Te tomo prestado romance Capítulo 79

Bulat

***

¡Esa chica! ¡Arrr! Provoca en mí una tormenta de emociones conflictivas muy reales. ¡Quiero castigarla, quiero azotar su impresionante culo por su lengua a veces afilada y su mirada orgullosa!

Quiero cruzar la línea que tracé entre nosotros para un contrato, y lo hago. ¡Me caigo a pedazos! ¡Me voy al infierno! Cuando la veo... tan deliciosa, imposiblemente bella y deseable para mí.

Después de la primera ecografía, tras ver a mi heredero en la pantalla del monitor, me sentí abrumada. Una poderosa sensación de alegría me desgarró el pecho y convirtió mi acerado mundo interior en un infierno.

Esta chica... Lleva un pedazo de mí en ella. Después de eso, la miré de una manera especial, con amor. Pero inmediatamente oculté mis sentimientos, los alejé, cuando mi padre me llamó, y luego también mi hermano, recordándome mi encuentro con Titov.

- ¡Bulat, sal con Victoria esta noche! Ella te necesita.

Joder.

Tenía muchas ganas de llevar a Nastenka al restaurante. Después de la ecografía, quería pasar más tiempo con ella y mimarla con sorpresas. Pero no estamos acostumbrados a vivir nuestra vida como queremos. Nosotros, los Basmanov, solíamos seguir un plan claro, nuestro día a día, toda nuestra vida está programada por horas. No se puede romper el horario.

Sigo luchando conmigo misma y me doy cuenta de que lo que cuece mi corazón... es más fuerte. ¡Nastya! ¡Nastya se ha instalado en lo más profundo de mi corazón y lo atormenta día a día! Lucho con estas malditas emociones con dificultad. Pero son increíblemente fuertes... Tengo miedo de dejar que se acerque, en el centro mismo de mi alma, porque el amor en mi mente es debilidad. Y ella y yo definitivamente no somos una pareja. Pero cada día me convenzo de que un día voy a romper. Me rindo. Volverme débil y compartir mi vida con ella. Mientras mi corazón lata, mientras respire...

- ¡¿Puedes oírme?! - mi padre grita al teléfono y yo miro fijamente a mi bebé embarazada y no puedo apartar la vista mientras conducimos tras el diagnóstico en el coche, en dirección al centro de la ciudad.

Se muerde los labios de forma muy divertida, mirando a algún lugar delante de ella y respirando profundamente. Su mirada se posa en sus jugosos y abultados pechos. ¡Mmmm! Más grande y más apetecible por el embarazo.

Mirando sus exuberantes tetas sentí una aguda punzada en mis pantalones. Se me puso dura... O más bien no se me cayó, desde el momento en que entramos en la clínica y ella se quitó las bragas antes del diagnóstico.

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