Tenias que ser tu romance Capítulo 52

Registrada en SAFE CREATIVE

Bajo el código: 2011045801413

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©

Instagram:@theanamartinezexperience

―¡Qué hiciste! ― gritó Fernando al ver a su esposa muerta sobre el suelo.

―No, yo no fui, yo… una camioneta― murmuró.

Fernando tomó a Iván del cuello de la camisa y lo sacudió enfurecido ― ¡Por qué la mataste! ― le gritó ―¡Por qué!

―No, yo no, te juro que yo…― repetía Iván desesperado mientras sentía como Fernando le apretaba el cuello.

―¡Déjalo!― gritó Paula defendiéndolo ―¡Ya déjalo Fernando!

Él le dio un golpe sobre el rostro haciendo que Iván se cayera sobre el suelo ―¡Cómo pudiste hacerlo!― continuó Fernando―¡Dímelo!, ¡por qué lo hiciste!

―¡Está borracho Fernando!, ¡no se puede defender! ― gritó Paula desesperada mientras defendía a su marido que seguía sin saber que sucedía ―¡déjalo en paz!

Por fin, después de tantos ruegos Fernando logró separarse de Iván. Se quitó el sudor con las manos rojas del esfuerzo y volvió a ver el cuerpo de Natalia.

―No, así no― murmuró mientras caía de rodillas sobre el suelo levantando el cuerpo de su mujer ― así no Natalia, así no quería que sucediera.

Paula ayudó a Iván a levantarse y cuando ambos estuvieron de pie se acercaron al cuerpo de Natalia ― te juro que yo no lo hice Fernando. Yo, vi una camioneta alejándose yo llegué después.

―¿Quieres que te crea?, ¿quieres que te crea?― preguntó Fernando con el cuerpo de Natalia entre sus brazos ― ¡cuándo dijiste que te las pagarías!

―Lo siento Fernando, Iván puede ser muchas cosas menos un asesino― intervino Paula de inmediato― yo lo conozco y es incapaz de hacerle daño a alguien, meto las manos al fuego por él.

―¡Entonces por qué está aquí!― gritó Fernando entre lágrimas mientras el cuerpo de la madre de su hijo se desangraba entre sus brazos.

―Lo mismo me puedo preguntar de ustedes dos― habló con más seguridad Iván viendo a Paula― lo mismo me puedo preguntar, ¿qué hacen aquí?

Fernando y Paula se quedaron en silencio ante la reacción ahora de Iván. No cabía duda, los tres estaban involucrados en esto al parecer por razones del destino. A lo lejos se escucharon las sirenas de las patrullas que venían ante el ruido de los disparos.

―¡Vete de aquí Paula! ― le pidió Iván.

―No, me quedaré con los dos― habló ella.

―Paula, no seas necia― le dijo Fernando.

―Me quedaré aquí― murmuró Paula― los tres estamos en esto y así seguiremos, ¿entendido? ― miró a Fernando e Iván que asintieron con la cabeza.

―Si tú no fuiste, entonces me ayudarás a averiguarlo ― contestó Fernando hablando entre dientes―tendrás que probarlo.

―Y lo hará― dijo Paula segura.

Segundos después las patrullas llegaron y los rodearon de inmediato ―¡Tire el arma!― le pidieron a Iván que en seguida se puso de rodillas y puso el arma sobre el suelo.

―Yo no lo hice, me crees ¿verdad Paula?, ¿me crees? ― insistió Iván.

―Te creo.

La policía esposó a Iván mientras se acercaban a Fernando que seguía con el cuerpo de Natalia entre sus brazos.

―Señor Saramago, ¿se encuentra bien?― le preguntó el policía.

―Estoy bien, pero ella, ella no― habló viendo a Natalia.

El policía volteo a ver a Paula de la O quien seguía sin poder creer lo que estaba sucediendo.

―¿Usted qué hace aquí? ― preguntó.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Tenias que ser tu