va a expropiar esta tierra en Anlandana, por supuesto que haré la cooperación sin condiciones. Pues, no puedo comprarla.

Marta jadeó. ¿El pato cocido iba a volar así?

¡Novecientos mil euros!

Diego siguió diciendo.

—Hace poco estaba bromeando con ustedes. Mi apellido no es Mancebo sino Ocampo. Soy asistente de nuestro señor.

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