- ¿Tienes hambre? - La voz grave de un hombre sonó repentina y autoritariamente por encima de mi cabeza. Se me aguaron los ojos durante nuestra primera ecografía juntos.
Me emocioné.
Por las lágrimas.
Son las hormonas...
Después de enjugar algunas lágrimas de mis pestañas, levanté la cabeza. Tuve que levantar la cabeza para ver los ojos de la severa figura de autoridad. No pude acostumbrarme a la impresionante altura de Bulat y a su formidable imagen en general...
Si no conociera su carácter y sus intenciones, podría decir que es un hombre de ensueño.
- ¿Estás llorando o algo así? - De repente, me agarra la mano, apretando y quemando mi muñeca con un fuerte apretón. Tirando de mí lejos de él... contra su duro cuerpo de acero.
- No, no", parpadeo rápidamente. - Es sólo... algo en mi ojo.
Y le oculto los ojos.
Porque me da vergüenza.
Sí, lloré un poco.
Es el bebé.
Quiero decir, es tan pequeño y lindo. Y estoy empezando a darme cuenta de ello. Me sale el instinto maternal. No sé cómo podré dejarlo ir. Esa es la parte más triste, la de hacer llorar.
Bulat me aprieta la mano con más fuerza. Suspira con fuerza.
- ¡Te llevaré al restaurante! Inmediatamente.
- Puedo comer en casa...
Empiezo a retorcer nerviosamente los dedos alrededor de los mechones de pelo recogidos en una pulcra coleta, echados por encima del hombro. Bulat sigue mirándome con sus ojos. Y siento que su mirada acerada cambia sorprendentemente. Se ablanda... Es decir, me mira de forma extraña, larga y detenidamente. Y de repente me pone la palma de la mano en la cintura, bajando la tela de mi vestido barato.
- Tienes razón, puedes comer en casa, pero ¿qué son estos trapos miserables? А? Me estás avergonzando en público.
Me estremezco, todo mi cuerpo se siente caliente.
En mis mejillas como si me hubieran abofeteado.
Bulat juró con rabia. Casi enfadado. Pero, como me di cuenta, a sí mismo por no prestar suficiente atención a la madre de su hijo. Es cierto, siempre está de viaje de negocios.
- Chica modesta... ¡Vamos!
No me soltó la mano y me llevó al coche. Salimos en dirección al centro de la ciudad. Unos minutos más tarde, estaba de pie frente a un enorme escaparate transparente de la tienda más sofisticada de la ciudad. ¿Cómo podría entrar allí con ese aspecto...
Sorprendentemente, los empleados nos recibieron con el mismo tipo de honor, como una especie de reyes. Casi cayeron a nuestros pies y se arrastraron de rodillas ante nosotros, besando nuestros pies. Era como si estuviera en un sueño. Me quedé boquiabierto, no podía moverme.
Me quedé mirando todas esas largas filas de estanterías llenas de marcas de lujo para todos los gustos y colores. Podrías dejar aquí la mitad de tu fortuna, si fueras millonario, claro.
¿Es esto realmente todo para mí?
Qué cambio tan repentino y abrupto golpeó el alma insensible de Basmanov.
De repente me di cuenta de que Bulat estaba aún más conmovido que yo por la imagen del monitor de la ecografía. Pero apenas dio señales de ello. No es habitual que estas personas muestren sus verdaderas emociones. De lo contrario, se vería como un signo de debilidad. Especialmente si lo ven los competidores o los enemigos.
- ¡Elige! - Con un perezoso gesto de la mano, Bulat se sumergió en un sillón de cuero en el centro de la boutique. - ¿Me harás un desfile de moda? Te compraré lo que quieras.
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