Te Quiero Como Eres romance Capítulo 363

Micaela estaba tan ansiosa que casi lloró.

Sabiendo que el hombre no la dejaría abandonar el pasillo si no satisficiera su petición, así que se puso de puntillas y selló un beso ligero en los finos labios de él.

Sosteniendo su suave cuerpo entre sus brazos, Carlos la besó profundamente. El beso familiar de ella todavía era tan dulce como antes...

«¡Mi cariño no me ha olvidado! ¡Qué bien!»

Cuando volvieron a sus asientos, los platos ya estaban bien servidos.

Ernesto estaba tan hambriento que el estómago no le dejaba de rugir, pero se contuvo y esperó a que los volvieran antes de empezar a comer.

Alba miró los labios ligeramente rojos e hinchados de Micaela y se quejó en el corazón: «¡¿Cómo Carlos puede ser grosero con Mica?!»

En el pasado, siempre se angustiaba por dentro cuando veía una imagen así, pero ahora ese sentimiento ya no era tan evidente.

Todos estaban muy hambrientos, por eso almorzaron devorando la comida sin preocuparse por nada.

Cuando todos casi habían terminado de comer, Diego preguntó de repente a Micaela:

—Señora, no he podido averiguar sus datos biológicos. ¿Me gustaría saber cuál es exactamente su origen la Provincia Zyalen?

Micaela, que disfrutaba del foie gras que Carlos le había cortado, respondió inconscientemente:

—¡No soy natural de la Provincia Zyalen!

Al oír su respuesta, Carlos se puso curioso y preguntó:

—Entonces, ¿desde dónde te has mudado a la Provincia Zyalen?

—¡Desde Salamonsa!

Cuando Micaela terminó de hablar, incluso ella misma se congel

¡¿Salamonsa?!

Salamonsa, situado en el otro extremo de la Tierra, era un país muy pequeño, con menos de una décima parte del tamaño de Anlandana, empero, tenía una economía bastante fuera y abundaba en recursos naturales, especialmente en gemas, por lo tanto, ocupaba un lugar muy importante el mundo en la producción de gemas.

Micaela levantó los ojos y se dio cuenta de que todos la miraban, como si estuvieran esperando que ella siguiera hablando más, por eso dejó el cuchillo y el tenedor y continuó:

—Llegué a Teladia de Anlandana cuando tenía 8 años, y todo lo que pasó después está ahora claro en mi mente. No obstante, sin saber por qué, no tengo ninguna impresión sobre lo que pasó antes de los 8 años.

«¡¿Qué?!»

Excepto Carlos, todos se quedaron desconcertados.

Micaela continuó hablando:

—Puedo estar segura de que soy natural de Salamonsa, pero en cuanto a por qué vine a Teladia, y qué otros parientes tengo, aún no sé nada.

En otras palabras, para encontrar al asesino que quería hacer daño a Micaela, esta línea actualmente no tenía pistas favorables.

Carlos asintió con la cabeza y dijo:

—Está bien. Tu origen es una nueva dirección de investigación para nosotros. Diego, continúa investigando, ¿entendido?

Diego aceptó la tarea con calma en apariencia, pero por dentro ya quería echar a llorar.

Salamonsa era un país bastante cerrado, que generalmente solo permitía a sus propios ciudadanos entrar y salir. ¡Era sumamente difícil para los extranjeros obtener el visado de este país!

Alba no pensó mucho desde dónde Micaela había llegado a Teladia y preguntó con curiosidad a su vez:

—¿Y tu tía?

Micaela perdió el apetito completamente al oír a su amiga mencionar esto. Afortunadamente, ella ya estaba casi llena.

—Marta no es mi tía en absoluto, porque no es la hermana menor de mi madre. Se falsificó este parentesco entre Marta y yo para encubrirse cuando llegué a Teladia.

—Lo que ha dicho Alba es muy probable. Diego, ve e investigar a fondo a cada uno de la familia Elvira.

El asistente asintió alegremente, porque investigar a los Elvira sería mucho más fácil que ir a Salamonsa.

Al obtener el elogio de Carlos, Alaba se sintió muy alegre.

—Además, Mica, sé por qué has olvidado lo que pasó antes de los 8 años —continuó Carlos.

Micaela miró sorprendida al hombre con los ojos muy abiertos.

Y este le sostuvo la mano firmemente y le dijo con seriedad:

—Fue porque tus padres te llevaron a recibir la hipnosis.

—¡¿Hipnosis?! —Ernesto también se asombró mucho.

Carlos asintió levemente con la cabeza, miró a Micaela y continuó:

—Fueron tus padres los que decidieron dejarte olvidar el pasado. El hipnotizador es el mismo al que te llevé para la hipnosis la última vez.

Alba reaccionó y gritó en voz alta:

—Ya veo, así que cuando te llevé a la hipnosis hace dos años, él simplemente accedió sin pensárselo dos veces. ¡Resulta que te conoce!

Carlos asintió con la cabeza.

Micaela preguntó con cierta ansiedad:

—Entonces vamos a buscar a ese hipnotizador de nuevo para que me quite la hipnosis...

El hombre sacudió la cabeza y dijo:

—Se lo consulté a ese mismo la última vez, pero él me dijo que no hay manera de quitarte la hipnosis y que solo puedes contar con ti misma para recuperar los recuerdos. La hipnosis te la realizaron en persona tus propios padres, por eso el hipnotizador no conocía ni el contenido ni los detalles. Cabe que tus padres no querían dejarte tener la mínima oportunidad de recuperar esa memoria...

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