Te Quiero Como Eres romance Capítulo 238

El teléfono cayó al suelo, Carlos sentía que su corazón dejó de latir en ese momento, y experimentó otra vez qué es el miedo. Ni siquiera duró un segundo, se marchó hacia afuera como si hubiera vuelto loco, sin la calma y tranquilidad habitual...

Diego vio que Carlos salió con tanta prisa que, el viento que trajo, incluso arrastró los papeles sobre la mesa...

Cuando le siguió sorprendido, Carlos había cerrado la puerta del ascensor.

¿Qué pasó?

La mente y el cerebro estaba totalmente vacío cuando Carlos llegó a la escena de accidente. Dijo una y otra vez a sí mismo que todo iría bien, su cariño estaría bien, no ocurría nada a Micaela ...

El tráfico estaba entorpecido, el cruce se encontró en caos: los perímetros armados en los alrededores, las ambulancias recién llegadas, la multitud que rodeaba a Bentley...

El taxi verde se ha deformado y toda la parte delantera está abollada. El coche gris que iba a chocar contra el taxi fue atropellado por Bentley, y podía ser desechado directamente...

Como si hubiera sido sordo, desaparecieron todos los ruidos para Carlos. Solo quería saber dónde estaba su Micaela.

«¿Qué ha dicho en el teléfono? ¿Fue a chocar el coche? Entonces, ¿ella estaba en el taxi?»

Carlos tomó un respiro profundo, se dirigió rápidamente hacia al taxi. El chófer aún lloraba en la cabina. Una de las puertas traseras estaba abierta, y la otra, ya no se podía abrir...

¡Pero no había nada allí ni la figura de ella!

Carlos se alivió. No era una escena de sangrienta, qué bien...

Se le ocurrió muchas ideas en un instante, ¿tal vez que fue una mera broma?

Era posible que su cariño aun estuviera en casa esperando a él. Quería llevarla al hospital a chequear, porque el psiquiatra dijo que hay la posibilidad de recortar sus memorias perdidas a través de tratamiento, pero todavía no lo había contado a ella...

No obstante, el bolso de ella estaba en el asiento, era lo que llevaba ese día. En la alfombra también había una fiambrera caída...

De repente recuperó el oído y escuchó lo que quería oír:

—Señor, ¿si está buscando la señorita en el asiento trasero? ¡Fue llevado por un hombre que conduce un Toyota!

Vio a la gente quien hablaba con una mirada aguda:

—¿Qué dices?

—Vi con claridad. Ese coche gris intentó a chocar al taxi, mientras que el Toyota al lado de taxi pretendió a chocarlo, pero no lo consiguió. Y un Bentley a la derecha de taxi corrió a golpear el coche gris. Luego el hombre en el Toyota se bajó, recogió a la mujer y se salió.

Aunque lo dijo sin nada lógica, Carlos organizó con rapidez las palabras escuchadas y entendió todo, le preguntó con prisa:

—¿Adónde fue?

Esa persona se asustó por su aura poderosa y mirada potente, se apresuró a enseñar la dirección con dedos:

—Salió por allí, debería ser para ir al hospital

Diego llegó en ese momento. El tráfico se detenía, supo que el señor estaba aquí al ver su coche aparcaba afuera. Se enteró de que había un accidente de auto cuando entró, y ese Bentley es del señor.

—Señor, su teléfono.

Carlos lo tomó, luego recogió el bolso de Micaela, dijo a Diego:

—Investiga este accidente. ¡No deja a ni un sospechoso escapar!

Mientras se dirigía a su coche, llamó:

—¡Chequee ahora mismo si hay un hospital cerca de Calle Ramón y Cajal ha recibido a los heridos de accidente de tráfico!

Recibió la respuesta cuando entra en su coche, entonces acudió al hospital inmediatamente...

Apretaba fuertemente el volante con los ojos llenos de crueldad. «¿Quién? ¡Quién se atreve a dañar a la persona que me importa más!»

«¡Te dejaré pagar el precio!»

***

Micaela se sentía mareada por el fuerte choque de coche, y quería vomitar, se quedó en desmayo en una instancia. Sonó una voz tierna en su cerebro:

Diciendo, le dio su teléfono a ella. Micaela lo recogió rápidamente e introdujo el número con las manos tembladas. El número de móvil de Carlos era simple, lo recordó después de verlo una vez.

Carlos debería estar muy ansioso y haber enterado del accidente terrible. Tenía que decirle pronto que estaba bien para que no se preocupaba.

Introdujo el último número, Micaela hizo la llamada. Antes de que escuchara el sonido de teléfono, la puerta se abrió desde el exterior. Micaela vio al hombre que había estado susurrando en su mente cuando estaba dormida, se le acercó corriendo.

Al segundo siguiente, ella fue abrazado en sus brazos anchos y familiares.

«Gracias a Dios, mi cariño se senta aquí intacta.»

Oliendo la fragancia de su cuerpo, Carlos sintió que por fin su vida volvió y su corazón pendiente se calmó.

El hombre miró a las dos personas que se abrazaban, una sonrisa amarga apareció en su cara.

Como se esperaba de Carlos, lo encontró aquí tan pronto.

Incluso no tenía suficiente tiempo para hablar con Micaela antes de que apareciera aquí...

—Micaela, no me dejes solo... —Carlos susurró al oído de Micaela con la voz temblorosa y llena de miedo, que reveló la inquietud que había sufrido.

Las lágrimas de Micaela brotaron inmediatamente. Ella esforzó el abrazo y asintió fuertemente. Cómo era posible que quisiera salir de él. Lo que hizo primero después de despertarse era buscarlo...

Carlos la relajó. Micaela lo miró y encontró que sus ojos estaban rojos, había lágrimas dentro...

A Micaela le dolía mucho el corazón. Un hombre tan frío como él, llovió por ella...

—¿Te sientas incómoda?

Carlos le preguntó con los ojos fijados, como temía que ella desapareciera.

El hombre guapo dijo por fin:

—El médico la ha chequeado. Ella no tiene trauma, solo una leve conmoción cerebral. Hay que quedarse en hospital para observación posterior.

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