Sin mostrar excesiva formalidad, Olivia, Alba y Eric aceptaron con mucho gusto los relojes respectivamente que les encantaban.
—Vamos a cenar todos juntos esta noche para celebrar el éxito del rodaje, ¿vale? —Bianca propuso.
Todos estuvieron de acuerdo unánimemente vitoreando con mucha alegría.
Al principio, Micaela no quería ir. Sin embargo, como protagonista, no estaba bien si ella no estaba presente, por lo tanto, tuvo que asentir.
A las siete de la tarde, un grupo de personas, entre las que se encontraban Levy, el fotógrafo, y dos asistentes, llegó a la sala privada de un hotel muy lujoso.
Para mostrarse generosa y lucirse, Brianca pidió muchos platos exquisitos y caros.
Después de la comida, Eric y Levy charlaron alegremente sin parar.
Levy se hizo muy hablador después de unas copas y alabó a Micela en los mejores términos:
—¡Micaela, eres la modelo más prometedora con la que he encontrado! No, no solo eres la modelo con el mayor potencial, sino también eres la más elegante y virtuosa. Todas las estrellas con las que he trabajado en el pasado han sido muy arrogantes y altivas, pero eres diferente a ellas. Eres modesta, amable y asequible. Trabajar contigo es bastante agradable. De ahora en adelante, tanto si quieres hacer fotos promocionales como grabar anuncios, por favor, siéntete libre por ponerte contacto conmigo. ¡Estaré a tu disposición en cualquier momento!
Micaela sonrió un poco avergonzada y le dio las gracias por sus elogios.
Luego, Levy giró una cabeza y habló con Eric:
—Oye, maricón, no esperaba que fueras tan capaz que pudiste conseguir a Micaela como tu artista. ¡Me has impresionado bastante, ¿eh!
Eric, que también había bebido bastante, admitió generosamente:
—¡Claro! ¡Yo, Eric, no soy cualquier simple! Ja, ja, ja, ja...
En este momento, Alba preguntó con curiosidad:
—Señor Levy, ¿cómo ha salido el rodaje de Romina?
Levy echó una mirada a Bianca, dio un largo suspiro y contestó:
—Si no hubiera sido por el honor de la familia Dávalos, yo no habría cooperado con una persona tan altiva como ella. Pero gracias al protagonismo de Micaela, no se atrevió a ser tan arrogante durante el rodaje.
Todos charlaban muy agradablemente por haber terminado la colaboración con mucho éxito, pero Micaela, sentada en su silla, no mostró mucho interés por la conversación animada.
Alba se le acercó a ella y preguntó con preocupación:
—Micaela, ¿qué pasa? ¿Por qué pareces estar un poco distraída?
Esta jugueteó con su celular bajo la mesa con las dos manos, pareciendo estar un poco nerviosa, y dijo con una voz baja:
—Estoy bien. Carlos vendrá a recogerme más tarde, y tendré que irme primero.
Alba asintió ligeramente y continuó:
Micaela levantó los ojos para mirar a la multitud, vio que todos estaban escuchando atentamente a Eric, y le susurró cautelosamente a su amiga:
—Carlos se ha quedado enfadado.
Alba presintió algo mal en el interior al oír lo que dijo su amiga y siguió preguntando con preocupación:
—¿Eh? Si él está enfadado contigo, ¿por qué aún vendrá a buscarte?
Micaela se sonrojó ligeramente y se mordió el labio inferior levemente antes de explicar:
—Le rechacé la «petición» la última vez cuando él estaba herido.
El corazón de Alba le dio un vuelco. Estaba claro que ella sabía a qué se refería la «petición».
—¡Ja, ja, ja...! Lo he oído —Olivia, sentada a la izquierda de Micaela, se inclinó hacia ella de repente y dijo reprimiendo la voz, sobresaltando a las dos que estaban charlando en secreto.
Tras una pausa, Olivia continuó:
—Micaela, has preguntado a la persona equivocada. Alba no tiene experiencia en estas «cosas íntimas» porque el señor Mancebo todavía no se ha acostado con ella hasta el momento.
Tanto Micaela como Alba se quedaron sin palabras sin saber qué decir por un momento al escuchar las palabras de Olivia.
Olivia, con una cara bastante emocionada, tomó a Micaela por los hombros y le aconsejó en voz baja:
—¿Carlos está enfadado contigo? Ponte un vestido sexy y haz unas poses coquetas casualmente a su frente para que él se abalance sobre ti, de esta manera, ¡seguramente se le irás todo el enfado al instante!
Alba le preguntó despreocupadamente:
—Olivia, ¿es esta tu experiencia como experta en el amor?
Esta última admitió francamente sin la menor vergüenza:
Micaela se despidió de todos los presentes sonriendo. Cuando se dio la vuelta, vio de reojo a Alba bebiendo algo en su copa, así que le agitó la mano a ella como despedida. A su vez, Olivia sonrió misteriosamente, junta con Bianca acompañó a Micaela a la puerta de la sala privada, y le susurró al oído:
—Si no tiene ese tipo de vestidos, puedes llevarse nada. A lo mejor el efecto es mejor.
Acto seguido Micaela puso una cara tan sonrojada como un tomate, como si pudiera arder en cualquier momento, así que se dio la vuelta sin mayor dilación y huyó corriendo.
El guardaespaldas que había estado vigilando fuera de la puerta la siguió inmediatamente.
Bianca preguntó a Olivia con curiosidad:
—¿Qué le has dicho a Micaela?
Esta arrastró a Bianca de vuelta a la habitación privada y contestó despreocupadamente:
—¡Algo entre adultos!
***
Cuando Micaela llegó a la entrada del hotel seguida por el guardaespaldas, el coche de Carlos ya estaba aparcado allí esperándola.
Cuando Diego vio salir a Micaela, se adelantó inmediatamente y abrió la puerta del asiento trasero. Entonces Micaela se subió al auto.
Carlos estaba sentado en el asiento trasero con un ordenador sobre una pequeña mesa portátil, mirando la pantalla del aparato con el ceño ligeramente fruncido.
Micaela no prestó atención a lo que se mostraba en el ordenador, con la cabeza en lo que le había dicho Olivia.
Anoche, el médico había venido a quitarle los puntos a Carlos, diciendo que se estaba recuperando bastante bien y que las cicatrices se recuperarían lentamente con la pomada.
En realidad, unos días atrás, al ver que Carlos ya podía tumbarse para dormir y no necesitaba acostarse sobre su lado derecho para evitar tocarse la herida, Micaela se había enterado de que la herida le debía estar casi curada.
Carlos había estado esperando que la mujer tomara la iniciativa para acercarse a él, pero esta estaba aturdida en su asiento. No había luces encendidas dentro del coche, así que él no se dio cuenta de la cara sonrojada de Micaela.
Suspirando en su interior, Carlos extendió la mano y la cogió en su abrazo.
—Echa un vistazo. ¿Te gusta la imagen de este personaje?
Solo entonces Micaela levantó los ojos para mirar la pantalla de su ordenador, donde se mostraba una mujer animada vestida con un traje antiguo. Según el atuendo, Micaela suponía que se trataba de un personaje de ese juego. La imagen del personaje era muy realista, ¡y lo más clave era que se parecía bastante a ella misma!
—Cariño, esta es la imagen que diseñé personalmente para ti en el juego.
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