Tenias que ser tu romance Capítulo 60

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Minerva de Saramago. Ese nombre siempre seguía de algún adjetivo que la alababa o le daba ese rango de superioridad que tanto necesitaba. Sin embargo, ahora estaba en boca de todos pero por las razones equivocadas, ella era la culpable de que Iván y Paula estuviesen en el hospital.

Nadie sabía qué la había llevado a hacer esos actos pero, había una persona que lo averiguaría lo más pronto posible, antes de que Minerva fuera trasladada a la cárcel y ya no tuviese acceso a ella. Ese era el agente Aitor, y sabía precisamente a qué persona buscar.

[…]

Aitor esperaba paciente afuera de uno de los almacenes del mercado cuando Hortensia se apareció un poco agitada y con una bolsa en la mano. Al verlo pasó de largo, lo ignoró y luego se metió a un local de aguas frescas que había por ahí. El agente entendió lo que pasaba y sólo le siguió.

―¿Qué va a querer? ― preguntó la tendera.

―Un agua de lima, por favor ― pidió él y la señora se alejó buscando lo que le había pedido.

―No sé si sea bueno que me vean con usted ― murmuró Hortensia que esperaba su pedido también.

―Tal vez, pero necesitamos respuestas y sé que tú las tienes. Sin embargo, ahora te noto diferente, nerviosa, ¿escondes algo?

La señora regresó y les dio a ambos los vasos con agua y ellos los tomaron de inmediato. Hortensia se dio la vuelta ignorado una vez más a Aitor y caminó unos pasos hacia una de las mesas que había cerca de las ventanas.

Aitor, tomó su agua también y se sentó en la mesa más cercana a Hortensia que encontró. Luego la volteó a ver y murmuró ―¿cómo haremos esto?, ¿nos mandaremos notas?

―Hubo una discusión fuerte ― habló Hortensia apurada y a la vez asustada― no le dije nada a la policía cuando fue a registrar la casa de los Saramago, porque el señor estaba ahí.

Aitor volteó alrededor para ver el local y luego entre dientes le dijo ― cambiante a la mesa de atrás, viendo hacia la pared blanca.

―¿Qué?

―Sólo hazlo.

Hortensia se puso de inmediato de pie y cómo pudo se sentó como le dijo el agente. Aitor se sentó en la mesa de Hortensia viendo hacia la puerta y justo en frente de ella. Luego tomó un sorbo de agua para disimular ―Habla, y cuando te diga que calles, callas.

―Sí.

―Ella le comentaba que después de todo lo que hizo por él, de todo lo que le dió y él respondió que estaba harto de la situación y que se seguía así se iba a ir de la casa, y ahí es cuando se pone lo bueno― platicó Hortensia como si le estuviese diciendo un chisme.

―¿Lo bueno? ― insistió Aitor.

―Dejaron de gritar, pero el patrón abrió la puerta del estudio y salió a la sala. La señora Minerva salió detrás de él y le dijo “dime quién es tu amante”, él se llevó las manos hacia la cabeza y negó para luego decirle “siempre es lo mismo contigo Minerva, tus celos”. Luego la señora le respondió “¡lo sé todo!, no me engañas, pero la pregunta es ¿por qué ella?”

―¿Por qué ella? ― preguntón Aitor.

―El señor se volvió loco, le gritó “¿de qué estaba hablando?”, y la señora Minerva le constó “de ella, por qué ella”. El señor volvió a repetir la frase pero la señora Minerva sacó un arma.

―¡Qué!

―Y le apuntó al pecho, y le volvió a repetir “dime por qué ella”― el señor se hincó sobre el suelo y le rogó que no hiciera nada, que le iba a confesar todo. Y en eso, empezó a hablar, a decir qué había sucedido tan pronto, que fue amor a primera vista y que no pudo resistirse, qué sabía que estaba mal pero que la amaba. Que su intención jamás fue hace daño. Entonces la señora apoyó el arma sobre la frente del señor Iñaki y le dijo: “cómo te atreviste a engañarme con Paula de la O”.

Aitor abrió los ojos sorprendido ―¿cómo?, ¿qué?

―Le dijo, “cómo te atreviste a engañarme con Paula de la O” y el señor se soltó a llorar ante sus pies, para después derrumbarse sobre el suelo y confesar “Sí, te engaño con Paula de la O, no hay nada más que decir” ― aseguró Hortensia dejando todo en una tremenda revelación.

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